En los últimos meses, las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China han escalado significativamente debido a las políticas arancelarias promovidas por la administración del expresidente Donald Trump. Estas medidas han provocado alteraciones severas en la cadena de suministro global, causando un impacto directo en la logística, el transporte de mercancías y el mercado minorista estadounidense. Expertos y firmas de gestión de activos han advertido sobre consecuencias económicas graves que podrían manifestarse a corto plazo, entre ellas, estantes vacíos en las tiendas y una recesión inminente en la economía de Estados Unidos para el verano de 2025. Apollo Global Management, una destacada firma de gestión de activos, ha publicado un informe reciente donde pronostica una detención prácticamente total de la demanda en el sector de transporte terrestre para finales de mayo. Este fenómeno estaría relacionado directamente con la implementación de nuevos aranceles conocidos como "liberation day tariffs", anunciados por Trump a principios de abril de 2025.
La firma estima que, dado el tiempo habitual que tardan los contenedores en arribar desde China a los puertos estadounidenses, aproximadamente de 20 a 40 días, el efecto completo de la reducción en el volumen de envíos se evidenciará a mediados de mayo. El transporte terrestre, que incluye servicios de camión y ferrocarril para distribuir la mercancía desde los puertos hacia los centros urbanos, tiene un lapso de tránsito adicional estimado entre uno y diez días. Con la caída en la llegada de contenedores, el volumen de carga que movilizan las empresas de transporte por carretera y ferrocarril se verá gravemente afectado, lo que significa una reducción drástica en la demanda de estos servicios. Según Apollo, esta situación se traducirá en estantes vacíos en los comercios, ya que las empresas ajustarán su inventario ante una baja considerable en las ventas y no podrán reabastecerse con normalidad. Además, se anticipan despidos en el sector del transporte y el comercio minorista para principios de junio, debido a la menor actividad comercial y a la presión económica generada por las nuevas barreras arancelarias.
Torsten Slok, economista jefe de Apollo, advierte que la combinación de estas variables podría desencadenar una recesión en Estados Unidos durante la temporada estival de 2025. Cabe destacar que la repercusión no solo se limita al transporte o al comercio, sino que también afecta a inversores, compañías navieras y a la economía en general. La incertidumbre en el comercio entre Estados Unidos y China ha provocado una caída notable en el volumen de envíos desde Asia. La empresa global de logística Flexport reporta una tasa de cancelación cercana al 50% en las solicitudes de envío de mercancías desde China hacia Norteamérica. Esta cifra representa un descenso comparable al observado en la etapa más crítica de la pandemia de coronavirus, cuando las cadenas de suministro mundiales experimentaron interrupciones sin precedentes.
La inestabilidad también se refleja en los puertos estadounidenses más importantes, como Los Ángeles y Long Beach, que manejan la mayoría de las importaciones desde Asia. Antes de la aplicación de los nuevos aranceles, se observó un aumento temporal en la actividad portuaria, ya que las empresas intentaron anticiparse a las restricciones aplicando sobrecargas de inventario. Sin embargo, desde la implementación de los aranceles, la actividad en los puertos ha experimentado una desaceleración significativa, una normalización inherente pero también una señal de una demanda que comienza a estancarse. Los operadores navieros han respondido rápidamente a este cambio en la dinámica comercial. Han reducido la capacidad disponible para la ruta del Pacífico entre Asia y Norteamérica a un ritmo que supera incluso la reducción observada durante la pandemia del COVID-19.
Esta reducción en la capacidad se efectúa mediante el envío de embarcaciones más pequeñas, la cancelación o el omisión de paradas en puertos, así como la suspensión completa de algunas rutas marítimas. La intención es ajustar la oferta al descenso de la demanda y mitigar pérdidas financieras. El tiempo promedio de navegación desde Hong Kong hasta varios puertos estadounidenses varía desde dos a tres semanas para Los Ángeles, hasta alrededor de 40 días para Nueva York. Estos plazos permiten prever que cualquier cambio en las políticas arancelarias se reflejará en los flujos comerciales con un retraso acorde, lo que precisamente está ocurriendo con la detención de pedidos y el aumento de cancelaciones. Las grandes cadenas minoristas, como Walmart, Target y Amazon, que dependen significativamente de productos fabricados en China, ya están manifestando signos de vulnerabilidad.
Aunque Walmart ha experimentado un notable incremento en sus acciones este año, Target y Amazon han registrado caídas en su valoración bursátil típicas de la reticencia del consumidor y del impacto logístico que generan las tarifas. Esta volatilidad en el segmento minorista apunta a que la recuperación en este sector será lenta y complicada. Asimismo, empresas del sector de transporte terrestre y de logística, como Old Dominion Freight Line, ArcBest, J.B. Hunt y Schneider, han reportado caídas sustanciales en sus ingresos y acciones, reflejando la ralentización general en la demanda de servicios para mover mercancías por el interior de Estados Unidos.
Los ejecutivos de Old Dominion han dejado claro que recuperar los niveles previos a esta crisis no será inmediato, indicando que la repercusión en el sector podría prolongarse varios meses. Por otro lado, la consultora Drewry ha informado que el volumen global de contenedores en los puertos podría experimentar una caída del 1% en 2025 a causa de las políticas arancelarias estadounidenses. Esta reducción en el volumen representa solo la tercera vez desde 1979 que se observa un descenso en el transporte de contenedores a nivel mundial, sumándose a otros episodios históricos como la crisis financiera global de 2009 y el inicio de la pandemia en 2020. Si las tarifas arancelarias actuales permanecieran establecidas en aproximadamente dos tercios, Drewry proyecta que las importaciones estadounidenses provenientes de China podrían caer hasta un 40%. Esta reducción afectaría especialmente a productos discretos y artículos de alto valor, en vez de las commodities alimenticias, ampliando la brecha en la oferta y los inventarios disponibles para consumidores y minoristas.
Aunque los aranceles buscaban fomentar una mayor producción y consumo "Made in America", la realidad apunta a un escenario donde la economía estadounidense podría enfrentar tensiones significativas por la interrupción en la cadena de suministro global. La disminución en la importación de productos asiáticos incrementará los costos para las empresas y encarecerá los precios para los consumidores, impactando la confianza del consumidor y su propensión al gasto. En cuanto al panorama general, la volatilidad de los mercados bursátiles refleja esta incertidumbre. El sector de transporte y envíos en conjunto ha declinado un 17% en 2025, ubicándose entre las industrias peor clasificadas del mercado. Este comportamiento sugiere que los inversores esperan un impacto prolongado sobre estas compañías, consecuencia directa de la reducción en la actividad comercial y la restructuración forzada por las nuevas políticas.