En un contexto global marcado por recuperaciones económicas desiguales y tensiones comerciales, las tres mayores aerolíneas de China – China Southern Airlines, Air China y China Eastern Airlines – han reportado pérdidas operativas más profundas durante el primer trimestre del año, reflejando los múltiples desafíos que enfrenta la industria aérea en el gigante asiático. Estos resultados negativos no solo evidencian las dificultades derivadas de la crisis de la COVID-19, que ha afectado severamente la demanda mundial de vuelos, sino que también subrayan problemas estructurales y coyunturales que amenazan con prolongar la recuperación del sector. China Southern Airlines, la compañía con mayor capacidad del país, experimentó una transformación negativa considerable, pasando de un beneficio neto de 756 millones de yuanes en el primer trimestre del año anterior a una pérdida neta de 747 millones en el mismo periodo de 2025. Por su parte, Air China, la aerolínea insignia estatal, reportó una pérdida neta de 2.04 mil millones de yuanes, equivalente a 281 millones de dólares, un 22% más que el año anterior.
China Eastern Airlines también mostró un retroceso, con una pérdida neta de 995 millones de yuanes, un descenso del 24% respecto al mismo trimestre del año previo. El origen de estas pérdidas es multifacético. En primer lugar, la competencia en el mercado doméstico es cada vez más intensa. Varias aerolíneas chinas, junto con empresas emergentes, están expandiendo sus rutas nacionales y reduciendo precios para captar a los consumidores, quienes se encuentran con restricciones presupuestarias por la desaceleración económica. Esta presión competitiva conduce a márgenes de ganancia más estrechos para las grandes aerolíneas líderes que tradicionalmente dominaban el sector.
Además, la demanda internacional y la necesidad específica de viajes de negocios siguen deprimidas. A pesar de la mejora gradual en la movilidad global postpandemia, el volumen de vuelos al extranjero y los viajes corporativos están muy por debajo de los niveles previos a la crisis sanitaria. Los viajeros corporativos, importantes para la rentabilidad del sector aéreo, han reducido sus desplazamientos debido a la permanente preferencia por reuniones virtuales y la incertidumbre económica global. Otro factor crucial es la depreciación de la moneda china, el yuan renminbi, que afecta los costos operativos y la capacidad de las aerolíneas para sostener inversiones estratégicas en flotas y servicios. La depreciación encarece el pago de compromisos en moneda extranjera, como arrendamientos de aviones y adquisición de repuestos, lo que incrementa los gastos fijos en un escenario donde los ingresos se contraen.
A estos retos internos se suman las repercusiones de la guerra comercial entre Estados Unidos y China, que ha sido un lastre para la industria aeronáutica nacional. Los aranceles impuestos por Washington han impactado las cadenas de suministro y la entrega de nuevos aviones, limitando la modernización de las flotas. La reciente decisión del fabricante estadounidense Boeing de repatriar tres jets previamente destinados a clientes chinos evidencia las tensiones comerciales y la ralentización de nuevas adquisiciones. Este enfrentamiento comercial no solo afecta la disponibilidad y costos de equipos, sino también genera incertidumbre sobre el crecimiento económico global, lo que podría reducir la demanda de viajes aéreos. La Asociación de Aerolíneas de Asia-Pacífico (AAPA) ha advertido sobre la posible disminución en la demanda de pasajeros y carga, especialmente en economías orientadas a la exportación, entre las que se encuentra China.
Aunque el tráfico aéreo doméstico comienza a mostrar signos de estabilización, con una ligera reducción en la capacidad de vuelo reflejada en datos recientes, la capacidad internacional aún se mantiene alrededor de un 20% por debajo de los niveles registrados antes de la pandemia. Esta brecha muestra que la recuperación del mercado externo es lenta y está condicionada por factores externos, como las restricciones sanitarias variables y la cautela de los consumidores. Por otro lado, el aspecto positivo queda parcialmente reflejado en que la proximidad de las vacaciones nacionales de mayo podría incentivar la demanda interna, con un aumento moderado en los precios promedio de los boletos de clase económica en comparación con el año anterior. Este aumento temporal podría ofrecer un respiro para las aerolíneas, aunque insuficiente para revertir la tendencia general de pérdidas. De cara al futuro, las aerolíneas chinas deberán adaptarse a un entorno más competitivo y complejo.
La diversificación de fuentes de ingreso, como el desarrollo de servicios complementarios y el fortalecimiento del segmento de carga aérea, aparece como una estrategia viable. Además, mejorar la eficiencia operativa y explorar alianzas estratégicas internacionales podrían ayudar a mitigar los impactos económicos y comerciales. También será fundamental el apoyo estatal para sostener al sector durante su difícil tránsito hacia la rentabilidad. Dado que las tres aerolíneas son de propiedad estatal, la intervención gubernamental puede jugar un papel crucial para facilitar la reestructuración, así como para incentivar la apertura progresiva de la frontera internacional, aumentando la confianza del público en los viajes aéreos. En definitiva, la profundización de las pérdidas entre las principales aerolíneas de China refleja un sector que aún se encuentra en proceso de recuperación tras la pandemia y enfrenta un entorno económico y geopolítico incierto.
La combinación de competencia interna acérrima, demanda debilitada, fluctuación monetaria y tensiones comerciales internacionales plantea un escenario desafiante, pero también una oportunidad para redefinir modelos de negocio y fortalecer la posición del país en la industria aérea global. La atención puesta en los protocolos de seguridad, la innovación tecnológica y una gestión financiera prudente serán determinantes para que las aerolíneas puedan navegar estos tiempos turbulentos y emerger como actores sólidos y competitivos en la próxima etapa del desarrollo del transporte aéreo en China y en el mundo.