En medio de un aumento alarmante de la pobreza, la oferta monetaria en Nigeria ha alcanzado un hito significativo al incrementar un 62% en el último año, alcanzando la asombrosa cifra de N107.2 trillones en agosto de 2024. Este cambio dramático plantea serias interrogantes sobre la salud económica del país y las políticas que lo han conducido hasta aquí. Según los últimos datos del Banco Central de Nigeria (CBN, por sus siglas en inglés), la oferta monetaria amplia, conocida como M2, ha pasado de N66.19 trillones en agosto de 2023 a N107.
2 trillones un año después. Este aumento se ha visto impulsado, en gran medida, por un crecimiento significativo en el componente de "Dinero Cuasi" que, según las estadísticas, se disparó un 75.2% hasta alcanzar N72.2 trillones. El "Dinero Cuasi" incluye depósitos de ahorro, depósitos a plazo y otros activos financieros que se pueden convertir fácilmente en efectivo.
En contraste, el "Dinero Estrecho" (M1), que abarca el efectivo y los depósitos a la vista, también ha experimentado un crecimiento, alcanzando N34.9 trillones, lo que representa un aumento del 43% en comparación con el año anterior. Sin embargo, a pesar de estos incrementos en la oferta monetaria, la realidad económica de Nigeria es sombría. El país enfrenta una crisis de pobreza que afecta a un gran porcentaje de su población, especialmente a aquellos en la franja de ingresos más bajos. El contraste entre el aumento del dinero en circulación y el sufrimiento económico de los ciudadanos es desalentador.
Los datos del CBN revelan que, mientras la oferta monetaria sigue en aumento, el crédito otorgado al gobierno también ha visto un incremento notable, aumentando un 38.4% hasta alcanzar N31.15 trillones. Esta situación se ha observado en medio de una creciente presión sobre el gobierno para que responda a las necesidades económicas de la población. A pesar de las advertencias de los economistas sobre las posibles repercusiones de este aumento de la oferta monetaria, el gobierno continúa en un ciclo de endeudamiento doméstico.
El economista Nwokoma Ndubisi, profesor de la Universidad de Lagos, explica que este ciclo de endeudamiento se refleja en las operaciones del mercado de valores y los instrumentos financieros emitidos por el gobierno. Esto implica que el gobierno está tomando prestado en el mercado interno y, como resultado, inyectando más dinero en la economía a través de sus políticas monetarias. Sin embargo, esta estrategia, si no se gestiona adecuadamente, podría tener efectos adversos en la inflación y en la economía en general. La situación económica actual es especialmente difícil para los nigerianos de bajos ingresos. Muchos se enfrentan a la dura realidad de la inflación creciente y a la incapacidad de acceder a servicios básicos.
Según informes recientes, el costo de vida ha aumentado drásticamente, lo que agrava aún más la pobreza existente. El contexto político también ha influido en esta realidad económica. Se han presentado numerosas críticas al gobierno actual, acusándolo de mal manejo de la economía y de desperdiciar oportunidades para mejorar la situación de los ciudadanos. Algunos observadores políticos argumentan que el gobierno ha centrado sus esfuerzos en políticas que no abordan las necesidades urgentes de la población. La crisis también ha llevado a un aumento en la demanda de créditos.
Según el CBN, el crédito al sector privado ha crecido un 31.2% en un año, alcanzando N74.7 trillones, aunque ha mostrado una leve disminución mensual del 1.06% respecto al mes anterior. La creciente necesidad de financiar actividades económicas ha llevado a los ciudadanos a buscar préstamos, aún en medio de condiciones económicas difíciles.
A medida que la demanda de dinero aumenta, el efecto acumulativo sobre la inflación podría complicar aún más la recuperación económica esperada. Los precios de los bienes y servicios podrían verse afectados, exacerbando el problema de la pobreza que ya afecta a millones de nigerianos. El incremento de la oferta monetaria, en este contexto, puede ser visto como una medida destinada a estabilizar la economía, pero hay un gran riesgo de que esta estrategia se convierta en un arma de doble filo. Mientras que el incremento en la disponibilidad de dinero tiene el potencial de estimular el crecimiento, también puede alimentar la inflación si la producción no se ajusta al aumento en la oferta de dinero. Está claro que las políticas económicas deben ser más holísticas y centradas en el bienestar de la población.
El gobierno necesita encontrar un equilibrio entre el crecimiento económico y el control de la inflación para evitar un mayor sufrimiento entre los ciudadanos. Algunos analistas sugieren que se haga un esfuerzo concertado para diversificar la economía. Nigeria, un país ricamente dotado de recursos naturales, especialmente petróleo, ha dependido demasiado de la exportación de crudo. La falta de inversiones en otros sectores económicos ha contribuido a la vulnerabilidad de la economía nigeriana. Diversificar los sectores productivos podría ofrecer nuevas oportunidades de empleo y, a largo plazo, estabilizar la economía.
Además, el gobierno debe priorizar políticas que fomenten el crecimiento sostenible y que se vuelquen en reducir la pobreza. Esto implica invertir en educación, salud, infraestructura y programas sociales que ayuden a los ciudadanos a salir del ciclo de la pobreza. También es esencial fomentar un entorno empresarial que facilite el crecimiento de las pequeñas y medianas empresas, que son fundamentales para la creación de empleo. La situación actual de Nigeria es una clara llamada de atención. A medida que la oferta monetaria se dispara en medio de un panorama de pobreza creciente, el país se enfrenta a decisiones críticas en la formulación de políticas económicas.
La capacidad del gobierno para gestionar adecuadamente la oferta de dinero y abordar las preocupaciones sociales será crucial para determinar el futuro económico y el bienestar de sus ciudadanos.