Gertrude Stein es sin duda una de las figuras más enigmáticas y revolucionarias de la literatura del siglo XX. Su vida estuvo marcada por una búsqueda incansable de nuevas formas de expresión, un profundo interés en la naturaleza del lenguaje y una pasión por entender la mente humana desde una perspectiva única. A pesar de la complejidad de su obra y la controversia que a menudo la rodeó, el legado de Stein ha trascendido el tiempo, consolidándose como una inspiración para generaciones de escritores y artistas. Nacida en 1874, Stein se formó inicialmente en psicología, estudiando con William James, una figura destacada que influyó significativamente en su manera de ver el mundo y el lenguaje. Esta base científica la llevó a concebir la literatura no solo como entretenimiento sino como un medio para desvelar la “naturaleza profunda” de las personas, lo que ella denominaba su “bottom nature”.
Su obra más ambiciosa, “The Making of Americans”, comenzó a gestarse en 1903 y representa una tentativa monumental de narrar la historia completa de la humanidad a través de un enfoque experimental que rompe con las estructuras tradicionales del relato. Lo fascinante de Stein es cómo descompone y reconfigura el idioma para convertir las palabras en entidades vivas, dotadas de propiedades físicas propias. En “Tender Buttons”, por ejemplo, juega con el lenguaje de una manera que desafía la lógica convencional, generando significados que no se rigen por las reglas gramaticales tradicionales. Esta exploración lúdica y audaz del lenguaje refleja su creencia de que las palabras pueden evocar realidades más allá de la mera definición, hermanando así literatura y filosofía. La figura pública de Stein está estrechamente entrelazada con la vida privada que compartió con Alice B.
Toklas, su pareja y compañera inseparable. Toklas no fue simplemente una presencia en el fondo; fue la piedra angular que sostuvo la creatividad y estabilidad de Stein. A pesar de la importancia de esta relación para entender la obra y personalidad de Stein, la historiografía tradicional tendió a minimizar el papel de Toklas, representándola a veces como una mera sombra. Sin embargo, los estudios contemporáneos han empezado a reconocer que sin la estabilidad y apoyo que Toklas proporcionó, la producción literaria de Stein habría sido imposible o, al menos, muy distinta. Además de su aporte literario, Stein es un icono dentro de la modernidad por su salón parisino, lugar de encuentro de figuras irrepetibles como Picasso y Hemingway.
Este espacio fue un cruce de caminos donde las artes visuales y la literatura se amalgamaron, dando lugar a una renovación artística sin precedentes. No obstante, más allá del glamour público, la complejidad humana de Stein y sus contradicciones internas es lo que verdaderamente la hacen una figura fascinante. Su ansiedad por la fama y el reconocimiento artístico coexistía con una sensibilidad profunda y una vulnerabilidad pocas veces expresada abiertamente. Después de su muerte en 1946, la tarea de preservar y promover su legado recayó en Toklas y en un grupo de seguidores y académicos que pudieron rescatar y publicar materiales inéditos. Esta segunda vida literaria de Stein está marcada por revelaciones que han enriquecido y matizado la comprensión de su obra y su persona.
Por ejemplo, la aparición de un cuaderno secreto con confesiones y detalles íntimos aportó una nueva luz sobre las tensiones y emociones que subyacían en la relación entre Stein y Toklas. Este legado no solo es literario sino también cultural y social: Stein es un símbolo de la visibilidad queer y la revolución artística del modernismo. Su obra, que a menudo desafía la convencionalidad, invita a repensar categorizaciones y a profundizar en la multiplicidad de identidades y voces que conforman la historia literaria. El desafío de escribir sobre Stein radica en captar la esencia de una creadora que desafió estereotipos, que jugó con el lenguaje para desentrañar la realidad y que entendió que la comunicación humana es mucho más que transmisión de contenidos: es un acto de conexión y creación constante. Su vida con Toklas, marcada por amor, celos, comprensión y silencios, ofrece una clave para entender la sensibilidad que animó su escritura y su deseo urgente de ser comprendida más allá de su tiempo.
El “Genio de Siempre y Para Siempre” que fue Gertrude Stein nos recuerda que la genialidad muchas veces se manifiesta en la capacidad de ver el mundo con ojos nuevos, cuestionar normas establecidas y construir lenguajes propios. Su legado perdura porque, como ella misma predijo, aunque inicialmente muchos la rechazaron o no la entendieron, eventualmente su obra fue aceptada y celebrada. Hoy, su influencia es palpable en la literatura experimental, el feminismo literario y los estudios queer, mostrando que su búsqueda por entender la condición humana a través de las palabras sigue vigente y resuena con fuerza en nuestros tiempos.