La relación entre Donald Trump y Mark Cuban ha sido un fascinante vaivén de admiración, rivalidad, apoyo y crítica a lo largo de los años. Lo que comenzó como una rivalidad entre dos magnates con programas de televisión similares se ha transformado en una compleja interrelación marcada por el intercambio de elogios y ataques en los medios. Desde su primer encuentro hasta las controversias políticas, esta es la historia de su complicado vínculo. Todo comenzó en 2004 con el lanzamiento de dos programas de televisión: "The Apprentice" de Trump y "The Benefactor" de Cuban. Ambas series competían por la atención del público, y esta competencia no pasó desapercibida para Cuban.
Desde el principio, mostró su desdén por Trump, incluso en un blog donde dejó claro que empezaba a sentirse ofendido por las comparaciones entre ambos. Cuban enfatizó que su show no tendría nada que ver con el de Trump, ya que ambos eran diametralmente diferentes en sus enfoques de la vida y del éxito. Cuban recordó su primer encuentro con Trump en una fiesta del Super Bowl en 1999, donde quedó impresionado, aunque no de manera positiva, con la ostentación del empresario. Posteriormente, Cuban se comprometió a nunca ser tan consciente de su éxito como lo parecía ser Trump. Este tipo de comentarios caracterizó la evolución de su relación: cuando uno se elogiaba, el otro no dudaba en responder con una crítica o un desdén.
A pesar de esta rivalidad, en 2009 Cuban y Trump encontraron puntos en común cuando se unieron para promocionar un evento de artes marciales mixtas. Cuban elogió a Trump por su talento en marketing y promoción, marcando, al menos por un momento, un giro en su relación. Sin embargo, este evento sería finalmente cancelado, una señal tal vez de que su alianza en el mundo empresarial estaba destinada a ser efímera. La relación entre ambos se complicó en 2012 cuando Cuban criticó abiertamente las teorías de conspiración de Trump sobre el presidente Barack Obama. En un momento, Cuban llamó a la oferta de Trump de donar dinero a la caridad a cambio de la liberación de los registros de Obama “una de las cosas más tontas que alguien podría hacer”.
Las tensiones aumentaban y, a medida que la carrera presidencial de Trump se acercaba, el apoyo de Cuban oscilaba entre la admiración y la oposición. En 2015, Cuban parecía haber cambiado de opinión y expresó su apoyo inicial a la candidatura de Trump. Halagó su estilo directo y su ruptura de lo que él describió como una política tradicional, alabando su autenticidad a pesar de sus controversias. Cuban ofreció un análisis intrigante de Trump, considerándolo como un agente de cambio que desafiaba las normas clásicas de la política. Sin embargo, este apoyo duró poco.
Conforme avanzaba la campaña presidencial, Cuban se transformó en un crítico feroz de Trump, sobre todo después de que decidiera respaldar a Hillary Clinton en las elecciones de 2016. En un mitin de Clinton, Cuban describió a Trump con términos despectivos, llamándolo “jagoff”, una expresión popular de Pittsburgh que implica una persona egocéntrica y molesta. La respuesta de Trump fue rápida y cortante: tuiteó que Cuban era “Mark Cuban de la fallida fama de 'The Benefactor'”, refiriéndose a su programa de televisión que había fracasado tras solo seis episodios. En los años siguientes, la relación continuó siendo tumultuosa. En 2017, Trump sugirió que Cuban no tenía la inteligencia necesaria para postularse a la presidencia.
Cuban respondió con ironía, sugiriendo que era mejor que Trump siguiera tuiteando en lugar de intentar gobernar. A pesar de sus desacuerdos, Cuban admitió que existían rasgos personalidades en Trump que lo hacían carismático y divertido; no obstante, dejó clara su postura: eso no era suficiente para calificarlo como un buen presidente. Las elecciones de 2020 presentaron otro capítulo en esta saga. Cuban consideró seriamente postularse, pero finalmente decidió no hacerlo. Durante ese tiempo, continuó criticando las políticas de Trump, incluyendo comentarios despectivos sobre su postura en relación con la pandemia de COVID-19 y su enfoque hacia la economía.
En un correo electrónico, Cuban reafirmó que no tenía problemas personales con Trump, calificándolo como alguien que posee una combinación de virtudes y defectos, pero que su desempeño como presidente estaba lejos de ser satisfactorio. El desenlace de esta relación llegó en 2024, cuando Trump ganó las elecciones. A pesar de las diferencias que habían marcado su relación a lo largo de los años, Cuban sorprendió a muchos al felicitar a Trump a través de las redes sociales, escribiendo: “Ganaste de manera justa y square”. Este saludo final dejó claro que, a pesar de los desacuerdos, Cuban reconocía la victoria de su antiguo rival. La historia de Trump y Cuban es un reflejo del panorama político y social contemporáneo, donde las líneas entre la admiración y la crítica a menudo se desdibujan.