En un esfuerzo por fortalecer y diversificar su matriz energética, China ha dado luz verde a la construcción de diez nuevas unidades nucleares con una inversión que asciende a 200 mil millones de yuanes, equivalentes a aproximadamente 27.44 mil millones de dólares. Esta decisión reciente, comunicada en abril de 2025, representa un paso significativo en la estrategia del país para reducir la dependencia de los combustibles fósiles y reforzar la generación de energía limpia y sostenible. El plan aprobado por el Consejo de Estado de China incluye proyectos que utilizan tecnologías nacionales de última generación, lo que evidencia la capacidad del país para producir internamente equipos y sistemas clave para la industria nuclear. Esta medida no solamente fortalece a la industria local sino que también abre camino para la independencia tecnológica, disminuyendo la vulnerabilidad ante mercados externos y eventuales restricciones internacionales.
Las nuevas unidades nucleares se distribuirán entre cinco plantas ya operativas: Fangchenggang, en la región autónoma de Guangxi; Sanmen, en la provincia de Fujian; Haiyang, en Shandong; Xiapu, en Chongqing; y Taishan, en Guangdong. Estas instalaciones estratégicas, situadas en distintas áreas del país, no solo incrementarán la capacidad de producción de energía sino que también jugarán un papel crucial en la estabilidad y seguridad del suministro eléctrico en sus respectivas regiones. China mantiene un ritmo acelerado de expansión en su programa nuclear. Durante 2022, 2023 y 2024 fueron aprobados entre diez y once nuevos reactores anualmente, lo que subraya el compromiso continuo con esta forma de generación energética. Para finales de 2024, el país ya contaba con 57 unidades en operación y una capacidad instalada cercana a los 60 gigavatios.
El crecimiento en la capacidad nuclear china no solo beneficia al país a nivel interno, sino que también ha situado a China como un actor preponderante en el escenario internacional del sector. Actualmente, China ocupa el tercer lugar en capacidad instalada detrás de Estados Unidos y Francia, y se proyecta que para el año 2030 podría liderar el mundo en este indicador. Este liderazgo esperado refleja no solo la velocidad de construcción y puesta en marcha de nuevas unidades, sino también la calidad y eficiencia de su desarrollo tecnológico. La participación de la energía nuclear en la matriz energética china, aunque aún marginal, está en franco ascenso. En 2024, la generación derivada de fuentes nucleares representó cerca del 5% del total, y se anticipa que esta cifra alcance el 10% para 2040.
Este aumento proporciona una vía efectiva para reducir la huella de carbono del país, alineándose con sus compromisos medioambientales y metas de sostenibilidad a largo plazo. El impulso inversor es otra señal clara del compromiso del gobierno chino con la energía nuclear. En 2024, la inversión total en ingeniería y construcción de instalaciones nucleares alcanzó un récord histórico de 146.9 mil millones de yuanes, según el informe anual emitido por la Asociación de Energía Nuclear de China. Esta inversión no solo contempla la construcción de nuevas unidades, sino también el desarrollo y modernización de las plantas existentes y la ampliación de capacidades técnicas y operativas.
Un aspecto fundamental del desarrollo nuclear chino es la autosuficiencia en la producción de equipos clave. Según el informe oficial, China ha alcanzado una producción 100% doméstica en componentes esenciales para la construcción y operación de plantas nucleares. Este nivel de independencia tecnológica favorece la reducción de riesgos asociados a la cadena de suministro internacional y fortalece la competitividad de la industria nacional en mercados globales. Al mismo tiempo, China no pierde de vista la cooperación internacional. Continúa promoviendo colaboraciones estratégicas con importantes países nucleares y con naciones que forman parte de la iniciativa Belt and Road, buscando no solo intercambiar conocimiento y tecnología, sino también expandir su influencia y presencia en el mercado nuclear mundial.
En términos de seguridad, el avance en tecnología nacional permite implementar estándares rigurosos que garantizan la operación segura y confiable de las nuevas unidades. Además, el país ha puesto énfasis en mejorar la supervisión regulatoria y en incrementar la transparencia con respecto a la gestión de residuos y protección ambiental. El desarrollo nuclear forma parte de una estrategia energética más amplia, que incluye el fomento de energías renovables como la solar y la eólica. Sin embargo, la energía nuclear destaca por su capacidad para generar grandes volúmenes de electricidad de forma estable y continua, mitigando las limitaciones que presentan las fuentes intermitentes. Esto contribuye a la resiliencia y flexibilidad del sistema energético nacional, especialmente en un contexto mundial marcado por la volatilidad en los mercados de combustibles fósiles.
En perspectiva, la decisión de China de continuar y acelerar la construcción de nuevas plantas nucleares refleja una visión a largo plazo orientada hacia la sostenibilidad, la seguridad energética y la autosuficiencia tecnológica. El compromiso financiero y técnico demostrado hasta ahora posiciona al país como un referente en la energía nuclear, cuya influencia se espera que crezca significativamente en los próximos años. Finalmente, este impulso nuclear tiene un impacto directo en diversos sectores económicos y sociales. La construcción y operación de plantas nucleares generan miles de empleos especializados y fomentan el desarrollo de industrias relacionadas, desde la ingeniería avanzada hasta la manufactura de alta tecnología. Esto también fortalece el potencial de innovación científica y tecnológica del país, consolidando su posición en la economía global del conocimiento.
En conclusión, la aprobación de diez nuevas unidades nucleares con una inversión cercana a los 27 mil millones de dólares es una clara manifestación del compromiso de China con la transición energética global. Al combinar capacidad tecnológica nacional, inversiones significativas y colaboración internacional, China se prepara para liderar el futuro de la energía nuclear, ofreciendo un modelo de desarrollo sostenible que otros países podrían seguir para afrontar los desafíos energéticos del siglo XXI.