En el corazón de Teherán, una ciudad donde las estrictas normas culturales y sociales limitan la libertad de expresión, un grupo de creativos ha conseguido traspasar esas barreras a través del arte. "And Me, I’m Dancing Too" es un cortometraje que narra la historia de Saba, una joven que desea ser bailarina pero enfrenta la intimidante realidad de un sistema que castiga el canto y el baile en espacios públicos. Este audaz filme ha capturado la atención del mundo, no solo por su mensaje poderoso, sino también por su valentía al ser filmado en una sociedad donde las libertades personales son severamente restringidas. Recientemente, tuvimos la oportunidad de entrevistar a Hadis Nazari, la actriz protagonista, Neda Mohseni, la diseñadora de sonido, y Farzad Pak, el productor, tras la premiere del cortometraje en Berlinale. Su perspectiva sobre el proceso creativo y los desafíos que enfrentaron al realizar este filme es tanto inspiradora como reveladora.
Desde el inicio de nuestra conversación, quedó claro que la pasión por el baile y la necesidad de contar historias auténticas llevaron al equipo a unirse para este proyecto. "El baile es nuestra forma de resistencia", dice Hadis, quien interpreta a Saba. "A través del movimiento, tratamos de expresar lo que sentimos, lo que pensamos y lo que anhelamos en un entorno que nos silencia". A medida que avanza la entrevista, Hadis enfatiza cómo el arte puede ser una herramienta de cambio social, permitiendo que las voces marginadas sean escuchadas. La importancia del sonido en la narrativa del cortometraje no puede subestimarse.
Neda Mohseni explica: "El sonido en 'And Me, I’m Dancing Too' es crucial porque queremos que la audiencia sienta la tensión y la liberación que experimentan los personajes. Crear una atmósfera que refleje la represión y, al mismo tiempo, la esperanza es un desafío que todos los días tomamos con seriedad". A través de su trabajo, Neda ha conseguido impactar profundamente la manera en que se percibe la interacción entre el sonido y la imagen en el cine. La producción del cortometraje no estuvo exenta de dificultades. Farzad Pak, quien se encargó de llevar a buen puerto la visión del director, Mohammad Valizadegan, relata los riesgos que asumieron al filmar en las calles de Teherán.
"Teníamos que ser extremadamente cuidadosos. Las escenas de baile eran especialmente delicadas, porque sabíamos que cualquier error podía resultar en una detención por parte de la policía moral. Sin embargo, nuestra determinación fue más fuerte que el miedo". Risas nerviosas llenan la sala mientras Farzad recuerda cómo tuvieron que realizar algunas tomas en cuestión de minutos antes de que la situación se complicara. El equipo también reflexiona sobre el impacto que "And Me, I’m Dancing Too" ha tenido en diferentes festivales de cine, especialmente en Berlinale, donde recibió el prestigioso “Gläserner Bär” al mejor cortometraje en la sección Generation 14+.
Aunque el director no pudo estar presente para recibir el premio debido a problemas de visa, el equipo lo apoyó en la distancia. "El reconocimiento significa que hay una audiencia que se preocupa por nuestras historias. Nos da la fuerza para seguir creando, a pesar de los obstáculos", afirma Hadis. El cortometraje, que se estrenó en 2023, ha resonado profundamente con audiencias de todo el mundo, más allá de las fronteras impuestas por el régimen político en el que fue creado. La historia de Saba se convierte en un símbolo universal de la lucha por la libertad y el deseo de autoexpresión.
"Nosotros, en el equipo, creemos que las historias auténticas pueden crear empatía y entendimiento entre diferentes culturas. La danza es un lenguaje que todos comprenden, sin importar su procedencia", menciona Neda, añadiendo que la conexión emocional que se establece a través del cine es innegable. A medida que la conversación avanza, el equipo discute las futuras perspectivas del cine iraní y las oportunidades que tienen los artistas de expresar su voz. Aunque la situación política no ha cambiado drásticamente, Hay un sentido de renovada esperanza. "Cada vez más jóvenes cineastas están dispuestos a arriesgarse.
Hay una nueva ola de creatividad que está surgiendo en Irán, y eso es emocionante", comenta Farzad. Mientras continúan trabajando en nuevos proyectos, están decididos a seguir explorando temas que reflejen la realidad social de su país a través de su arte. Una ola de risa y camaradería llena la habitación cuando el equipo comparte anécdotas behind-the-scenes sobre la filmación de “And Me, I’m Dancing Too”. "La primera vez que grabamos la escena de la danza en la calle, el corazón se me detenía cada vez que escuchábamos una sirena", recuerda Hadis. La belleza de la vida real, combinada con la tensión que conllevaba cada toma, se convierte en parte integral de su narrativa.
"Nuestra intimidad como equipo y nuestro compromiso compartido realmente se reflejan en la pantalla", añade Neda. La realidad del día a día para las mujeres en Irán, en particular, juega un papel central en la historia de Saba. “En el filme, retratamos no solo el deseo de bailar, sino también el deseo de vivir libremente. Nosotras, como mujeres, enfrentamos desafíos únicos, pero eso no nos detiene. Nos sentimos más unidas que nunca”.
Hadis reconoce que muchas mujeres se han sentido inspiradas por la historia de su personaje. "He recibido mensajes de jóvenes que me dicen que se sienten motivadas por lo que vemos en la pantalla. Eso es el verdadero éxito para mí". “And Me, I’m Dancing Too” no solo es una obra de arte cinematográfica, sino una explosión de resistencia y esperanza. A través del talento y la valentía de su equipo, el cortometraje se erige como un testimonio de la lucha por la libertad en un contexto de represión.
Las historias que emergen de Irán tienen el poder de cambiar percepciones y fomentar diálogos, recordándonos a todos que el arte puede ser una forma de resistencia. Al concluir nuestra entrevista, es evidente que el equipo de “And Me, I’m Dancing Too” no solo ha creado un cortometraje hermoso, sino que ha tejido una narrativa que resonará por mucho tiempo. Su pasión y determinación sirven como un recordatorio de que, a pesar de las adversidades, el arte y la libertad de expresión siempre encontrarán un camino hacia la luz. En un mundo que a menudo silencia las voces de quienes buscan ser escuchados, estos creativos iraníes están demostrando que el baile de la vida continúa, sin importar los obstáculos presentados.