El 11 de septiembre de 2024, la Delegación de la Unión Europea (UE) al Consejo de Europa emitió un llamado urgente a las autoridades de Azerbaiyán, instándolas a poner fin a las detenciones arbitrarias de periodistas, activistas y defensores de los derechos humanos. Este pronunciamiento fue realizado tras una reunión del Consejo de Ministros en Estrasburgo, donde se discutieron importantes cuestiones relacionadas con la cooperación y el respeto por los derechos fundamentales en el país del Cáucaso. La declaración de la UE fue en respuesta a un preocupante aumento en las detenciones de figuras críticas en Azerbaiyán, que ha sido objeto de crítica constante por organizaciones internacionales de derechos humanos. Desde el año pasado, periodistas independientes y activistas han enfrentado una creciente represión, lo que ha llevado a una atmósfera de temor y autocensura entre aquellos que se atreven a desafiar al gobierno. El hecho de que estos arrestos se den en un contexto de ausencia de un marco legal adecuado y transparente ha generado aún más alarma entre la comunidad internacional.
La declaración subrayó la importancia de garantizar que todos los detenidos en Azerbaiyán tengan acceso a condiciones dignas y seguras. Esto incluye el derecho a la atención médica adecuada y la asistencia legal independiente, en un país donde las alegaciones de tortura y tratos inhumanos son rutinarias. La falta de cooperación del gobierno azerbaiyano con el Comité Europeo para la Prevención de la Tortura ha intensificado los llamados de la UE para establecer un diálogo constructivo que permita abordar estos problemas críticos. A medida que las prisiones de Azerbaiyán se llenan de voces disidentes, la situación en el país ha captado la atención de líderes internacionales y defensores de los derechos humanos. Las críticas hacia el gobierno del presidente Ilham Aliyev no son nuevas; sin embargo, el actual clima represivo ha llevado a muchos observadores a cuestionar el compromiso real de Azerbaiyán con las convenciones internacionales suscritas en materia de derechos humanos.
El hecho de que Azerbaiyán sea un miembro de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) y del Consejo de Europa implica que tiene la responsabilidad de cumplir con sus obligaciones en lo que respecta al respeto de los derechos fundamentales. Sin embargo, la realidad es que la represión de la libertad de expresión y la disidencia se ha intensificado, en particular contra aquellos que intentan informar al público sobre corrupción y abusos de poder. La UE ha resaltado su disposición para continuar el diálogo con Azerbaiyán sobre temas de cooperación clave, incluyendo derechos humanos y el estado de derecho. No obstante, este diálogo debe estar acompañado por acciones concretas por parte del gobierno azerbaiyano para demostrar su compromiso de respetar y proteger los derechos fundamentales de todos sus ciudadanos. La comunidad internacional observa con atención las acciones que tomará Baku tras este llamado de la UE.
Uno de los casos más destacados es el de Fazil Gasimov, un activista que ha estado en huelga de hambre durante más de 130 días. Su situación ha llamado la atención sobre las condiciones críticas en las que se encuentran muchos de los detenidos en las prisiones de Azerbaiyán. Gasimov ha desarrollado problemas de salud graves, incluyendo dolores de corazón, y su estado se ha convertido en una expresión trágica de la falta de atención médica adecuada en las prisiones. La falta de atención de las autoridades sobre su situación plantea serias preguntas sobre el respeto a la vida y la dignidad humana de los prisioneros en el país. El silencio internacional sobre la represión en Azerbaiyán ha sido, en ocasiones, ensordecedor.
Sin embargo, la UE ha comenzado a tomar una posición más firme, destacando las violaciones de derechos humanos en sus comunicaciones oficiales. La declaración del 11 de septiembre es un paso hacia una mayor solidaridad con los periodistas y activistas que enfrentan el riesgo de represalias por ejercer su derecho a la libertad de expresión. Además, la persecución de académicos como Iqbal Abilov, un investigador azerbaiyano, subraya cómo la represión se extiende más allá de la esfera política y mediática, afectando la libertad académica. Abilov fue arrestado bajo cargos de traición y de incitar al odio étnico, lo que ha provocado una ola de indignación entre sus colegas y defensores de la libertad académica. Este tipo de casos genera un ambiente en el que los investigadores temen por su seguridad y por su capacidad para realizar su trabajo sin temor a represalias.
La UE ha indicado que está al tanto de la situación y mantiene un enfoque proactivo para abordar los temas del estado de derecho y los derechos humanos en Azerbaiyán. El compromiso de la UE de empujar a las autoridades azerbaiyanas a cumplir con sus obligaciones internacionales es fundamental para generar un cambio significativo en el ámbito de los derechos humanos. Sin embargo, este compromiso debe ir acompañado de acciones concretas que demuestren que el respeto a los derechos humanos es una prioridad en sus relaciones con Azerbaiyán. Las continuas violaciones de derechos humanos en Azerbaiyán representan un desafío no sólo para el gobierno azerbaiyano sino también para la comunidad internacional. La respuesta ante estas violaciones necesita ser unificada y contundente, algo que la UE parece estar comenzando a reconocer.