En un mundo donde la política y la tecnología se entrelazan cada vez más, la inversión masiva de la industria de las criptomonedas en las elecciones de 2024 ha generado tanto entusiasmo como escepticismo. Con un desembolso de aproximadamente 119 millones de dólares en campañas políticas en todo Estados Unidos, los líderes del sector criptográfico están apostando fuerte para hacer de la criptomoneda un tema central en el debate electoral. Sin embargo, el camino es complicado, y los resultados de esta inversión aún están por verse. En una escena reciente en Filadelfia, el bullicio de un club nocturno se mezcla con las convicciones apasionadas de los entusiastas de las criptomonedas. Jonathan Martin, un exjugador de la NFL y actual estudiante de MBA, se alza en medio de la multitud, proclamando: “Soy un votante de un solo tema, y es Bitcoin”.
A su alrededor, cientos de aficionados de las criptomonedas celebran en un evento organizado para resaltar la importancia de la criptomoneda en el panorama político actual. A pesar de esta ferviente pasión, la realidad es que la criptomoneda todavía no ha encontrado su lugar entre las principales preocupaciones de los votantes. Encuestas recientes de Pew y Gallup no incluyeron la criptomoneda entre los temas más importantes para los estadounidenses. Más preocupante aún para los defensores de la criptomoneda, un estudio de la Reserva Federal en 2023 reveló que solo el 7% de los estadounidenses poseían o utilizaban criptomonedas. Además, un 69% de los encuestados en estados clave mostraron una opinión negativa sobre el sector, posiblemente debido al impacto negativo de escándalos recientes como el de FTX y su fundador, Sam Bankman-Fried.
A pesar de esto, los magnates de las criptomonedas están convencidos de que su generosidad puede cambiar la narrativa. Con un presupuesto que supera el de muchas otras industrias, las criptomonedas han inundado el mercado político. El intercambio de criptomonedas Coinbase ha liderado el cargo, invirtiendo 50 millones de dólares en un super PAC llamado Fairshake, que ha emergido como uno de los grupos de acción política más poderosos en el país. Fairshake ha apoyado a varios candidatos, siendo exitoso en más de 30 de las 42 contiendas, lo que muestra un enfoque calculado para ganar influencia en Washington. Los candidatos a la presidencia también han respondido a este cambio.
Donald Trump ha prometido hacer de América la “capital mundial de las criptomonedas”, mientras que Kamala Harris ha expresado su intención de fomentar tecnologías innovadoras. Sin embargo, el verdadero efecto de esta inversión en las elecciones sigue siendo incierto, especialmente dado que la agenda legislativa, centrada en la regulación de las criptomonedas, aún enfrenta grandes obstáculos. A pesar de la aprobación del proyecto de ley FIT21 en la Cámara de Representantes, su futuro en el Senado es incierto, y se anticipa que las luchas políticas podrían retrasar cualquier avance significativo en el corto plazo. Desde la perspectiva de la industria, esta inversión política es vista como un movimiento estratégico para establecer relaciones en la capital del país, especialmente en un momento crítico en el que muchas de las energías y empresas de criptomonedas están trasladando sus operaciones al extranjero debido a la falta de claridad regulatoria en los Estados Unidos. Sin embargo, los críticos observan con escepticismo, argumentando que este enfoque masivo podría ser una repetición de tácticas problemáticas de la política, donde el dinero parece superar a la intención genuina de reforma.
El escándalo de Bankman-Fried ha dejado una marca indeleble en el sector, ya que su arresto y las acusaciones de violación de leyes de financiamiento político han resaltado los riesgos asociados a la influencia de las criptomonedas en la política. Sin embargo, algunos líderes de la industria interpretan el colapso de FTX como una oportunidad para buscar claridad en la regulación, a pesar de los esfuerzos de figuras como Elizabeth Warren, que se ha posicionado como crítica del sector. Mientras tanto, las tensiones se intensifican dentro del propio partido político. Las inversiones de Fairshake han generado una especie de “guerra civil” entre los partidarios de la criptomoneda, y su elección de candidatos, tanto demócratas como republicanos, ha llevado a discordias dentro de ambas partes. Algunos miembros del sector creen que apoyar solo a un partido podría alienar a aquellos demócratas abiertos a la innovación en criptomonedas.
Al final, la legislación bipartidista que alejase la regulación de la SEC podría ser el verdadero objetivo. Una de las estrategias de Coinbase es movilizar a sus seguidores mediante eventos comunitarios para expresar su apoyo a la regulación favorable de las criptomonedas. Sin embargo, convertir a los entusiastas de las criptomonedas en votantes comprometidos es una tarea difícil. Muchos en el mundo de las criptomonedas sienten que los resultados de las elecciones no afectarán el futuro de sus inversiones en criptomonedas, dejando claro que, independientemente de quién gane, la innovación en criptomonedas continuará. Las encuestas sugieren que un porcentaje considerable de votantes podría considerar la postura de un candidato sobre las criptomonedas al momento de votar.
Sin embargo, el escepticismo persiste, ya que muchos estadounidenses todavía ven a las criptomonedas como una inversión arriesgada. Aunque muchos en la industria de las criptomonedas como Coinbase están dispuestos a asumir el riesgo, sus estrategias son recibidas con cautela por parte de legisladores que deben equilibrar sus prioridades electorales con sus visiones sobre el futuro de las criptomonedas. Lo que está en juego en estas elecciones de 2024 es más que solo el futuro de la criptomoneda; es un reflejo de cómo las nuevas tecnologías pueden integrarse en la política y cómo las industrias emergentes buscan asegurar su lugar, a menudo a costa de estrategias que pueden resultar controvertidas. A medida que avanzamos hacia la fecha de las elecciones, la pregunta permanece: ¿las grandes inversiones de la criptografía en las elecciones realmente darán sus frutos, o serán simplemente un recordatorio de que el camino hacia la aceptación política es a menudo arduo y lleno de desafíos? Solo el tiempo lo dirá.