Durante los últimos años, las criptomonedas han ganado un espacio notable en la conversación económica y financiera global. Sin embargo, su relevancia se volvió aún más evidente tras la toma de poder por parte del Talibán en Afganistán en agosto de 2021. En este contexto, personalidades influyentes como Mike Novogratz, Charles Hoskinson y Jaime Rogozinski, el fundador de Wall Street Bets, han expresado sus opiniones sobre cómo las criptomonedas podrían haber servido como un salvavidas financiero para el pueblo afgano durante la crisis económica que se desató con este cambio de régimen. La crisis en Afganistán fue aguda; miles de personas intentaban retirar sus ahorros de los cajeros automáticos, solo para descubrir que muchos de sus fondos estaban bloqueados. El sistema bancario, tradicionalmente considerado un refugio seguro para el dinero, se demostró vulnerable ante la inestabilidad política.
Novogratz, un conocido defensor de Bitcoin y CEO de Galaxy Digital, argumentó que el acceso a criptomonedas podría haber proporcionado a los afganos una forma segura de resguardar su riqueza. Según sus declaraciones, la historia de Bitcoin se centra en ofrecer un libro de contabilidad donde la riqueza puede ser almacenada sin riesgos de confiscación por parte de gobiernos. Charles Hoskinson, cofundador de Ethereum y fundador de Cardano, expresó una opinión similar durante un mensaje en video. Hoskinson sugirió que la comunidad global debería replantearse la naturaleza de las instituciones financieras tradicionales. Según él, una transformación en nuestro enfoque sobre el dinero y cómo funcionan nuestras democracias podría, con el tiempo, ayudar a evitar situaciones trágicas como la que enfrentó Afganistán.
Ambas figuras reconocieron, sin embargo, que el pueblo afgano estaba más preocupado por la supervivencia inmediata que por discusiones teóricas sobre el papel de las criptomonedas. En el fondo, el problema de acceso a recursos esenciales es de naturaleza pragmática. Jaime Rogozinski, conocido por su influencia en los mercados de acciones a través de Wall Street Bets, manifestó que Bitcoin representa una «razonable reserva de valor» que es independiente del contexto geopolítico. Citando el caso de la crisis bancaria en Chipre en 2012, Rogozinski destacó cómo la capacidad de mover Bitcoin a nivel global podría haber ofrecido a los afganos una alternativa frente a la inoperancia de los bancos. Este sentido de autonomía financiera podría permitir a individuos en dificultades, incluso en situaciones extremas, realizar transacciones y acceder a bienes necesarios.
Otro proponente destacado de las criptomonedas, Erik Voorhees, sugirió que el uso de estas monedas digitales podría ir más allá de enfrentar crisis individuales. Voorhees argumentó que, al reducir la dependencia de las economías que financian guerras y ocupaciones, las criptomonedas podrían ayudar a limitar el poder de los gobiernos en circunstancias bélicas. En este sentido, particularmente en contextos como el afgano, se abre la pregunta de si la adopción de criptomonedas podría incluso modificar el equilibrio del poder en situaciones de conflicto. Una de las ventajas más comentadas de las criptomonedas es la capacidad de acceso universal que ofrecen. Ian Kane, cofundador de Unbanked.
com, resaltó la importancia de poder acceder a una billetera de criptomonedas desde cualquier parte del mundo, siempre que el propietario tenga su contraseña y acceso a la red. Esta característica es crucial para los afganos que logran escapar del país y encuentran refugio en naciones desconocidas, donde la necesidad de acceder a fondos podría ser urgente. Pero a pesar de las numerosas ventajas y posibilidades que presentan las criptomonedas, también hay un escepticismo considerable. Una voz crítica surgió desde Reddit, donde un usuario que había huido de Kabul en 2000 cuestionó la efectividad de las criptomonedas en un contexto crítico. Este comentario refleja una realidad dolorosa: en tiempos de crisis extrema, la incertidumbre y el desabastecimiento pueden llevar a la hiperinflación, donde los precios de los alimentos se disparan debido al miedo a la escasez.
La crítica pone de relieve un punto fundamental: aunque las criptomonedas pueden ofrecer soluciones en teoría, su aplicación práctica en situaciones caóticas y desesperadas aún está en discusión. La conversación en torno a las criptomonedas como solución ante crisis como la de Afganistán no es solo una cuestión de teoría económica. Es un debate moral y ético que invita a reflexionar sobre hasta qué punto la tecnología puede, o debe, implicarse en la vida de las personas en condiciones de vulnerabilidad. Es aquí donde la narrativa se vuelve más compleja; si bien algunos defensores argumentan que las criptomonedas proponen una nueva forma de autonomía financiera, otros sugieren que depender de ellas sin un entorno regulado podría ser igualmente riesgoso. El desafío radica en cómo las criptomonedas se integran en la vida cotidiana y cómo pueden facilitar la sobrevivencia en escenarios que demandan respuestas rápidas y efectivas.