Decir que sí puede parecer en muchos casos la opción más fácil e incluso la más deseable. Nos hace sentir valorados, nos llena de energía y parece abrirnos puertas a nuevas oportunidades. Sin embargo, esta actitud, si se lleva al extremo y sin control, puede convertirse en una trampa que conduce al desgaste mental, físico y emocional. Jeff Geerling, reconocido desarrollador y creador de contenido, comparte una perspectiva profundamente honesta y valiosa sobre la importancia de aprender a decir no para preservar la salud y el bienestar personal, especialmente en contextos como el mantenimiento de proyectos de código abierto y la vida profesional moderna. Al principio, ese primer "sí" es una fuente de motivación: sentimos que somos capaces de todo y los demás también se muestran satisfechos con nuestra colaboración y disposición.
Sin embargo, lo que muchos no toman en cuenta es que cada vez que aceptamos una nueva responsabilidad o compromiso sin medir nuestras capacidades reales, estamos incurriendo en una deuda personal que tarde o temprano habrá que pagar. Esta deuda se manifiesta en forma de agotamiento o burnout, un estado donde la energía se agota, la calidad del trabajo disminuye y la motivación se desvanece. Geerling relata que en su experiencia, especialmente al combinar una carrera exigente con las demandas de una familia joven y a la vez convivir con una enfermedad crónica como la enfermedad de Crohn, fue esencial aprender a poner límites claros. Este aprendizaje no solo le permitió mantenerse saludable, sino que también abrió nuevas puertas en su carrera profesional, demostrando que el no puede ser una herramienta poderosa para llegar al sí correcto. Esta mentalidad, resumida en su mantra “Sé liberal con tus no y juicioso con tus síes”, transforma la manera en que gestionamos nuestro tiempo y energía.
No se trata de rechazar todas las oportunidades, sino de ser conscientes y selectivos sobre cuáles merecen nuestra atención y cuáles simplemente diluyen nuestra capacidad de impacto. Uno de los puntos cruciales en su reflexión es la importancia de entender que, si alguien no te está pagando por tus esfuerzos, no te debe nada, ni explicaciones exhaustivas. Esta idea rompe con muchas de las expectativas sociales que a menudo nos imponen, especialmente en ambientes donde el trabajo voluntario o colaborativo es frecuente, como el desarrollo de software open source. En este contexto, decir no puede parecer duro, pero es un acto de auto-cuidado que asegura la sostenibilidad a largo plazo. Para Geerling, implementar herramientas como el GitHub Stale Bot fue una forma práctica de materializar ese concepto.
Esta herramienta ayuda a cerrar automáticamente temas o bugs que han estado inactivos durante mucho tiempo, liberando su mente de una sensación abrumadora ante un sinfín de tareas pendientes. A pesar de que esta práctica genera controversias, redefine las prioridades y permite concentrarse en lo urgente y relevante. Así, cada decisión de decir no está respaldada por una intención clara de mantener la salud del proyecto y de quienes lo mantienen. El enfoque de Geerling también se ha traducido en un cambio radical en su trayectoria profesional. Adoptar el arte de decir no le permitió dedicar tiempo a lo que realmente le apasionaba, como enseñar y crear contenido educativo en YouTube.
Esta decisión, potenciada por el confinamiento típico de la pandemia global, fue el catalizador para que su canal creciera y se consolidara como un espacio valioso para miles de desarrolladores. Esta transición afectó no solo su vida profesional sino también personal, ya que pudo disfrutar de mayores momentos con su familia y reducir el estrés asociado a un trabajo lleno de compromisos sin control. Decir no no implica ser antipático o poco comprometido. Para Geerling, también es una cuestión de comunicar con claridad y respeto. Rechazar una propuesta o un aporte debe ir acompañado de una explicación sincera y amable, buscando minimizar la desilusión y, en algunos casos, alentando a otras soluciones como “forkear” un proyecto o desarrollar una característica de forma independiente.
Estos consejos son especialmente valiosos para quienes mantienen proyectos donde la comunidad juega un rol importante. Además, aprender a decir no es también reconocer las propias limitaciones y circunstancias personales, una forma de mostrar compasión tanto hacia uno mismo como hacia los demás. Entender que nadie es infalible ni omnipotente ayuda a cultivar una cultura de respeto y empatía, alejándose de la presión social que puede llevar a asumir más responsabilidades de forma imprudente. En contextos profesionales donde se mezcla la pasión por el trabajo con el sentido de comunidad, como en el mundo del software libre y el código abierto, las expectativas pueden ser abrumadoras. Sin embargo, este entorno también brinda un valioso aprendizaje sobre la gestión del tiempo y prioridades, basado en el equilibrio entre la colaboración y la protección propia.
Al decir no, los mantenedores pueden realmente preservar la salud de sus proyectos y la suya propia, evitando la llamada “deuda de mantenimiento” que ocurre cuando se aceptan contribuciones sin una evaluación cuidadosa de su impacto a largo plazo. Más allá del mundo tecnológico, esta filosofía de vida tiene implicaciones universales y aplicables a todos. Saber establecer límites claros en la vida diaria, laboral y social es fundamental para conservar la energía mental y emocional necesaria para cumplir con los compromisos que de verdad importan. En una era caracterizada por el exceso de estímulos y demandas constantes, el no se convierte en un acto revolucionario que devuelve el control de nuestra agenda y prioridades. Jeff Geerling no solo invita a experimentar la liberación que trae decir no, sino que también ofrece una invitación a reflexionar sobre el verdadero costo de decir sí en exceso.
Cada sí que pronunciamos sin medir sus consecuencias puede representar minutos, horas o días perdidos, deterioro en la calidad de nuestro trabajo y, sobre todo, menos momentos para vivir con plenitud. En última instancia, la capacidad de decir no es una manifestación de respeto hacia uno mismo. Es un acto que nos protege de la sobrecarga y el desgaste y que abre la posibilidad de decir sí a las cosas que realmente nos entusiasman y aportan valor. La invitación es clara: no temas decir no. Aprende a identificar cuándo es el momento de negarte a más compromisos.
Solo así podrás garantizar que tus síes sean verdaderamente significativos, fructíferos y sostenibles en el tiempo. Esta reflexión se fortalece con el testimonio de otros líderes y expertos que coinciden en que preservar la salud mental y emocional no es un lujo, sino una necesidad para cualquier profesional. Aprender a decir no, por lo tanto, no es solo una estrategia de gestión del tiempo, sino una forma de proteger la pasión y el talento. Un no bien empleado puede ser el primer paso para un sí poderoso y transformador.