Hezbollah culpa a Israel por la ola de pagers explosivos: Al menos 9 muertos y miles de heridos En un giro dramático de los acontecimientos en el Medio Oriente, Hezbollah, el grupo militante chií con sede en Líbano, ha responsabilizado a Israel por una serie de explosiones de pagers que han dejado un saldo devastador de al menos 9 muertos y miles de heridos en varias localidades. Los informes indican que los dispositivos explotaron en tiempos y lugares diversos, generando pánico y caos entre la población civil. Las explosiones comenzaron en la madrugada del lunes, cuando varios pagers comenzaron a emitir alarmas inusuales. Testigos presenciales describieron cómo, tras el sonido de las alarmas, los dispositivos estallaron en un despliegue de metralla y fuego. Las autoridades locales informaron que los estallidos no solo causaron muertes, sino que también provocaron una oleada de lesiones por esquirlas, quemaduras e incluso problemas auditivos entre quienes se encontraban cerca.
Hezbollah, en un comunicado emitido a través de su canal de televisión Al-Manar, acusó a Israel de ser el responsable de estos ataques, afirmando que los pagers habían sido manipulados de alguna manera para causar este daño. La organización calificó estos actos como parte de una “guerra psicológica” diseñada para desestabilizar el país y crear terror entre la población. Además, el grupo prometió buscar venganza por las muertes y sufrimiento causados. El gobierno libanés, por su parte, ha convocado a una reunión de emergencia en respuesta a la crisis creciente. Los funcionarios de seguridad están llevando a cabo investigaciones para determinar la naturaleza exacta de los dispositivos explosivos y cómo fueron colocados en los pagers.
Mientras tanto, el pánico se ha apoderado de la población, que teme ser blanco de futuros eventos similares. Los expertos en explosivos han señalado que este nuevo tipo de ataque parece ser una táctica poco convencional. El uso de dispositivos comunes como pagers puede ser interpretado como una forma de terror económico y psicológico, pues sus propietarios suelen ser ciudadanos comunes que usan estos aparatos en su vida diaria. Esto ha generado un llamado a la comunidad internacional para que se pronuncie y condene estos actos de violencia. Fuentes locales han indicado que el distrito de Al-Nabaa, en Beirut, fue uno de los lugares más afectados por las explosiones.
Los residentes, que tradicionalmente se sienten seguros en su entorno, se han visto obligados a reorganizar sus vidas tras este suceso. "Nunca imaginé que algo así podría suceder aquí. Ahora, cada vez que mi pager suena, me entra un deseo de correr", comentó un comerciante local que se encontraba entre los heridos en una de las explosiones. Las consecuencias del ataque también se han sentido en otros aspectos de la vida pública. El pánico ha llevado a muchos a evitar el uso de pagers, lo que ha alterado la comunicación en varias áreas.
Las escuelas y negocios han suspendido actividades en previsión de posibles nuevas explosiones, lo que ha exacerbado la situación económica y social del país. La comunidad internacional, a través de diversas organizaciones, ha expresado su preocupación por la escalada de tensiones en la región. La ONU ha hecho un llamado a ambas partes para que se abstengan de acciones que puedan resultar en más violencia y ha ofrecido su ayuda para investigar los incidentes. Sin embargo, la realidad en el terreno es compleja, y las narrativas han comenzado a polarizarse. Activistas de derechos humanos han denunciado el uso del miedo como herramienta política.
"Convertir a la gente en prisionera de su propio miedo no es solo un acto de violencia, sino un crimen contra la humanidad", afirmó una portavoz de una ONG que trabaja en la región. Además, han instado a la comunidad internacional a actuar antes de que la situación empeore. La historia detrás de estos actos violentos se remonta a décadas de conflicto entre Israel y sus vecinos árabes, un tema que sigue generando tiranteces en la región. En el contexto de la frecuente inestabilidad, cualquier acto de violencia puede ser interpretado como parte de un conflicto más amplio, lo que complica las dinámicas entre las potencias regionales. Los residentes de Beirut, en su mayoría, están agotados por el ciclo interminable de violencia.
Quieren y anhelan una paz duradera, aunque el camino hacia ella parece lleno de obstáculos. "Lo que queremos es vivir nuestra vida sin miedo", dijo una madre de tres hijos mientras observaba el agujero dejado por una explosión en el suelo frente a su casa. Mientras tanto, Hezbollah ha declarado que continuará su lucha y que no cederán ante las amenazas externas. Su discurso ha estado marcado por un tono de determinación y resiliencia, prometiendo a sus seguidores que la justicia se hará. Sin embargo, la pregunta persiste: ¿a qué costo? Con el telón de fondo de estas tensiones crecientes, la situación en Líbano se encuentra en un punto crítico.
Los líderes políticos deben actuar rápidamente para calmar los ánimos y garantizar la seguridad de sus ciudadanos. La comunidad internacional también debe desempeñar un papel activo para mediar en el conflicto y abordar las raíces del problema, antes de que las llamas de la violencia se extiendan aún más. Las explosiones de los pagers son un recordatorio sombrío de los peligros que enfrenta la región, donde la convivencia pacífica a menudo parece inalcanzable. En estos momentos de incertidumbre, el foco debe estar en la reconstrucción de la confianza entre las comunidades y la búsqueda de una paz duradera, para que no haya más víctimas de la violencia y el miedo.