Desmond Morris es una figura singular que ha logrado combinar con maestría dos mundos aparentemente distantes: el de la zoología y el arte surrealista. Su carrera, marcada tanto por la rigurosidad científica como por la irreverente libertad del arte, ofrece una perspectiva única sobre la naturaleza humana y sus expresiones más íntimas y simbólicas. Nacido en 1928, Morris alcanzó reconocimiento mundial gracias a su libro "El Mono Desnudo" (1967), donde aborda la conducta humana desde un enfoque evolutivo, comparando las costumbres de los humanos con las de otros primates. Sin embargo, mucho antes de alcanzar fama en el ámbito científico y divulgativo, Morris había explorado su faceta artística y su pasión por el cine surrealista. En 1950, con solo 22 años y aún estudiante de zoología en la Universidad de Birmingham, Morris creó "Time Flower", un cortometraje surrealista en blanco y negro.
El film, que permaneció inédito durante casi 75 años, responde directamente a la influencia de obras icónicas de Salvador Dalí y Luis Buñuel, especialmente "Un Chien Andalou". Esta obra temprana refleja las primeras inquietudes artísticas de Morris y su ferviente exploración del subconsciente, el amor y el simbolismo animal. "Time Flower" narra una persecución simbólica y onírica protagonizada por un hombre y una mujer, que en la realidad eran Morris y su futura esposa, Ramona. La mujer, vestida con elegancia y caminando por un paisaje agreste, es perseguida por el protagonista—un reflejo metafórico de la relación pasional y juvenil entre ambos. Esta persecución termina con un momento surrealista que involucra un conejo salvaje, elemento que representa no solo una conexión con la naturaleza sino también un símbolo de vida y evasión que aparece y desaparece en la narrativa visual.
Este cortometraje no solo es un testimonio artístico de una época y de una juventud apasionada, sino que también revela un lado más íntimo de Morris. Su relación con Ramona, quien aceptó valientemente participar en escenas arriesgadas del film, como saltar desde el capó de un coche para atrapar al conejo, fue fundamental en la creación de esta obra y en su vida personal. Morris identifica este acto de coraje y entrega como uno de los momentos definitivos para decidir que Ramona era la mujer con la que deseaba compartir su vida. A pesar de que "Time Flower" no contiene abundantes elementos zoológicos salvo algunas apariciones animales como el conejo y un erizo, sí está impregnado de un erotismo implícito y un simbolismo que evaporan los límites entre lo humano y lo animal, una característica recurrente y profunda en el estudio que Morris realizó posteriormente sobre el comportamiento humano. La película explora el erotismo y las fantasías inconscientes que acompañan las relaciones humanas, permitiendo conectar su pasión artística con su interés científico.
Paralelamente, Morris nunca abandonó la pintura surrealista. Continuó creando obras nocturnas, trabajando con la misma pasión que demostraba en "Time Flower", y en 1949 ya mostraba sus piezas junto a artistas importantes como Joan Miró. Las pinturas de Morris, al igual que su cine, están llenas de simbolismos y una profundidad emocional que cautivan a sus seguidores hasta hoy, generando un interés que crece incluso con el paso del tiempo. El reconocimiento internacional de Morris llegó con "El Mono Desnudo", un estudio innovador que examina los comportamientos sexuales y sociales humanos comparándolos con otras especies animales. Esta obra fue revolucionaria para su época, ya que abordaba la sexualidad humana desde una perspectiva evolutiva científica más que moralista o cultural, ayudando a comprender la naturaleza humana en un contexto biológico.
Sin embargo, Morris mismo señala que su trabajo en zoología y su creación artística surrealista fueron experiencias separadas, aunque no ajenas entre sí al compartir un trasfondo común en la observación minuciosa del comportamiento animal y humano. En la última etapa de su vida, Desmond Morris ha accedido a mostrar públicamente "Time Flower", después de haberlo guardado durante décadas, por un sentido de cercanía y respeto hacia la memoria de Ramona y el poder evocador de aquel momento vital. Su obra ha sido proyectada en festivales como Flatpack y conserva un lugar en instituciones culturales que valoran la conexión entre las artes visuales experimentales y la historia personal detrás de ellas. El legado de Desmond Morris es entonces un mosaico fascinante que va más allá de la simple categorización entre científico y artista. Su vida y obra muestran que la curiosidad y la pasión pueden extenderse a múltiples lenguajes expresivos, y cómo la naturaleza humana es un enigma que puede abordarse desde varios enfoques, desde el análisis zoológico hasta la exploración del subconsciente mediante el arte surrealista.
En definitiva, la vida de Morris es un tributo a esa búsqueda incansable por entender al hombre tanto como animal bípedo y racional, como criatura de sueños y fantasías que habitan en el mundo más allá de lo visible. Su trabajo continúa inspirando a científicos, artistas y amantes de la cultura, recordándonos que la exploración humana es siempre un territorio vasto y lleno de posibilidades. Para quienes desean comprender la complejidad del ser humano, la obra de Desmond Morris ofrece una mirada amplia y enriquecedora, desde las raíces biológicas en "El Mono Desnudo" hasta la expresión simbólica y onírica de "Time Flower", y sus restantes contribuciones artísticas y científicas. Su vida demuestra que no hay contradicción entre la ciencia y el arte, sino caminos complementarios para acercarnos a la verdad más profunda de quienes somos.