La reciente introducción de fondos cotizados en bolsa (ETFs) de bitcoin ha generado un gran revuelo en el mundo financiero, pero a pesar de la emoción que rodea a este nuevo producto, muchos asesores financieros han permanecido cautelosos ante su adopción. Según Samara Cohen, ejecutiva de BlackRock, la adopción de estos ETFs ha sido un proceso gradual, marcado por la incertidumbre y la evaluación de riesgos, lo cual es completamente comprensible dado el contexto volátil de las criptomonedas. Desde su lanzamiento en enero, los ETFs de bitcoin han atraído un interés significativo, pero aproximadamente el 80% de las compras han sido realizadas por inversores autogestionados a través de cuentas de corretaje en línea. Esto indica una clara preferencia por parte de los inversores más experimentados y dispuestos a asumir riesgos, mientras que los asesores de inversiones habituales se han mostrado más reticentes. La información revela que los fondos de cobertura y las corredurías han sido activos compradores de estos productos, pero los asesores de inversiones registrados siguen siendo reacios.
Cohen señala que este es un comportamiento típico entre los asesores financieros, quienes tienen la responsabilidad fiduciaria de cuidar los intereses de sus clientes. Entre las múltiples preocupaciones que mencionan los asesores, destacan la volatilidad de los precios del bitcoin y su corto historial. Los ETFs de bitcoin pueden representar un camino de acceso más regulado y familiar a una clase de activos que ha acumulado un gran interés en los últimos años. Sin embargo, esa misma fama está rodeada de incertidumbre. La volatilidad del bitcoin ha sido uno de los principales logros y obstáculos de esta criptomoneda.
En su historia, el precio del bitcoin ha mostrado fluctuaciones extremas, en ocasiones llegando a una volatilidad del 90%. Esto plantea desafíos significativos para los asesores, cuya principal responsabilidad es construir carteras de inversión que equilibren riesgos y rendimientos. "Esta es una clase de activos que ha tenido una volatilidad significativa en su historia, y su trabajo es hacer el análisis de riesgos y la debida diligencia. Están en ese proceso actualmente", argumenta Cohen. Cohen enfatiza que los ETFs de bitcoin pueden servir como un puente entre el mundo de las criptomonedas y las finanzas tradicionales.
Para muchos inversores, este producto les permite diversificar su portafolio sin necesidad de gestionar el riesgo de operar en dos ecosistemas distintos. Antes de la aparición de estos ETFs, los accesos a las criptomonedas eran limitados, lo que dificultaba que ciertos perfiles de inversores pudieran aventurarse en este nuevo mercado. Alesia Haas, CFO de Coinbase, complementa la visión de Cohen al afirmar que bitcoin se encuentra en "un lento camino hacia la adopción". Durante un reciente cónclave en la Conferencia del Estado de Crypto de Coinbase en Nueva York, se discutió ampliamente este tema. Blue Macellari, jefa de estrategia de activos digitales en T.
Rowe Price, destacó el temor que persiste entre los inversores. Muchos consideran que una asignación del 1% en su cartera es lo más seguro, aunque ella ve que la asignación debe ser un evento binario: o mayor al 1% o nula. A pesar de esta cautela, Macellari apunta que hay un componente psicológico importante en juego. Los inversores sienten la necesidad de “probar las aguas” antes de comprometer una parte significativa de sus activos a bitcoin. Esta decisión representa un cambio de paradigma en el enfoque hacia las inversiones, y como toda transición, implica tiempo y adaptación.
La resistencia de los asesores financieros a adoptar los ETFs de bitcoin es comprensible, pero también plantea cuestiones sobre el futuro de estos productos en el mercado. Cohen cree que la presentación de datos cruciales y análisis de riesgos es fundamental para cimentar la confianza entre los asesores. Esto incluye definir claramente el rol que el bitcoin puede jugar en una cartera y qué asignación es la más adecuada según el perfil de riesgo del inversor. Un aspecto clave que ha surgido en los debates sobre la adopción de los ETFs es la relación entre la regulación y la confianza. La reputación de las criptomonedas, marcada por escándalos de fraude y otros problemas, ha hecho que los asesores sean particularmente cautelosos.
La idea de que un producto pueda estar sujeto a regulaciones en constante cambio y a un paisaje regulatorio incierto añade una capa de riesgo adicional. La llegada de los ETFs de bitcoin ha provocado una efervescencia en el mercado y es evidente que el interés por las criptomonedas está en aumento. Sin embargo, la adopción generalizada por parte de asesores financieros podría tardar más de lo anticipado. Este fenómeno podría estar vinculado a la cultura de inversión de los asesores, basada en la prudencia y el deber de proteger los intereses de sus clientes. Mientras tanto, el panorama de la inversión en criptomonedas continúa evolucionando.