En un giro sorprendente en el conflicto que ha definido las relaciones entre Ucrania y Rusia desde 2014, informes recientes sugieren que Ucrania está considerando lanzar ataques en regiones rusas, específicamente en Belgorod, un área vecina a Kursk. Este movimiento, aunque audaz, ha generado preocupación entre expertos de defensa, quienes advierten que podría tener consecuencias negativas para las fuerzas ucranianas. Desde que comenzaron las hostilidades a gran escala en 2022, Ucrania ha enfrentado numerosas adversidades. Sin embargo, la significativa respuesta militar y el apoyo internacional han permitido que Kiev se mantenga firme y busque recuperar el control de su territorio. Ahora, se cree que este nuevo enfoque de atacar dentro del territorio ruso es parte de un esfuerzo más amplio para demostrar a sus aliados que Ucrania puede recuperar la iniciativa en el campo de batalla.
De acuerdo con varias fuentes, incluido el gobernador de Belgorod, Vyacheslav Gladkov, las fuerzas ucranianas han intentado incursiones en esta región, tratando de romper la línea fronteriza. El reporte de ataques ha sido corroborado por bloggers militares rusos y analistas que han detectado actividad ucraniana en el cercano Kursk, lo que indica un aumento en la frecuencia de incursiones a lo largo de la frontera. La estrategia detrás de estos ataques es clara: Ucrania busca distraer las fuerzas rusas, crear descontento interno en Rusia y fortalecer la moral tanto entre sus propias tropas como entre sus aliados internacionales. Alexander Libman, profesor de políticas rusas y europeas del Este en la Universidad Libre de Berlín, argumenta que este enfoque podría tener múltiples beneficios estratégicos para Ucrania. Sin embargo, también plantea dudas sobre el éxito de tales incursiones, dado que el ejército ucraniano podría no contar con la capacidad suficiente para mantener una ofensiva mientras lidia con un frente de 600 millas en el este de Ucrania.
Mark Cancian, un coronel retirado del Cuerpo de Marines de EE. UU. y asesor senior en el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, compartió una visión similar, destacando que Ucrania necesita demostrar que puede no solo defender su territorio, sino también tomar la iniciativa. Si la incursión en Kursk fue vista como el comienzo de un plan para recuperar el territorio, más ataques en Belgorod serían indicativos de un cambio en la dinámica del conflicto. Sin embargo, este enfoque también presenta riesgos considerables.
A medida que Rusia intensifica su respuesta a las incursiones de Ucrania, es probable que las fuerzas rusas se vuelvan más vigilantes y preparadas para contraatacar. Esto podría convertir las incursiones en una trampa peligrosa para las fuerzas ucranianas, que ya enfrentan desafíos significativos en el frente oriental. Aunque la incursión en Kursk ha sido presentada como un éxito que ha forzado a Rusia a redirigir recursos a la defensa de su propio territorio, los expertos advierten que un ataque a Belgorod podría no tener el mismo resultado. La proximidad de Belgorod a Kursk significa que las unidades rusas allí serían más propensas a estar listas y preparadas para un enfrentamiento. Libman exprime que tiene "serias dudas" sobre la efectividad de las incursiones ucranianas para desviar la atención de las fuerzas rusas en el frente principal.
Además de los desafíos en el campo de batalla, Ucrania también debe considerar el panorama político internacional. A medida que se acercan los meses de invierno, la presión para alcanzar un acuerdo de paz se siente cada vez más intensa entre las naciones occidentales. La incertidumbre política en el oeste también puede empujar a Ucrania a actuar con urgencia, buscando establecer posiciones de negociación que le permitan intercambiar terreno con Rusia en negociaciones futuras. Richard Kouyoumdjian Inglis, un investigador asociado del Instituto Real de Servicios Unidos en el Reino Unido, señala que tanto Ucrania como Rusia están intentando maximizar sus posiciones antes de que la situación se vuelva más complicada con la llegada del invierno. Ambos países buscan ganar terreno y establecer un control significativo que podría influir en las negociaciones futuras.
Este enfoque agresivo de Ucrania, de buscar hostilidades dentro de Rusia, no es inusual en la lógica de la guerra moderna. Los conflictos en el siglo XXI han mostrado que las acciones preemptivas y los ataques en territorio enemigo pueden proporcionar ventajas estratégicas. Sin embargo, la pregunta sigue siendo si Ucrania tiene los recursos y la capacidad para sostener una estrategia tan arriesgada. Las fuerzas ucranianas han reclamado haber ganado cerca de 500 millas cuadradas de territorio ruso hasta ahora, capturando 100 asentamientos y forzando a Rusia a redirigir aproximadamente 30,000 tropas a la región de Kursk. El presidente ucraniano, Volodymyr Zelenskyy, ha enfatizado que estas acciones son parte de un plan mayor que se presentará a las autoridades estadounidenses en septiembre.