El mercado bursátil de Estados Unidos vivió ayer un retroceso que detuvo una racha alcista histórica que parecía imparable. Los principales índices como el S&P 500 y el Nasdaq vieron cómo sus ganancias se enfriaban ante el resurgimiento de temores relacionados con una posible escalada de la guerra comercial, en un contexto donde la atención de los inversores se centra además en la esperada reunión de política monetaria de la Reserva Federal que comienza esta semana. Durante las últimas semanas, especialmente en abril, los mercados habían mostrado un optimismo notable, impulsados por señales iniciales que indicaron que Estados Unidos y China podrían retomar negociaciones para suavizar las tensiones arancelarias que han afectado el comercio internacional y la economía global. Esta esperanza, junto con buenos datos económicos, generó un ambiente conciliador en Wall Street, llevando al S&P 500 a registrar su racha de ganancias consecutivas más larga en dos décadas. Sin embargo, el ambiente cambió abruptamente cuando el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció nuevos planes para imponer un arancel del 100% sobre películas producidas fuera del país.
Esta medida inesperada generó una fuerte inquietud en el sector mediático y también en los mercados, ya que añade una nueva capa de incertidumbre en un momento donde la estabilidad comercial parecía mejorar. Compañías de alto perfil como Netflix, Disney, Warner Bros. y Paramount Global vieron caer sus acciones tras el anuncio debido a la preocupación por el impacto económico y operativo que tendría la aplicación de estos gravámenes. Este recrudecimiento de las tensiones comerciales llevó a que el S&P 500 cayera alrededor de un 0.6%, poniendo fin a una serie notable de nueve días consecutivos de ganancias.
El Dow Jones Industrial Average también retrocedió, cerrando con una baja moderada, mientras que el Nasdaq fue el índice más afectado, con una caída cercana al 0.8%. Estos movimientos reflejan la sensibilidad del mercado a cualquier noticia que pueda alterar el delicado equilibrio en las relaciones comerciales internacionales. Además de los aranceles anunciados en la industria del entretenimiento, los nuevos temores también alcanzaron al sector automotriz, especialmente tras el reporte trimestral de Ford. La empresa superó las expectativas iniciales de ganancias en el primer trimestre, pero sorprendió a los analistas y a los accionistas al retirar su guía para el resto del año, citando impactos significativos derivados de la presión arancelaria y la incertidumbre comercial.
Este tipo de revisiones indicativas recalcan cómo las tensiones geopolíticas pueden alterar previsiones corporativas que antes se consideraban estables. La reacción negativa en las bolsas coincidió con la decisión de la Reserva Federal de mantener sin cambios las tasas de interés actuales, en una reunión que comenzó coincidiendo con la semana. Si bien el banco central optó por la cautela, la presión pública del presidente Trump, que ha exhortado frecuentemente a la Fed a bajar costos de financiamiento para estimular la economía, añade un factor adicional en la percepción del mercado hacia la efectiva independencia y dirección futura de la entidad. En el plano monetario, el dólar estadounidense también perdió terreno en los mercados de divisas, reflejando el nerviosismo que existe alrededor de las consecuencias potenciales de las disputas comerciales y las políticas macroeconómicas. El debilitamiento del dólar puede tener efectos mixtos, beneficiando a algunos sectores exportadores estadounidenses pero también encareciendo importaciones, lo cual podría contribuir a presiones inflacionarias adicionales.
Otro aspecto relevante es el movimiento registrado en acciones de compañías emblemáticas que tuvieron protagonismo recientemente. Berkshire Hathaway, el conglomerado encabezado por Warren Buffett, experimentó una caída importante después de que se anunciara que Buffett entregará la gestión ejecutiva a Greg Abel en 2026. Esta transición no pasó desapercibida para los inversores, que reaccionaron con cautela pese a que Buffett continuará como presidente. La noticia acentuó la volatilidad en acciones del sector financiero y conglomerados similares. Por otro lado, Skechers protagonizó una de las historias más destacadas al confirmarse su adquisición por 3G Capital, pagando una prima del 30% sobre el precio de mercado.
El acuerdo para que Skechers se convierta en una empresa privada tras 26 años en bolsa supone un movimiento estratégico en un contexto donde la amenaza arancelaria también afecta a fabricantes de calzado y artículos de consumo vinculados a cadenas globales de suministro. Si bien el panorama actual indica una pausa en el rally bursátil, muchos analistas coinciden en que el mercado continúa atento a dos grandes ejes en el corto y mediano plazo: el desarrollo de las negociaciones comerciales entre Estados Unidos y China, y las decisiones de política monetaria que tome la Reserva Federal. La reunión de la Fed que se extiende hasta el miércoles será crucial para determinar hacia dónde se dirigirá el mercado, especialmente en relación con las tasas de interés y las perspectivas económicas ante la incertidumbre global. Por último, las materias primas también han reflejado la tensión global, con el precio del petróleo ajustándose a la baja ante el aumento esperado en la producción por parte de la OPEP+, lo cual, combinado con la disminución de la demanda proyectada por la incertidumbre comercial, ha llevado los precios a niveles no vistos en varios años. Este escenario de oferta abundante y demanda contenida podría impactar a economías dependientes de los hidrocarburos y a sectores industriales relacionados.
En conclusión, el mercado bursátil estadounidense se encuentra en una fase de cautela y ajuste después de una notable racha de optimismo impulsada por señales de distensión comercial. El resurgimiento de temores a la imposición de nuevos aranceles, especialmente en sectores como entretenimiento y automotriz, junto con la expectativa por la reunión de la Reserva Federal, están marcando un episodio de volatilidad y prudencia entre los inversores. La capacidad de reaccionar a estas variables y la evolución de las negociaciones internacionales determinarán en gran medida la dirección del mercado en los próximos meses.