El reciente clima del mercado de criptomonedas ha visto un giro inesperado, ya que el fondo cotizado en bolsa (ETF) de Bitcoin de BlackRock, conocido como IBIT, ha experimentado su primera salida neta desde mayo de este año. Este giro ha levantado cejas entre los inversores y analistas, quienes se preguntan qué factores han influido en esta tendencia negativa en un sector que había mostrado signos de recuperación. El 29 de agosto de 2024, los ETFs de Bitcoin en EE.UU. llegaron a registrar un total de $71.
73 millones en salidas netas, marcando tres días consecutivos de declives. En este contexto, BlackRock, una de las gestoras de activos más grandes a nivel mundial, informó que su ETF IBIT vio salir $13.51 millones. Esta es una señal preocupante dado que el IBIT no solo es el mayor ETF de Bitcoin por activos netos, sino que también había sido un punto de referencia de resiliencia en un mercado cada vez más volátil. No fue solo IBIT el que se sintió el impacto de estos retiros.
Otros ETFs significativos también sufrieron, incluyendo el de Grayscale (GBTC) con retiros de $22.68 millones y el de Fidelity (FBTC) con salidas de $31.11 millones. Bitwise, mediante su ETF BITB, registró $8.09 millones en salidas, mientras que Valkyrie (BRRR) también se vio afectado con retiros de $1.
68 millones. Sin embargo, en medio de estas cifras sombrías, hubo un rayo de esperanza para algunos. Los fondos de Ark y 21Shares lograron captar algo de interés con flujos netos positivos, acumulando $5.34 millones. Este contraste subraya la complejidad y diversidad en la dinámica del mercado de criptomonedas y la inversión institucional.
La caída en las inversiones en ETFs de Bitcoin coincidió con un deslizamiento en los volúmenes de trading, que cayeron a $1.64 mil millones, una baja notable desde los $2.18 mil millones del día anterior. Esta reducción en la volumen de operaciones sugiere que la cautela ha dominado el comportamiento de los inversores, quienes pueden estar revaluando sus posiciones en un entorno donde la rentabilidad se ha vuelto menos segura. Los precios de Bitcoin y Ethereum también reflejan este estado de incertidumbre.
Bitcoin, que había estado disfrutando de un repunte, cayó un 0.3% para situarse alrededor de $58,984. Por su parte, Ethereum, que había visto una ligera recuperación, descendió un 0.29% hasta aproximadamente $2,516. Este debilitamiento de los precios ha influido en la presión sobre los ETFs, haciendo que los inversores reconsideren su exposicón.
Claro está, no todo cambio en los ETFs de criptomonedas ha sido negativo. Los ETFs de Ethereum, por ejemplo, también se vieron afectados por un sentimiento negativo similar, con $1.77 millones en salidas netas registradas el mismo día. El Grayscale Ethereum Trust (ETHE), el mayor ETF de Ethereum, lideró los retiros con $5.35 millones, aunque se vieron ligeramente compensados por un ingreso de $3.
57 millones en el Grayscale Ethereum Mini Trust (ETH). Es interesante notar que en el contexto de su lanzamiento, los ETFs de Ethereum han tenido un desempeño inferior comparado con sus contrapartes de Bitcoin, un fenómeno que las investigaciones de JPMorgan han comenzado a explorar. Las expectativas en torno a los ETFs de Ethereum se han visto mermadas desde su lanzamiento en julio, unos seis meses después del inicio de los ETFs de Bitcoin. En sus primeras cinco semanas, los ETFs de Ethereum acumularon cerca de $500 millones en salidas netas, mientras que los de Bitcoin superaban los $5 mil millones en inflows. Este fenómeno ha llevado a los analistas a considerar la «ventaja del pionero» que Bitcoin ha disfrutado, otorgándole una posición privilegiada en la mente de los inversores.
En un análisis de JPMorgan, se discute cómo la falta de opciones de staking y menor liquidez han convertido a los ETFs de Ethereum en una opción menos atractiva para los grandes inversores institucionales. Adicionalmente, el sorprendente retiro de $2.5 mil millones del Grayscale Ethereum Trust durante una fase de transición también tomó por sorpresa a muchos, pues se esperaba que el movimiento generara de manera más modesta un impacto en la economía del fondo. Para contrarrestar estas salidas, Grayscale ha introducido un ETF mini de Ethereum, que ha logrado atraer solo $200 millones en inflows, lo que subraya la falta de interés de los inversores hacia estos productos en el contexto actual. Observando la tendencia de ambos activos, los analistas de JPMorgan están comenzando a proponer que la debilidad en la demanda de ETFs de Ethereum es indicativa de un interés creciente en un ETF combinado que brinde exposición a ambos activos simultáneamente.
Los datos revelan que tanto la propiedad institucional como la retail de los ETFs de Bitcoin se han mantenido relativamente estables desde el primer trimestre del año, donde los inversores retail controlan aproximadamente el 80% de las participaciones en estos fondos. Esta dinámica sugiere que, a pesar de las salidas recientes, existe un interés persistente en Bitcoin como un activo refugio en el medio de la incertidumbre del mercado. Lo que está claro es que el crecimiento y la innovación en el espacio de las criptomonedas continúa, aunque se enfrenta a muchos desafíos. Con el aumento de la volatilidad del mercado y los cambios en el panorama regulador, la capacidad de players como BlackRock de adaptarse y responder a las dinámicas del mercado será crucial para recuperar la confianza de los inversores. Así, mientras el IBIT de BlackRock enfrenta nuevas dificultades con su primer flujo de salidas netas, el ecosistema de criptomonedas sigue siendo un campo de batalla intenso y fascinante.
Los próximos meses serán decisivos no solo para BlackRock y su enfoque en criptomonedas, sino para el futuro de los fondos cotizados en bolsa en este cada vez más complejo y evolutivo ecosistema digital. La clave estará en observar la reacción de los inversores y si el apetito por el riesgo se reactiva, permitiendo que las criptomonedas recuperen su impulso y los ETFs encuentren su camino de regreso al crecimiento.