En la actual era digital, la inteligencia artificial se ha convertido en una herramienta transformadora que redefine sectores, economías y geopolítica. Estados Unidos, tradicionalmente líder en innovación tecnológica, enfrenta una creciente competencia por parte de China, que ha acelerado sus avances en inteligencia artificial, utilizando modelos accesibles y chips avanzados para consolidar una presencia global. Frente a este escenario, ejecutivos destacados de empresas estadounidenses líderes en IA han pedido al gobierno mejorar la infraestructura y flexibilizar las políticas de exportación de chips, argumentando que esto será fundamental para preservar la supremacía tecnológica estadounidense. En mayo de 2025, varios CEOs y directivos de compañías como OpenAI, Microsoft y Advanced Micro Devices (AMD) testificaron ante un comité clave del Senado estadounidense, donde destacaron la necesidad urgente de políticas y recursos que impulsen la capacidad de procesamiento y la innovación en IA. Sam Altman, CEO de OpenAI, una de las empresas pioneras detrás de modelos como ChatGPT, enfatizó que la infraestructura es la columna vertebral para el avance del país en esta tecnología.
No se trata únicamente de más servidores y centros de datos, sino también de garantizar que las fuentes de energía puedan soportar la alta demanda que requiere la operación de cálculos complejos e intensivos en recursos energéticos. Además, Lisa Su, directora general de AMD, reconoció la importancia de una política de exportación más abierta para los chips de alta tecnología desarrollados en Estados Unidos. Estos componentes son el alma de las nuevas generaciones de inteligencia artificial, y restringirlos limita la capacidad de las empresas estadounidenses para competir en mercados internacionales, especialmente contra rivales chinos. El bloqueo de exportaciones puede ralentizar la adopción mundial de tecnologías diseñadas en los EE.UU.
, mientras que China promueve activamente el uso de sus propios chips, algunos de los cuales han sorprendido al mundo por su calidad y precios competitivos. Los ejecutivos argumentaron que el número uno que determinará al ganador en la carrera de la inteligencia artificial será la adopción global de la tecnología. No solo se discute quién inventa las mejores herramientas, sino quién logra que estas sean utilizadas a nivel mundial. En este sentido, el presidente de Microsoft, Brad Smith, hizo notar que la experiencia de Huawei y la infraestructura 5G demuestran que el primero en posicionarse con una tecnología suele dominar el mercado y es difícil de superar luego. China, a través de empresas como DeepSeek y Huawei, ha lanzado modelos y chips de inteligencia artificial avanzados que amenazan el dominio estadounidense.
DeepSeek, una empresa emergente con sede en Hangzhou, obtuvo reconocimiento global el año pasado tras presentar un modelo de IA potente, competitivamente parecido al de OpenAI y Meta, pero con costos operativos mucho más bajos. Simultáneamente, Huawei sigue avanzando en el desarrollo y producción masiva de chips de alta gama, enfrentando restricciones internacionales, pero consolidando su base en el mercado chino. El gobierno estadounidense, entre las administraciones de Biden y Trump, ha puesto en marcha estrictas regulaciones para limitar la exportación de chips y tecnología relacionada con la IA hacia China, motivado por preocupaciones de seguridad nacional y el posible uso militar de estas innovaciones. Sin embargo, estas restricciones también adversamente impactan la habilidad de las compañías estadounidenses para expandirse comercialmente y mantener aliados técnicos internacionales. En el testimonio ante el Senado, tanto Altman como Lisa Su y el senador Ted Cruz destacaron que la flexibilización de estas normas sería beneficiosa para las empresas nacionales y la posición global de EE.
UU. Más allá de la infraestructura física y las políticas de exportación, los especialistas explicaron que la educación y la formación de talento son elementos que no deben ser descuidados. Con la aceleración del desarrollo de la inteligencia artificial, existe una creciente demanda de profesionales capacitados, desde técnicos especializados hasta investigadores en IA. Microsoft propuso incrementar los programas educativos que permitan la formación de electricistas, ingenieros y expertos en IA para acelerar la adopción tecnológica en un país donde la mano de obra calificada es uno de los pilares para la innovación. La importancia de la infraestructura se extiende a la necesidad de modernizar desde los centros de datos hasta las estaciones de energía capaces de abastecer la carga de trabajo de sistemas de inteligencia artificial.
Las operaciones de IA de nueva generación son intensivas en consumo energético, lo que hace fundamental incrementar la eficiencia de los recursos y garantizar que no haya cuellos de botella que limiten el escalamiento de las tecnologías. La inversión en tecnologías verdes y ampliación de la capacidad energética puede ser un factor decisivo para mantener la competitividad a largo plazo. A nivel estratégico, los funcionarios estadounidenses subrayaron que se debe entender la IA no solo como un avance tecnológico sino como una herramienta de influencia global. La tecnología adoptada en el resto del mundo puede reflejar y transmitir valores democráticos, de privacidad y seguridad, frente a modelos alternativos que podrían ser empleados para control o propaganda estatal. La capacidad de EE.
UU. para exportar su tecnología y establecer estándares podría definir las reglas del juego en las próximas décadas, por lo que asegurar un entorno propicio para la innovación y la apertura comercial es crucial. Finalmente, los expertos destacaron que la competencia con China en el terreno de la inteligencia artificial involucra un equilibrio delicado entre proteger la seguridad nacional y fomentar la innovación y el libre comercio. La combinación de infraestructura robusta, una política de exportación racional, una fuerza laboral preparada y una visión estratégica global será la receta para que Estados Unidos mantenga su liderazgo y logre que su tecnología siga siendo la más usada y valorada en el resto del mundo. De este modo, el llamado a aumentar la inversión en infraestructura, flexibilizar las restricciones a las exportaciones de chips y reforzar la educación especializada representa no solo un desafío tecnológico y económico, sino una apuesta geopolítica que definirá el futuro del poder tecnológico mundial.
El éxito o fracaso en estos frentes podría marcar la diferencia entre liderar la revolución de la inteligencia artificial o quedarse atrás en una carrera que ya nadie puede permitirse perder.