El precio del oro alcanzó un máximo de dos semanas, subiendo más del 2% en una jornada marcada por factores geopolíticos y económicos que han despertado la atención de los mercados globales. La cotización del oro al contado se situó en 3,413.29 dólares por onza, su nivel más alto desde finales de abril, acercándose al récord absoluto que había tocado el metal precioso semanas antes en 3,500.05 dólares. Este incremento notable refleja un conjunto de dinámicas que están modelando el sentimiento inversor en un entorno caracterizado por la incertidumbre y expectativas sobre la dirección futura de la política monetaria en Estados Unidos.
La reapertura de los mercados chinos tras las celebraciones del Día del Trabajo ha sido un factor clave para esta oleada de compras en el oro. La demanda proveniente de China, uno de los mayores consumidores de metales preciosos, ha impulsado significativamente los precios. La actividad inversora en ese país vuelve a activar el apetito por el oro, tradicionalmente considerado un refugio seguro ante la volatilidad de los mercados financieros. A esto se suma la creciente inquietud generada por la posible imposición de nuevas tarifas arancelarias estadounidenses sobre productos farmacéuticos importados, anunciadas por el presidente Donald Trump. La perspectiva de una intensificación en las tensiones comerciales provoca que los inversores busquen activos que mantengan valor y estabilidad, y el oro emerge como opción preferente.
Paralelamente, las operaciones en los mercados de futuros estadounidenses han elevado el precio del oro a 3,422.8 dólares por onza, representando un aumento del 3% en el cierre de la sesión, evidenciando una fuerte apuesta de los inversores por el metal. Este panorama se ve enriquecido por la debilidad relativa del dólar estadounidense, producto del escepticismo reinante en torno a la concreción de nuevos acuerdos comerciales en el corto plazo. Un dólar más débil incrementa la competitividad del oro en los mercados internacionales, dado que su precio se establece en la divisa norteamericana. Expertos en el sector señalan que esta coyuntura está favoreciendo un aumento en la participación de especuladores, tanto en China como en Occidente.
Adrian Ash, director de investigación de BullionVault, destaca que “el mercado alcista está impulsado por la fuerte demanda inversionista desde China y por la decisión de múltiples bancos centrales de reducir su exposición al dólar”. Por su parte, Daniel Ghali, estratega en TD Securities, estima que el oro podría alcanzar precios cercanos a los 4,000 dólares por onza a lo largo del año debido a la combinación de estas variables. Desde una perspectiva macroeconómica, el oro se posiciona como un activo refugio frente a la volatilidad e incertidumbre derivadas de las medidas arancelarias y las dudas sobre la política monetaria que adoptará la Reserva Federal estadounidense. Los inversores esperan con atención el resultado de la reunión de política de la Fed, cuya decisión y posterior comunicado podrían ofrecer pistas sobre el momento y ritmo de posibles recortes en las tasas de interés. Las tasas más altas tienden a reducir el atractivo del oro, por no generar rendimientos directos, haciendo que cualquier movimiento hacia políticas monetarias más acomodaticias sea favorable para el precio del metal.
Además del oro, otros metales preciosos también han mostrado incrementos significativos. La plata subió 1.9% hasta alcanzar los 33.1 dólares por onza, mientras que el platino y el paladio avanzaron 2.4% y 3.
1% respectivamente, reforzando una tendencia alcista generalizada en este segmento del mercado. La combinación de estos factores crea un escenario complejo y dinámico para inversionistas y analistas. La incertidumbre presente en las relaciones comerciales internacionales, junto con el enfoque estratégico de grandes bancos centrales y las expectativas sobre la política monetaria estadounidense, generan un contexto en el cual el oro se convierte en uno de los activos más atractivos y buscados para proteger carteras y preservar valor. La evolución del oro en las próximas semanas dependerá en gran medida del tono y contenido que emita la Reserva Federal tras su próxima reunión. Un mensaje que sugiera una mayor flexibilidad en la política monetaria o recortes futuros en las tasas podría llevar a nuevas subidas en el precio del metal.