El pasado 27 de septiembre de 2024, en una reunión general que reunió a los empleados de OpenAI, el CEO Sam Altman disipó rumores sobre un supuesto plan para que recibiera una “enorme participación de capital” en la compañía. Este anuncio, realizado por Altman durante una videoconferencia, fue recibido con atención por parte de los presentes, muchos de los cuales han sido testigos de los tumultuosos cambios en la estructura y dirección de la organización desde su fundación. Altman, quien cofundó OpenAI hace casi nueve años, se refirió a las inquietudes planteadas por los inversores sobre su falta de participación equitativa en una de las empresas más valoradas en el ámbito de la inteligencia artificial. Según relataron fuentes presentes en la reunión, Altman enfatizó que “no hay planes actuales aquí”, refiriéndose a su posible obtención de acciones en la empresa. Por su parte, la directora financiera de OpenAI, Sarah Friar, también abordó el tema, respaldando la afirmación de Altman y aclarando que, aunque se ha discutido el asunto entre los miembros del consejo, no hay cifras específicas planteadas ni decisiones firmes al respecto.
El presidente de OpenAI, Bret Taylor, agregó en una declaración a CNBC que la junta ha considerado si sería beneficioso para la compañía y su misión que Altman recibiera una compensación en forma de participación accionaria, aunque, en sus propias palabras, “no se han discutido cifras específicas ni se han tomado decisiones”. Esta reunión se produjo en un momento crítico, en el que el consejo de administración está evaluando la posibilidad de reestructurar OpenAI en un modelo de negocio con fines de lucro. Según informaron fuentes cercanas a la situación, de llevarse a cabo tal transformación, el segmento sin fines de lucro seguiría existiendo como una entidad separada. Este debate dentro de la junta ha sido impulsado por el crecimiento desmedido de OpenAI desde el lanzamiento de ChatGPT a finales de 2022, y las preocupaciones sobre si la presión por escalar rápidamente podría comprometer su capacidad para operar de manera segura. Sin embargo, la reunión también fue marcada por el anuncio de la salida de tres ejecutivos clave de la compañía.
Mira Murati, la directora de tecnología de OpenAI y quien brevemente ocupó el cargo de CEO, comunicó su decisión de dejar la empresa después de seis años y medio. Junto a ella, también anunciaron su salida Bob McGrew, jefe de investigación, y Barret Zoph, vicepresidente de investigación. Estos movimientos han generado una ola de especulación sobre la estabilidad y el futuro del liderazgo en OpenAI. En una entrevista reciente en el Italian Tech Week, Altman expresó su esperanza de que este período de transición sea positivo para todos los involucrados y deseó que OpenAI se fortalezca a raíz de estos cambios. “La mayoría de las cosas que vi también estaban totalmente equivocadas”, comentó Altman sobre las especulaciones en los medios acerca de la reestructuración y los despidos, enfatizando que las salidas de los ejecutivos no estaban relacionadas con los planes de cambio en la compañía.
“Estamos pensando en qué se necesita para avanzar hacia nuestra próxima etapa. Esto se trata de personas que están listas para nuevos capítulos en sus vidas y una nueva generación de liderazgo”. Murati, en su carta a la compañía, destacó que tomaba la decisión de apartarse para crear el espacio y tiempo necesarios para explorar nuevas oportunidades. Expresó su deseo de asegurar una transición fluida para la organización. Cabe recordar que OpenAI ha sido objeto de atención mediática no solo por su innovadora tecnología de inteligencia artificial, sino también por las controversias que han rodeado a la empresa.
La compañía, respaldada por Microsoft, está actualmente en busca de una ronda de financiación que la valoraría en más de 150 mil millones de dólares. Thrive Capital lidera esta ronda, con la intención de invertir mil millones de dólares, mientras que Tiger Global también planea participar. Durante su espectacular crecimiento, OpenAI ha enfrentado críticas y preocupaciones sobre su rapidez y la manera en que maneja sus operaciones. Algunos empleados actuales y pasados han expresado su temor de que la compañía esté creciendo demasiado rápido, lo que podría afectar su capacidad para operar de manera ética y segura. Un hecho relevante en la historia reciente de OpenAI fue el sorpresivo despido de Altman en noviembre de 2023, que provocó una crisis en la compañía.
La decisión del consejo de administración fue recibida con indignación, y casi todos los empleados firmaron una carta abierta declarando su intención de renunciar si Altman no era reinstalado. En cuestión de días, Altman fue restituido, y Murati volvió a asumir su rol como CTO después de haber sido propuesta como CEO interina. El impacto de estas decisiones y cambios ha sido profundo en la cultura y estructura de OpenAI. Las recientes salidas de altos ejecutivos generan preguntas sobre la dirección futura de la compañía y si podrá mantener su misión original de desarrollar inteligencia artificial de manera segura y beneficiosa para la humanidad. A medida que OpenAI se enfrenta a estas transiciones, la incertidumbre persiste en torno a su futuro.
Con la industria de la inteligencia artificial evolucionando a un ritmo vertiginoso, el papel de Altman y el resto del equipo directivo será crucial para guiar a la empresa en su próxima fase. La búsqueda de soluciones adecuadas para las inquietudes planteadas por inversores y empleados será fundamental para conservar la confianza y continuar el impulso positivo que ha traído el crecimiento reciente. Mientras tanto, Altman queda con la tarea de responder ante sus preocupaciones, reafirmando su compromiso con la misión de OpenAI y la comprensión de los retos que se presentan en el camino hacia una inteligencia artificial responsable y efectiva.