El fenómeno de las criptomonedas, que comenzó a ganar popularidad hace más de una década, ha revolucionado la forma en que las personas ven el dinero y las inversiones. Sin embargo, junto con la creciente adopción de estas innovadoras formas de activos digitales, también ha surgido una preocupante ola de fraudes y estafas. Un reciente informe del FBI pone de manifiesto esta realidad alarmante, revelando que los estafadores robaron más de 5.6 mil millones de dólares en fondos de criptomonedas en 2023. Esta cifra representa un aumento del 45% en comparación con el año anterior, y subraya la necesidad urgente de que los consumidores adopten una actitud más cautelosa hacia las inversiones en criptomonedas.
El informe del FBI es el primero en su tipo, y busca arrojar luz sobre la creciente amenaza que representan los estafadores y hackers que utilizan las criptomonedas para defraudar a los consumidores. A pesar de que más de 69,000 quejas relacionadas con criptomonedas fueron presentadas ante el FBI, estas solo representan aproximadamente el 10% del total de quejas por fraude financiero recibidas en 2023. Sin embargo, lo que es realmente alarmante es que, a pesar de su menor número, las pérdidas por fraude en criptomonedas representaron casi el 50% de las pérdidas totales por fraudes financieros. El auge de las criptomonedas ha atraído la atención de muchas personas que ven en ellas una forma potencialmente lucrativa de invertir. Sin embargo, este atractivo también ha llevado a un aumento en la actividad delictiva.
Según el informe, el fraude relacionado con inversiones es la principal forma en que los criminales están sustrayendo criptomonedas a las víctimas, con pérdidas estimadas en alrededor de 3.96 mil millones de dólares en 2023. La investigación indica que muchos individuos han acumulado deudas considerables para cubrir las pérdidas sufridas a causa de estas inversiones fraudulentas, un fenómeno que se ha vuelto cada vez más común en un entorno donde la codicia puede nublar el juicio. Uno de los grupos demográficos más afectados ha sido el de los adultos mayores. A pesar de que las quejas de fraude por inversiones en criptomonedas fueron más numerosas entre personas de entre 30 y 49 años, los que superan los 60 años reportaron las mayores pérdidas, alcanzando más de 1.
24 mil millones de dólares. Esto plantea preocupaciones sobre la vulnerabilidad de este grupo ante los estafadores, quienes a menudo utilizan tácticas manipulativas para ganarse la confianza de sus víctimas. Las estafas de "confianza habilitada" o "pig butchering" han mostrado ser especialmente efectivas. En estas estafas, el criminal establece una relación a largo plazo con la víctima, ganando su confianza antes de presentarles una oportunidad de inversión fraudulenta. El delincuente puede comenzar la interacción enviando un mensaje amistoso a través de SMS, correo electrónico o redes sociales, intentando crear rapport durante semanas o incluso meses antes de que la víctima esté dispuesta a invertir en la propuesta presentada.
Aunque estos esquemas a menudo permiten a las víctimas retirarse pequeñas cantidades de dinero, una vez que los fondos se depositan, las plataformas suelen bloquear el acceso a las ganancias y a los depósitos originales. Además de las estafas de inversión, el informe del FBI destaca que muchos de los estafados son posteriormente atacados por fraudes adicionales, en los que se les promete ayuda para recuperar los fondos perdidos. Esto subraya un ciclo de victimización en el que las personas, en su desesperación por recuperar lo perdido, caen en nuevas trampas. El FBI hace un llamado a la cautela, sugiriendo que se deba tener especial cuidado con cualquier oportunidad de inversión que provenga de un contacto que no haya sido previamente conocido. La agencia enfatiza la importancia de la vigilancia y la denuncia de estafas a su Internet Crime Complaint Center (IC3).
Al hacerlo, no solo se ayuda a las víctimas potenciales a evitar ser estafadas, sino que también se facilita a las fuerzas del orden la captura de los delincuentes. La desinformación y la falta de educación financiera son componentes claves que los estafadores explotan. La mayoría de las víctimas no tienen un entendimiento claro de cómo funcionan las criptomonedas y los mercados asociados, lo que las hace más susceptibles a caer en estafas. Este vacío de conocimiento convierte a muchas personas en blanco fácil para fraudes que parecen legítimos a simple vista. A medida que las criptomonedas continúan evolucionando, será vital que los organismos de regulación y las autoridades trabajen junto a las plataformas de intercambio y a los usuarios para crear un entorno más seguro.
La implementación de medidas de seguridad más estrictas y la educación pública sobre cómo identificar las señales de advertencia de un fraude son pasos necesarios para mitigar el daño causado por estas estafas. Existen señales que las personas pueden aprender a reconocer para evitar ser víctimas de estos fraudes. Por ejemplo, si una inversión suena demasiado buena para ser verdad, probablemente lo sea. Promesas de retornos garantizados, así como presiones para actuar rápidamente, son tácticas comunes utilizadas por los estafadores. Es recomendable investigar a fondo cualquier plataforma o persona que ofrezca oportunidades de inversión antes de involucrarse financieramente.
Mientras las criptomonedas continuarán siendo un aspecto prominente del panorama financiero global, la responsabilidad recae en los individuos para informarse y protegerse a sí mismos contra los riesgos asociados. El informe del FBI es una advertencia clara de que, aunque el futuro de la economía digital es prometedor, también es un terreno fértil para la actividad delictiva. Con una actitud crítica y un enfoque cuidadoso, los inversores pueden esperar navegar por el mundo de las criptomonedas de manera más segura.