El mundo del clima aún no tiene solución a la posibilidad de un Trump 2.0 La incertidumbre se cierne sobre el futuro del clima global a medida que se acercan las elecciones de 2024 en Estados Unidos. La posibilidad de que Donald Trump regrese a la Casa Blanca está generando ansiedad entre líderes ambientales, funcionarios gubernamentales y activistas dedicados a la lucha contra el cambio climático. Tal como se vivió durante su primer mandato, el regreso de Trump podría poner en peligro los avances logrados en la política climática no solo en Estados Unidos, sino a nivel mundial. En medio de eventos cruciales como la Asamblea General de las Naciones Unidas y la Semana del Clima, muchas voces en la comunidad internacional han subrayado la importancia de la elección estadounidense, a pesar de que muchos de ellos evitan hablar abiertamente sobre sus implicaciones.
“Todos estamos atentos a lo que sucede en Estados Unidos porque no solo afecta a un país, sino al mundo entero”, afirmó Wopke Hoekstra, enviado climático de la Unión Europea. A medida que los líderes mundiales discuten estrategias para abordar el cambio climático, una sombra de inquietud se cierne sobre ellos. Una victoria de Trump, quien ha prometido sacudir las bases del compromiso estadounidense con los acuerdos internacionales, podría ser devastadora. La estrategia de la comunidad internacional para contrarrestar una posible reelección de Trump es alarmantemente simple: esperar que Kamala Harris gane. Según Catherine McKenna, exministra de Medio Ambiente de Canadá, “ganar las elecciones es probablemente lo más importante para los demócratas”.
La comunidad climática se siente atrapada, dividida entre su deseo de no interferir en la política interna de EE. UU. y la necesidad desesperada de presionar a favor de un liderazgo más firme en materia de clima. Sin embargo, el simple acto de contemplar un posible regreso de Trump lleva consigo un paquete entero de preocupaciones. Durante su primera administración, Trump retiró a Estados Unidos del Acuerdo de París, un pacto crucial para la cooperación internacional en la lucha contra el cambio climático.
Si regresa a la Casa Blanca, es casi seguro que tomará medidas similares, posiblemente acelerando el proceso. Eso representa un retroceso monumental en un momento ya crítico, donde los científicos advierten que el tiempo se está agotando para evitar consecuencias catastróficas por el calentamiento global. “Si Trump gana, me temo que volveremos a un tiempo en el que la acción climática estaba en un vacío”, expresó Todd Stern, negociador principal del Acuerdo de París durante la administración de Obama. La falta de un plan concreto y unificado para enfrentar esta amenaza resalta una debilidad en la comunidad internacional, que parece estar esperando a que la situación se resuelva mágicamente. El tiempo corre y los líderes mundiales son conscientes de que no pueden controlar el resultado de las elecciones estadounidenses.
Cada vez resulta más evidente que la efectividad de sus estrategias dará forma al futuro del medio ambiente no solo en América del Norte, sino que tendrá ramificaciones globales. La cooperación internacional es vital, y en un contexto donde EE. UU. es el mayor emisor de gases de efecto invernadero de la historia, su liderazgo es fundamental para la transición hacia energías limpias. Por su parte, los responsables políticos están tratando de mantener un marco de negociación estable, incluso frente a la inminente posibilidad de un segundo mandato de Trump.
Sin embargo, la incertidumbre que rodea a su campaña crea un clima de confusión y ansiedad. “Necesitamos un compromiso firme y constante de todas las partes para hacer frente a los desafíos climáticos", añadió la ministra de Relaciones Exteriores de Alemania, Annalena Baerbock. A pesar de la preocupación palpable, hay quienes se muestran cautelosamente optimistas. Empresarios y diplomáticos mencionan que la inversión y el desarrollo en energías renovables acumulados durante la administración Biden podrían ser más difíciles de revertir de lo que algunos anticipan. Barbara Humpton, CEO de Siemens, destacó que “hay un gran enfoque en los temas que deben abordarse, incluyendo el cambio climático, independientemente de la administración que esté en el poder”.
No obstante, la amenaza de un Trump 2.0 no solo recae sobre la política climática, sino también sobre una variedad de otros temas globales que están interconectados. Una desaceleración en el compromiso internacional para reducir las emisiones podría debilitar los esfuerzos por abordar la guerra en Ucrania, la gestión de los recursos hídricos y la seguridad alimentaria. La interconexión entre estos problemas resalta la necesidad de encontrar soluciones colaborativas y estrategias a largo plazo que trasciendan a las administraciones individuales. Mientras tanto, activistas y defensores del clima también han comenzado a prepararse para un posible escenario sombrío.
Algunos de ellos ya hablan de la importancia de movilizar a la sociedad civil para ejercer presión sobre sus gobiernos, independientemente de quién se encuentre en la Casa Blanca. Kumi Naidoo, un veterano en la lucha por el clima, subrayó que “no podemos esperar que los líderes federales resuelvan todo por nosotros. Debemos involucrar a ciudades, estados y organizaciones de la sociedad civil”. En el discurso final durante la Cumbre de Cambio Climático de la ONU, el presidente Biden expresó la urgencia del momento: “El resto del mundo nos mira. Si no lideramos, ¿quién lo hará?”.