El exgobernador del banco central de China, Yi Gang, ha hecho un llamado urgente a la nación para que concentre sus esfuerzos en combatir la presión deflacionaria que está afectando al país. A pesar de haber implementado una serie de medidas de apoyo económico, la segunda economía más grande del mundo sigue enfrentándose a desafíos significativos que amenazan su crecimiento y estabilidad. Durante un discurso en la Cumbre del Bund en Shanghái, Yi destacó la necesidad de priorizar la lucha contra la deflación en medio de un panorama económico incierto. El contexto de este llamado no podría ser más crítico. China, una nación que durante décadas ha sido un motor de crecimiento a nivel global, ahora enfrenta un mar de dificultades.
El crecimiento económico se desaceleró en la segunda mitad de 2024, a pesar de que la economía había registrado un aumento del 5,0% en la primera mitad del año. Este estancamiento se ha visto agravado por una crisis en el sector inmobiliario y un debilitamiento en la demanda interna. Las empresas han tenido que ajustar sus márgenes de ganancia debido a la caída en la demanda, lo que a su vez ha llevado a despidos y recortes salariales. Yi Gang, ahora vicejefe del Comité Económico de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino, subrayó que, aunque el Producto Interno Bruto (PIB) nominal puede parecer positivo, es crucial considerar factores como los ingresos de las personas y los ingresos fiscales. "La clave es cómo mejorar la demanda interna y abordar la situación en el mercado inmobiliario, así como la deuda de los gobiernos locales", afirmó Yi.
Las preocupaciones sobre el futuro del empleo y de los ingresos son esenciales para la población, que ha visto aumentar su tasa de desempleo juvenil, escalando hasta un alarmante 17,1% en julio. El panorama no es alentador. La capacidad de consumo y las inversiones en China han sido notoriamente débiles. Yi enfatizó la necesidad de una política fiscal proactiva junto con una política monetaria acomodaticia. El aumento de la inflación se ha convertido en un tema de preocupación relevante, ya que el índice de precios al consumidor (IPC) ha mostrado un incremento de solo el 0,2% en promedio durante los primeros siete meses de 2024.
Adicionalmente, el índice de precios al productor (IPP) ha estado en deflación durante casi dos años, lo que indica una presión adicional sobre la economía. El exgobernador no escatimó en advertencias sobre la necesidad de actuar rápida y efectivamente. "El enfoque inmediato debe ser transformar el deflactor del PIB en positivo", comentó, reconociendo la dificultad de esta tarea pero insistiendo en que deberían realizarse esfuerzos para lograrlo. Las proyecciones más recientes del banco de inversión UBS han rebajado su pronóstico para el deflactor del PIB de China, anticipando un descenso de 0 a -0,4 para 2024. Esta revisión se atribuye principalmente a un empeoramiento de la crisis en el sector inmobiliario, lo que conduce a precios más bajos en productos básicos y a una disminución en la demanda de consumo.
Dado el peso de la economía china en la economía mundial, los efectos de esta deflación no se limitan a sus fronteras. Una menor demanda en China puede repercutir en las cadenas de suministro globales y afectar a países que dependen de la exportación de bienes y materias primas hacia la nación asiática. Compañías alrededor del mundo están observando de cerca cómo el gigante asiático maneja su situación económica, ya que cualquier cambio significativo puede tener un efecto en cascada en mercados y sectores globales. La atención se centra ahora en cómo el gobierno chino planea abordar estos retos. Algunos analistas sugieren que es necesario un enfoque más audaz en términos de políticas monetarias y fiscales, con el fin de estimular la economía.
Las medidas podrían incluir recortes en las tasas de interés, inversiones en infraestructura y subsidios para sectores críticos que han sido golpeados por la recesión. Sin embargo, Yi Gang también advirtió que es crucial no solo centrarse en estimular la economía a corto plazo, sino también en implementar reformas estructurales que puedan ayudar al país a evitar problemas similares en el futuro. Un crecimiento sostenible debe estar respaldado por fundamentos económicos sólidos, que incluyan una mayor innovación, competitividad y efectividad en el uso de los recursos. La agenda política de China podría verse influenciada por esta situación económica. A medida que el Partido Comunista planea su camino hacia adelante, es probable que temas como el empleo, los ingresos y la estabilidad financiera se conviertan en pilares centrales de sus políticas.
La capacidad del gobierno para gestionar estas cuestiones será crucial no solo para la estabilidad interna, sino también para mantener la confianza de los inversores extranjeros y fomentar un clima de negocios positivo. El camino hacia la recuperación económica no será sencillo. Los consumidores y las empresas en China están enfrentando desafíos difíciles, y la confianza se ha visto erosionada por las consecuencias económicas de la pandemia y otros factores globales. Sin embargo, con un enfoque decidido y un conjunto adecuado de políticas, existe la esperanza de que China pueda navegar a través de estas aguas turbulentas y salir fortalecida. En conclusión, el llamado de Yi Gang a combatir las presiones deflacionarias destaca la urgencia con la que China debe actuar.
La necesidad de impulsar la demanda interna y restaurar la confianza en la economía es más relevante que nunca. A medida que el mundo observa, la manera en que China gestione su desafío deflacionario no solo definirá su próximo capítulo económico, sino que también tendrá repercusiones significativas en la economía global.