Ethereum, una de las criptomonedas más importantes y dominantes en el ecosistema blockchain, ha mostrado un comportamiento relativamente estable y silencioso durante los últimos meses. Esta aparente calma ha desconcertado a muchos inversores y analistas, quienes esperaban movimientos más dinámicos dados los sólidos fundamentos y la continua innovación tecnológica detrás de esta plataforma. Sin embargo, en el trasfondo se desarrollaba una situación compleja que finalmente ha empezado a disiparse, allanando el camino para que Ethereum pueda retomar un impulso alcista en el futuro cercano. La razón principal de la moderación en la evolución del precio de Ethereum no radica en debilidades estructurales del activo, sino más bien en factores técnicos relacionados con el mercado de futuros, específicamente en el Chicago Mercantile Exchange (CME), uno de los lugares preferidos por los inversores institucionales para operar con futuros de criptomonedas. A finales de 2024, se produjo una divergencia considerable entre los precios spot de Ethereum y sus precios en futuros existentes en este mercado, generando un diferencial conocido como la base.
En aquel momento, esta base alcanzaba niveles por encima del 20%, un valor inusualmente alto que creó oportunidades claras de arbitraje para los operadores profesionales. El arbitraje diseñado para aprovechar esta diferencia consistía en comprar Ethereum en el mercado spot y simultáneamente tomar posiciones cortas en los contratos de futuros. Este método no representaba una apuesta en contra del valor futuro de Ethereum, sino una estrategia para asegurar ganancias sin riesgo basado en la diferencia entre ambos precios. No obstante, el efecto colateral de esta maniobra fue un aumento considerable en las posiciones cortas netas en futuros, las cuales superaron los 600 millones de dólares en su punto máximo. Esta acumulación masiva de posiciones cortas, aunque neutral en cuanto a intención de mercado, ejerció una presión bajista sobre el precio de Ethereum.
Esto generó un freno estructural que impidió que la criptomoneda respondiera adecuadamente a noticias positivas, desarrollos tecnológicos o movimientos favorables en el mercado global de criptomonedas. Como resultado, Ethereum quedó atrapado en un rango limitado, lo que pudo haber generado frustración entre los inversores esperando un movimiento alcista significativo. En los últimos dos meses, esta dinámica comenzó a cambiar de forma visible. La brecha en la base entre futuros y precios spot se redujo de manera significativa, situándose ahora alrededor del 4 a 5%, un nivel mucho más cercano a lo que los expertos consideran normal en un mercado sano y equilibrado. El cierre de esta ventana de arbitraje eliminó el incentivo para mantener las posiciones cortas masivas, que empezaron a ser desarmadas paulatinamente.
La reducción de estas posiciones implicó una recomposición del mercado: la cobertura de cortos en el mercado de futuros y la disminución paralela en las tenencias spot de Ethereum. Este proceso de limpieza en el mercado tuvo un impacto adicional sobre el precio durante los primeros meses de 2025, contribuyendo a la volatilidad y limitando un repunte inmediato. No obstante, a día de hoy este fenómeno está llegando a su fin, liberando así a Ethereum de la coacción artificial que limitaba sus movimientos. Con esta presión estructural en retirada, el ecosistema vuelve a enfocarse en los factores fundamentales que realmente sustentan el valor de Ethereum. Los datos on-chain continúan presentando señales positivas, especialmente la creciente actividad de los denominados “ballenas” o grandes inversores, que siguen acumulando Ethereum pese a la falta de movimientos marcados en el precio.
Además, Ethereum mantiene una posición predominante en el espacio de las finanzas descentralizadas (DeFi), con más de 190 mil millones de dólares en valor total bloqueado (TVL) en diversos protocolos basados en su red. Esta fortaleza en el ecosistema y la adopción continua sostienen la confianza en el largo plazo. Otras métricas indicativas, como el MVRV Z-Score, un indicador que valora si un activo está sobrevalorado o infravalorado, sugieren que Ethereum podría estar actualmente operando por debajo de su valor justo. Esto añade un atractivo adicional para los inversores que buscan oportunidades de compra en activos que muestran potencial de apreciación. A nivel de red, la actividad de usuarios y transacciones también muestra indicios de recuperación, lo que podría señalizar una nueva fase de acumulación de ETH.
Cabe destacar que aunque la salida del sobrepeso de posiciones cortas no representa en sí misma un detonante alcista automático, sí marca la eliminación de un gran obstáculo técnico. Esto significa que Ethereum ahora está mejor preparado para responder a estímulos externos que podrían actuar como catalizadores para un movimiento significativo en su precio. Entre esos posibles desencadenantes se encuentran cambios en la política monetaria, especialmente por parte de la Reserva Federal de Estados Unidos, incrementos en la inversión institucional vía fondos cotizados (ETFs) basados en Ethereum, así como avances y adopciones más amplias de soluciones de escalabilidad en la capa 2 de su red. En conclusión, Ethereum ha atravesado una fase en la que factores técnicos relacionados con el mercado de futuros y el arbitraje institucional limitaron su capacidad de crecimiento. La reducción significativa de estas posiciones cortas ha eliminado una barrera clave, permitiendo que el precio de ETH pueda reaccionar más naturalmente a la demanda real y a los fundamentos propios del proyecto.
A pesar de la cautela que aún predominan en el mercado, las bases están puestas para que Ethereum retome su camino hacia un rally potencial cuando se produzcan los catalizadores adecuados. Los inversores y analistas permanecen atentos a estos desarrollos, conscientes de que una combinación de contexto macroeconómico favorable y la consolidación del ecosistema podrían propiciar una nueva etapa de crecimiento para esta criptomoneda líder.