Ethereum (ETH) y Bitcoin (BTC) son dos de las criptomonedas más conocidas y negociadas en el mercado. A pesar de ser pioneras en la revolución de la tecnología blockchain, estas dos criptomonedas han tenido trayectorias de rendimiento diferentes en los últimos tiempos. En particular, la investigación realizada por Kaiko ha puesto de relieve un hecho interesante: Ethereum está subrendiendo en comparación con Bitcoin. Pero, ¿por qué ocurre esto? Para comprender esta situación, primero es esencial analizar el contexto del mercado. A medida que las criptomonedas han pasado de ser un fenómeno emergente a una clase de activos más establecida, los inversores han comenzado a tratar a Bitcoin como una especie de "oro digital".
Esto se debe a su suministro limitado, que lo convierte en un refugio en tiempos de incertidumbre económica. Por el contrario, Ethereum ha sido visto más como una plataforma tecnológica, impulsando aplicaciones descentralizadas y contratos inteligentes, lo que lo hace más susceptible a la volatilidad. Uno de los factores que está impulsando la subrendimiento de ETH frente a BTC es la evolución del ecosistema DeFi (finanzas descentralizadas). Aunque Ethereum fue el pionero en este campo, el entusiasmo por DeFi ha llevado a que muchos inversores se concentren en proyectos específicos dentro del espacio, diluyendo el interés general por Ethereum como criptomoneda. Esto ha llevado a una disminución en la actividad en la red de Ethereum, que a su vez afecta negativamente a su precio.
La escalabilidad también ha sido un problema persistente para Ethereum. Aunque la red ha estado trabajando en una serie de actualizaciones, incluido el cambio hacia Ethereum 2.0, los problemas de congestión y altas tarifas de transacción han hecho que algunos inversores reconsideren su exposición a ETH. En contraste, Bitcoin ha mantenido una mayor estabilidad de red, lo que ha reforzado su posición como la criptomoneda líder. Además, la narrativa en torno a Bitcoin ha cambiado en los últimos años.
A medida que más instituciones y empresas han comenzado a adoptar Bitcoin como una reserva de valor, la demanda ha aumentado significativamente. Este interés institucional ha generado un efecto de red positivo que ha logrado no solo estabilizar, sino también elevar el precio de BTC. Por el contrario, Ethereum ha tenido dificultades para atraer el mismo nivel de atención institucional, lo que ha resultado en un crecimiento más modesto. A la par, la integración de Bitcoin en productos financieros tradicionales como ETFs (fondos cotizados en bolsa) ha proporcionado un impulso adicional a su valor. Estos mecanismos facilitan que inversores tradicionales accedan a la criptomoneda sin tener que lidiar con las complejidades de poseer y almacenar criptomonedas.
Por otro lado, Ethereum aún no ha logrado una integración similar en el ámbito de los ETFs, lo que ha contribuido a su subrendimiento en el mercado. La percepción del riesgo también juega un papel importante en esta dinámica. Bitcoin ha sido capaz de posicionarse como un activo más seguro en comparación con otras criptomonedas, en parte debido a su historia más larga y su capitalización de mercado más alta. Este aspecto ha llevado a que muchos inversores vean a Bitcoin como una inversión más segura en comparación con Ethereum, que, debido a su naturaleza más experimental y su dependencia de otras aplicaciones y proyectos, se percibe como un activo más arriesgado. Adicionalmente, el fenómeno del "flippening", que se refiere a la posibilidad de que Ethereum supere a Bitcoin en términos de capitalización de mercado, ha estado en boca de todos durante años.
Sin embargo, a medida que el tiempo ha pasado y las condiciones del mercado han cambiado, esta visión ha comenzado a desvanecerse. La narrativa del "flippening" ha perdido atractivo y muchos inversores han comenzado a dudar de la viabilidad de que Ethereum pueda obtener la misma posición dominante que Bitcoin, lo que ha contribuido a que ETH bajo rendimiento en comparación con su competidor directo. Por otra parte, el espacio de las criptomonedas es extremadamente dinámico y, a menudo, está sujeto a cambios bruscos en la percepción del mercado. La influencia de las redes sociales y la opinión pública pueden causar movimientos de precios repentinos, y en ocasiones, los proyectos relacionados con BTC suelen captar más atención y ruido mediático que los de ETH. Esta discrepancia en la cobertura mediática puede influir en el interés de los inversores y, por ende, en el valor de ambas criptomonedas.
Sin embargo, no todo son malas noticias para Ethereum. A pesar de su subrendimiento frente a Bitcoin, la plataforma continúa siendo un pilar esencial de la innovación blockchain. Proyectos de nueva generación como Ethereum 2.0, que prometen mejorar la escalabilidad y la eficiencia de la red, pueden resultar en un resurgimiento del interés por ETH en el futuro. Además, el auge de los tokens no fungibles (NFT) y las aplicaciones de metaverso, en los que Ethereum desempeña un papel central, podrían proporcionar nuevos catalizadores para su crecimiento.