En el vasto mundo de las colecciones y los objetos de valor, existe un factor intangible pero sumamente poderoso que puede transformar la apreciación de cualquier pieza: su procedencia. Este concepto, que ha sido una piedra angular para identificar y valorar antigüedades, está cruzando las barreras del mundo físico para encontrar un espacio destacado en el entorno digital, particularmente en el universo de los NFTs o tokens no fungibles. Sorprendentemente, los paralelismos entre un programa icónico de televisión como Antiques Roadshow y el comportamiento actual de los coleccionistas de NFTs revelan cómo la historia detrás de un objeto sigue siendo un determinante clave para su valor, sin importar si se trata de un mueble centenario o un activo digital único. Antiques Roadshow es un formato televisivo que ha cultivado durante décadas el interés popular en los objetos antiguos al revelar historias fascinantes y, en muchas ocasiones, inesperadas valoraciones de piezas presentadas por el público. Un elemento esencial que incrementa el valor de estos objetos es su procedencia, es decir, la narración y verificación de su origen, dueños anteriores y contexto histórico.
Cuando un artículo puede ser vinculado a figuras reconocidas o momentos significativos, su precio de mercado y su atractivo coleccionista se disparan. Un ejemplo clásico es un bate de béisbol que perteneció a Babe Ruth; más allá del objeto en sí, es la conexión con una leyenda que genera un prestigio irreemplazable. En el ámbito digital, especialmente con el auge exponencial de los NFTs, una situación similar está emergiendo. Los NFTs representan activos digitales únicos que se registran en una blockchain, que puede ser una obra de arte, una carta de juego, un video o cualquier elemento digital que posea singularidad y certificación de propiedad. El estudio más reciente realizado por el Tippie College of Business de la Universidad de Iowa ha puesto sobre la mesa cómo la propiedad previa de un NFT influye notablemente en su valor actual.
La investigación se centró en el juego basado en blockchain llamados Gods Unchained, donde los jugadores coleccionan y comercian cartas digitales que representan seres y poderes fantásticos, operando a través de la criptomoneda Ethereum. Según el análisis liderado por la profesora de marketing Soogand Alavi, las cartas que anteriormente han sido propiedad de jugadores famosos o destacados en la comunidad digital tienden a alcanzar precios más altos cuando se rebasan en ventas secundarias. Este fenómeno se asemeja mucho a la valorización que reciben los objetos en Antiques Roadshow debido a su historial de propiedad prestigiosa. Aunque las cartas digitales no aumentan su rendimiento en el juego por haber pertenecido a una figura reconocida, la percepción de valor se incrementa sustancialmente por el prestigio que conlleva el hecho de “haber pertenecido a alguien famoso”. Es, en esencia, una transferencia intangible de estatus y reconocimiento, muy similar a la experiencia tradicional con antigüedades físicas.
El estudio de Alavi pone en evidencia cómo en los mercados digitales las plataformas y creadores de contenido también pueden beneficiarse del efecto procedencia. En marketplaces reconocidos como Opensea, las ventas de NFTs generan comisiones que impulsan los ingresos de estas plataformas, además de algunas regalías para los creadores originales cada vez que sus obras son revendidas. Sin embargo, en el caso particular del juego Gods Unchained durante la investigación, esta última condición no se aplicaba, lo que sugiere que la motivación detrás de la compra se inclina fuertemente hacia el prestigio y la historia, no hacia beneficios funcionales directos en el juego. ¿Por qué importa la procedencia más allá de la utilidad o funcionalidad? La respuesta apunta hacia el profundo deseo humano de identidad, diferencia y estatus social. Poseer un objeto que alguna vez estuvo en manos de alguien reconocido no sólo simboliza una inversión, sino también una forma de conectar con una narrativa superior y así validar ante una comunidad.
En el caso de las antigüedades, los expertos utilizan certificados, documentos y referencias históricas para confirmar la autenticidad y procedencia. En el contexto de los NFTs y la cadena de bloques, esta validación viene integrada en los registros públicos de propiedad, lo que garantiza que las historias no puedan ser falsificadas o alteradas. Estos paralelismos ilustran también cómo las tendencias en la valoración de objetos y activos están evolucionando con la tecnología, pero sin perder los fundamentos psicológicos que han acompañado al ser humano a lo largo de la historia. El valor no reside únicamente en la utilidad o la belleza intrínseca, sino en la historia que se posee y en el significado que esta adquiere para los coleccionistas, jugadores o inversionistas. Esta dinámica fomenta una nueva forma de coleccionismo que trasciende fronteras físicas y traduce tradiciones antiguas a la modernidad digital.
Además, el estudio subraya cómo el mercado de NFTs está madurando y adoptando características típicas de los mercados tradicionales de arte y antigüedades, donde la autenticidad y la procedencia son vitales para establecer valor, protección contra fraudes y confianza entre los compradores y vendedores. Esta confianza es esencial para convertir a los NFTs en activos valiosos y duraderos en el tiempo, más allá de las modas pasajeras. En definitiva, la conexión entre los NFTs y el concepto que ha definido el éxito del programa Antiques Roadshow radica en la relevancia que tiene conocer y atestiguar quiénes fueron los propietarios anteriores. Ya sea un jarrón antiguo o una carta digital, el nombre y la historia que acompañan al objeto pueden transformar completamente su percepción en la sociedad, destacando factores que van más allá de lo tangible y entrando en el terreno simbólico del prestigio y la identidad. Este acercamiento a la valoración basada en la procedencia también abre nuevas preguntas para futuras investigaciones y para quienes participan en estos mercados.
¿Cómo seguirá evolucionando el concepto de autenticidad en un mundo cada vez más digitalizado? ¿Qué papel jugarán las plataformas y las tecnologías blockchain en la conservación de estas historias? ¿Podrán los NFTs algún día tener una historia tan rica y apreciada como las antigüedades clásicas? Lo que es claro es que, tanto para los coleccionistas convencionales como para los entusiastas de las nuevas tecnologías, la historia detrás de cada objeto sigue siendo un factor crucial para su valor. Esta constante demuestra que, aunque las formas de coleccionar y comerciar cambian con el tiempo, las raíces del comportamiento humano con respecto a la posesión y la valorización de objetos permanecen sorprendentemente intactas. En el encuentro entre antigüedades y NFTs, encontramos un reflejo fascinante de esta continuidad cultural y económica, que seguirá moldeando cómo entendemos y apreciamos el valor en el presente y en el futuro cercano.