El aumento alarmante del fraude en los cajeros automáticos de Bitcoin: una advertencia de la FTC En un mundo donde la tecnología avanza a pasos agigantados, también lo hacen las estafas financieras, particularmente aquellas que involucran criptomonedas. El fraude relacionado con los cajeros automáticos de Bitcoin, conocidos como BTM (Bitcoin Teller Machines), ha alcanzado niveles preocupantes. La Comisión Federal de Comercio (FTC, por sus siglas en inglés) ha emitido una advertencia contundente sobre el resurgimiento de estas estafas, que están afectando a miles de consumidores, especialmente a los más vulnerables. Desde la aparición de los cajeros automáticos de Bitcoin, estos dispositivos han prometido facilitar la compra y venta de criptomonedas. Sin embargo, la sencillez que ofrecen también ha atraído a estafadores astutos que encuentran en los BTM un medio efectivo para robar dinero de incautos.
Según un informe reciente de la FTC, las pérdidas reportadas por los consumidores por este tipo de fraudes alcanzaron la asombrosa cifra de 114 millones de dólares en 2023, lo que representa un aumento cercano al 900% en comparación con los tres años anteriores. Este año, sólo hasta junio, ya se habían reportado pérdidas de aproximadamente 66 millones de dólares, y la tendencia parece estar en aumento. Los datos de la FTC revelan que la cantidad media que los afectados han perdido asciende a 10,000 dólares, una suma significativa que ha dejado a muchas familias en serias dificultades económicas. Lamentablemente, estos fraudes tienen un impacto desproporcionado en los consumidores mayores. La FTC ha señalado que las personas de 60 años o más son más de tres veces más propensas a ser víctimas de estafas relacionadas con los cajeros de Bitcoin en comparación con los más jóvenes.
Pero, ¿cómo operan los estafadores? Las tácticas varían, pero muchas veces se basan en la manipulación psicológica y tácticas de miedo. Un ejemplo común incluye afirmaciones de que la computadora de la víctima ha sido hackeada o que sus cuentas bancarias están implicadas en actividades ilegales como el tráfico de drogas o el lavado de dinero. En estos casos, el estafador se presenta como un “ayudante”, prometiendo solucionar el problema, pero a un alto costo. La estafa se desarrolla generalmente de la siguiente manera: el delincuente contacta a la víctima ya sea por teléfono o a través de una llamada que simula ser de una agencia gubernamental, como la FTC o el IRS (Servicio de Impuestos Internos). Tras causar pánico, el estafador instruye a la víctima a retirar una suma de dinero en efectivo y dirigiéndola a un BTM cercano.
Una vez allí, el estafador envía a la víctima un código QR a través de un mensaje de texto, que debe escanear para transferir dinero directamente a la billetera digital del delincuente. Esta maniobra deja a las víctimas sin ninguna protección y, una vez completada la transacción, es casi imposible rastrear el dinero. La FTC advierte: “No crean a nadie que diga que necesitan usar un cajero automático de Bitcoin para proteger su dinero o resolver un problema. Las empresas reales y las agencias gubernamentales nunca harán eso; quien lo haga es un estafador.” Esta clara declaración sirve como un buen recordatorio de que, en la mayoría de los casos, las soluciones rápidas que involucran criptomonedas son sospechosas y deben ser evitadas.
Los cajeros automáticos de Bitcoin son accesibles, lo que los hace un arma atractiva para los estafadores. Se pueden encontrar en lugares comunes como tiendas de conveniencia, bares y estaciones de gasolina. Esto los convierte en opciones convenientes para quienes desean comprar o vender criptomonedas, pero también significa que muchos consumidores no están plenamente conscientes de los riesgos asociados con su uso. Un aspecto crucial que a menudo se pasa por alto es la falta de regulación en el espacio de las criptomonedas. A pesar de que el interés en el Bitcoin y otras criptomonedas ha crecido enormemente en los últimos años, el marco regulatorio que rodea a estos activos digitales sigue siendo débil en muchos países.
Esto permite que los estafadores operen con relativa impunidad, a menudo eludiendo las leyes que podrían proteger a los consumidores. Como resultado, es fundamental que el público esté informado y sea cauteloso al usar cualquier servicio relacionado con criptomonedas. Adicionalmente, la FTC ha instado a todos los consumidores a educarse sobre las criptomonedas y sus problemas inherentes. A medida que las estafas se diversifican y se vuelven más sofisticadas, es imperativo que las personas entiendan cómo funcionan estos sistemas y cómo pueden protegerse. Una estrategia efectiva sería compartir información y experiencias con amigos y familiares para crear una red de alerta y prevención.
Por otro lado, a nivel gubernamental, se requiere una acción decisiva para cerrar las brechas en las regulaciones actuales. Esto puede incluir la implementación de estándares más altos para los operadores de BTM y la obligación de proporcionar información clara y precisa a los usuarios sobre los riesgos inherentes a las transacciones. También se podrían establecer campañas de concientización que eduquen a los consumidores sobre las señales de advertencia de las estafas en línea y en persona. La historia reciente ya ha visto un número creciente de arrestos relacionados con el fraude de criptomonedas, pero aún queda mucho trabajo por hacer. La colaboración entre gobiernos, fuerzas del orden y el sector privado será crucial para desmantelar estas operaciones fraudulentas.