Donald Trump, la figura polémica del panorama político estadounidense, ha sido conocido no solo por sus políticas, sino también por sus controvertidas declaraciones, especialmente en lo que respecta a las mujeres. Su retórica ha generado tanto apoyo como rechazo, y a lo largo de los años ha dejado claras sus opiniones sobre el género femenino. Desde momentos de admiración hasta comentarios denigrantes, sus palabras han resonado en la sociedad y ahora, más que nunca, se examinan en el contexto de su candidatura para la presidencia en 2024. Uno de los episodios más infames de su historia verbal ocurrió en 2005 durante la grabación de un programa que se filtró posteriormente, donde Trump afirmó: "Cuando eres una estrella, te dejan hacer cosas. Puedes hacer cualquier cosa.
.. Agárralas por la vagina". Esta declaración no solo provocó una ola de críticas y protestas, sino que también encarnó un enfoque hacia las mujeres que muchos consideran despectivo y objetivador. A pesar del aluvión de críticas, Trump ha continuado defendiendo su carácter y su supuesta admiración hacia las mujeres, insistiendo en que "nadie respeta a las mujeres más que yo".
Durante su mandato y después de dejar la Casa Blanca, Trump ha mantenido una narrativa que parece tanto contradictoria como consistente. Por un lado, esboza comentarios que podrían considerarse halagadores: ha elogiado la belleza de varias mujeres en el ojo público, desde figuras de Hollywood hasta políticas. Frenesí mediático ha seguido sus cada vez más intensas y obscenas observaciones sobre sus figuras, e incluso ha hecho referencia a sus propias hijas en contextos que levantan cejas. Por ejemplo, en una entrevista, declaró que "si [Ivanka] no fuera mi hija, quizás la estuviera saliendo". A lo largo de su carrera política, las mujeres en el liderazgo han sido un objetivo frecuente de sus críticas.
Su ataque hacia figuras políticas como Kamala Harris, Nancy Pelosi y Elizabeth Warren ha estado lleno de comentarios que desestiman su competencia basándose más en sus características personales que en sus políticas. Calificó a Harris como "lenta y lethargic," y descalificó a Warren como "la mujer más desagradable." Este patrón de comentarios tiene un claro efecto en la percepción pública sobre su respeto hacia las mujeres. Además, su relación con el movimiento #MeToo ha sido complicada. En varias ocasiones ha expresado que este es un tiempo "aterrador" para los hombres jóvenes, insinuando que las acusaciones de acoso pueden surgir sin fundamento.
"Tienes que negar, negar y negar cualquier cosa que se diga sobre ti", aconsejó, mostrando una falta de empatía hacia las víctimas y sus experiencias. Esta actitud ha alimentado críticas sobre su comprensión de la dinámica de poder entre géneros. Trump también ha hecho comentarios acerca de celebridades como Justin Bieber y Kim Kardashian en un tono que se puede considerar tanto elogioso como condescendiente. En una ocasión, le preguntaron sobre el trasero de Kardashian, a lo que él limpió su comentario en un tono subjetivo, afirmando que es "récord". Estos momentos han sido desconcertantes, pues entre sus halagos también se perciben visiones reduccionistas de lo que significa ser mujer en el ojo público.
No obstante, sus comentarios son a menudo variaciones de un mismo tema: la objetivación. Se le ha escuchado hablar de mujeres en términos de su atractivo físico, su capacidad para seducir, y hasta la forma en que pueden utilizar su "feminidad" en entornos competitivos. "Lo que realmente importa es la apariencia; si no tuvieras un buen aspecto, no estarías aquí", dijo a una periodista durante una conferencia. Este tipo de comentarios han causado una reacción en cadena, llevando a muchas mujeres a cuestionar su lugar en la narrativa del liderazgo y el poder. Dentro de su círculo, Trump ha manifestado lo que él describe como "admiración" por algunas mujeres en su vida, aunque esta admiración se presenta en contextos que a menudo son cuestionables.
Entre sus declaraciones más controvertidas se encuentra su comparación entre las mujeres y los hombres, sugiriendo que las mujeres pueden ser peores en términos de manipulación y agresividad. Reconoció en una entrevista que "las mujeres son mucho más agresivas que los hombres". Su relación con la cultura de la imagen también es evidente en cómo aborda a las mujeres en su entorno. Examinando su tiempo en “The Apprentice”, Trump llegó a afirmar que muchas de las competencias exitosas de las mujeres en el programa se debieron a su atractivo físico. "La belleza importa, y algunas mujeres han utilizado eso a su favor", comentóénfatico, sugiriendo que el éxito femenino también puede atribuirse a una fachada atractiva.
El círculo de mujeres que Trump rodea también ha sido objeto de comentarios. Por un lado, ha proclamado que se rodea de "fuegos fuertes" y que respeta su papel, aunque constantemente recurre a sus cuerpos como la referencia principal en sus interacciones. "He tenido mujeres en mi equipo que son increíblemente competentes”, ha afirmado, aunque a menudo se detiene a hablar sobre su aspecto. Su retórica ha derivado también en un enfoque bastante análogo en su vida personal. Ha comentado abiertamente sobre sus ex esposas y novias en términos de atractivo físico sin dejar de lado sus aspectos de personalidad.
Este desdén por la individualidad de la mujer ha dejado una marca indeleble en su imagen pública, que continúa balanceándose entre el magnetismo carismático y la misoginia evidente. Mientras Trump se prepara para la campaña 2024, las implicaciones de sus comentarios sobre las mujeres no solo resuenan en su imagen personal, sino que también impactan a la base política que lo apoya y a las mujeres votantes que podrían definir el rumbo de las próximas elecciones. A medida que se analizan sus palabras pasadas, surgen preguntas sobre cómo estas influirán en su futuro político y en las percepciones sobre la equidad de género en una nación que sigue luchando por encontrar un equilibrio entre los derechos de las mujeres y la cultura de poder masculinizado. Las próximas elecciones marcarán un nuevo capítulo en este largo diálogo sobre el respeto, la dignidad y el papel de las mujeres en la política y la sociedad. La historia nos enseña que el cambio está en el horizonte, y será la voz de las mujeres, y cómo sean tratadas por figuras como Trump, lo que en última instancia moldeará la narrativa nacional en los años venideros.
En un mundo donde el respeto por las mujeres debería ser indiscutible, las palabras de Trump sirven como un recordatorio de las luchas que aún persisten.