La reciente represión que ha llevado a cabo el gobierno chino contra la cultura de fandom, que han calificado de “tóxica”, ha generado un notable revuelo tanto a nivel nacional como internacional. Este fenómeno, que ha ido ganando cada vez más protagonismo en la juventud del país, ha sido objeto de atención tras varios escándalos de celebridades, incluido el caso del popular cantante y actor Kris Wu. En un intento por manejar lo que consideran un culto perjudicial a las estrellas, las autoridades chinas han impuesto nuevas regulaciones que limitan severamente la participación de los adolescentes en grupos de fans, las votaciones en línea y las compras de productos relacionados con sus ídolos. La administración cibernética de China ha lanzado esta ofensiva con el argumento de que la “adoración a los ídolos” ha llegado a un punto crítico donde está afectando la salud mental y física de los jóvenes. Este enfoque se ha visto reforzado por incidentes recientes en los que fans extremadamente leales han mostrado comportamientos extremos, como la defensa incondicional de celebridades en situaciones controvertidas.
Una de las principales preocupaciones del gobierno radica en el proceso de movilización masiva que ocurre dentro de estas comunidades en línea, donde los fanáticos tienden a difundir noticias falsas para manipular la percepción pública de sus ídolos. Los fandoms en China, definidos como grupos organizados de admiradores dispuestos a dedicar tiempo y recursos para elevar la popularidad de sus ídolos, han experimentado un crecimiento exponencial. Un informe de iResearch Consulting Group señalaba que el valor del “fan economy” en China superó los 4 billones de yuanes (aproximadamente 619.2 mil millones de dólares estadounidenses) en 2019 y podría alcanzar más de 6 billones de yuanes en 2023. Este crecimiento ha impulsado a muchas plataformas de redes sociales como Weibo y Douyin a convertirse en arenas donde las peleas entre fans rivales pueden desatarse con facilidad, a menudo resultando en campañas de desprestigio y hostigamiento.
El caso de Kris Wu, quien fue arrestado bajo acusaciones de agresión sexual, se convirtió en un punto de inflexión para la regulación del fandom en el país. A pesar de su arresto, una parte de su base de fans continuó expresando apoyo fervoroso, incluso organizándose frente a la estación de policía para cantar enalteciendo al músico. Este nivel de lealtad, que algunos consideran fanatismo, provocó la ira de los usuarios de internet, quienes acusaron a estos fans de estar desubicados en su devoción. En respuesta a lo que ven como un problema creciente, el gobierno chino ha implementado una serie de regulaciones diseñadas para desmantelar estructuras de apoyo que consideran perjudiciales. Una política clave prohíbe a los menores unirse a clubes de fans, limitar su capacidad de voto en elecciones en línea y restringir sus gastos en actividades relacionadas con ídolos.
Las autoridades justifican estas medidas alegando la necesidad de proteger a los jóvenes de prioridades erróneas que podrían interferir con su educación y desarrollo personal. Desde el inicio de esta campaña, las plataformas de redes sociales han comenzado a llevar a cabo una purga masiva de cuentas y contenido considerado “dañino”. Más de 150,000 mensajes han sido eliminados y más de 4,000 cuentas han sido desactivadas. Estas acciones se han desarrollado tras una carta de la Administración Cibernética de China que expresaba su intención de “restaurar un ecosistema saludable en línea”. A medida que el gobierno continúa aplicando medidas más estrictas, algunas de las plataformas de entretenimiento más grandes de China también han respondido.
Weibo anunció la eliminación de su famoso Star Power Ranking List, donde los usuarios solían invertir tiempo y dinero para mostrar su apoyo a sus ídolos. Del mismo modo, iQiyi, una de las plataformas de streaming más grandes del país, ha decidido cancelar su programa de talentos de ídolos y suspender los mecanismos de votación. Su CEO, Gong Yu, subrayó que la empresa no apoyará tendencias “no saludables” en la industria del entretenimiento. La reacción pública ante estas medidas ha sido variada. Mientras algunos aplauden el intento del gobierno de proteger a los jóvenes de las influencias nocivas, otros critican la falta de libertad de expresión y la represión de una cultura que simplemente busca dar un sentido de pertenencia y comunidad entre sus miembros.
Muchos jóvenes expresan su frustración en las redes sociales, alegando que el fandom, cuando se maneja de manera equilibrada, puede ser un medio positivo para la autoexpresión y la creatividad. En un contexto donde la cultura del idol se entrelaza con la economía del entretenimiento, se presenta un dilema significativo. Las celebridades en China han pasado a ser figuras que no solo representan el éxito artístico, sino también el estatus social y, a menudo, una vía para que los jóvenes encuentren su identidad. Por esta razón, el ataque a la cultura de fandom podría tener repercusiones más amplias, planteando preguntas sobre la forma en que el país gestiona la libertad de expresión y la individualidad. Además, muchos temen que la represión de los fandoms no solo afecte a los admiradores, sino que también tenga un impacto en la carrera de los artistas, quienes dependen del apoyo de sus seguidores para prosperar en un entorno mediático tan competitivo.
