Para millones de estadounidenses que están por jubilarse o ya lo están, la seguridad social representa un pilar fundamental para su estabilidad económica en esta etapa de la vida. De hecho, para una gran parte de los jubilados, esta prestación representa más de la mitad de sus ingresos anuales, y para algunos, la única fuente. Sin embargo, aunque el sistema de seguridad social contempla ajustes anuales basados en el costo de vida, conocidos como COLA, estas actualizaciones a menudo no logran mantener el ritmo con la inflación real que afecta especialmente a los adultos mayores. Los ajustes por costo de vida están diseñados para ayudar a que los pagos de la seguridad social conserven su poder adquisitivo a medida que los precios de bienes y servicios aumentan. Sin embargo, la forma en que se calcula este ajuste ha sido objeto de debate y crítica.
La medición que utiliza la Administración de la Seguridad Social se basa en el Índice de Precios al Consumidor para Trabajadores Urbanos (CPI-W), un parámetro que no refleja con precisión los patrones de gasto específicos de los jubilados. Estudios recientes, incluyendo uno de la organización sin fines de lucro Senior Citizens League, han mostrado que desde 2010 los beneficios de seguridad social han perdido un 20% de su poder adquisitivo, y que para regresar al nivel de 2010, los beneficios deberían incrementarse en aproximadamente 4,443 dólares anuales. Esta pérdida sustancial se explica en parte porque los precios de los bienes y servicios que consumen mayoritariamente los adultos mayores, especialmente salud y medicamentos, han aumentado a un ritmo más acelerado que la inflación general. Las limitaciones del CPI-W como indicador para hacer ajustes en los beneficios radican en que este índice toma en cuenta una cesta de bienes y servicios que corresponde a lo que gastan los trabajadores urbanos promedio, sin considerar que los jubilados tienen gastos diferentes, con un énfasis mayor en cuidados médicos, vivienda y alimentos específicos para sus necesidades. Porque los ajustes de seguridad social se basan en datos de un solo trimestre del año anterior, frecuentemente entre julio y septiembre, existe además un desfase temporal que provoca que las actualizaciones no reflejen correctamente los cambios recientes en la economía, especialmente en épocas de alta inflación.
Ante este escenario, confiar únicamente en estas actualizaciones para enfrentar la inflación durante la jubilación puede resultar insuficiente y poner en riesgo la calidad de vida. Por esta razón, muchas personas comienzan a buscar alternativas y estrategias para complementar sus ingresos y protegerse contra la erosión del poder adquisitivo. Para quienes aún están lejos de jubilarse, es fundamental pensar en planes a largo plazo que mitiguen el impacto de la inflación. Una de las formas es diversificar el portafolio de inversiones para incluir activos que históricamente han demostrado ser resistentes o incluso beneficiarse en entornos inflacionarios, como pueden ser bienes raíces, inversiones en acciones de empresas sólidas que ajustan sus precios con la inflación, o incluso ciertos bonos indexados a la inflación. Otra estrategia importante tiene que ver con la planificación de gastos y ahorro.
Incrementar el monto ahorrado para la jubilación y hacerlo lo antes posible, aprovechar cuentas de retiro con ventajas fiscales, y reducir deudas para minimizar gastos fijos, son acciones que fortalecen la posición financiera para afrontar periodos económicos difíciles. Además, es imprescindible mantenerse informado sobre reformas o cambios posibles en la seguridad social y en políticas fiscales relacionadas. Estar actualizado permite anticipar adaptaciones y tomar decisiones financieras inteligentes antes de que las condiciones económicas o legislativas cambien. A nivel personal, muchas personas optan también por generar fuentes adicionales de ingresos durante la jubilación, ya sea mediante trabajos a tiempo parcial, emprendimientos que puedan manejar desde casa o inversiones que proporcionen flujos constantes de efectivo. El cuidado de la salud tampoco puede dejarse de lado.