John Paulson, inversionista multimillonario de renombre mundial conocido por sus acertadas predicciones y movimientos financieros, realizó recientemente una declaración que ha generado gran expectativa en los mercados de metales preciosos. Según Paulson, el precio del oro tiene el potencial de subir hasta los $5,000 por onza para el año 2028. Esta proyección, mucho más audaz que otros pronósticos actuales, enfatiza la creciente relevancia del oro como activo de refugio ante la incertidumbre económica y política global. El contexto actual del mercado del oro es complejo y está influenciado por múltiples factores. Tras alcanzar un récord histórico por encima de los $3,500 la semana pasada, el interés en el oro sigue aumentando entre inversores, bancos centrales y gobiernos, quienes ven en este metal una protección frente a la volatilidad del mercado, la inflación y las fluctuaciones de las monedas fiat, principalmente el dólar estadounidense.
Esta perspectiva de Paulson se suma a estimaciones optimistas de grandes entidades financieras como Deutsche Bank, que prevé que el precio alcance los $3,700 para 2026. Una de las razones fundamentales que Paulson destaca para justificar este aumento es la compra sostenida de oro por parte de los bancos centrales, especialmente después de eventos geopolíticos que han mostrado las vulnerabilidades de las reservas de divisas tradicionales. La invasión rusa a Ucrania y la consecuente confiscación de reservas en papel de Rusia por parte de Occidente, pero la retención de su oro físico, ha servido como una señal clara para que países como China reconsideren sus estrategias de reservas internacionales y aumenten sus tenencias en oro. La incertidumbre generada por las tensiones comerciales globales, en particular las políticas arancelarias promovidas por Estados Unidos, también juega un papel importante en la percepción del oro como activo seguro. Paulson señala que en un escenario donde la confianza en el dólar disminuye, el oro se posiciona como la mejor reserva de valor, especialmente ante la posibilidad de conflictos o sanciones económicas entre grandes potencias.
Desde el punto de vista de la inversión personal, John Paulson ha demostrado un compromiso firme con la industria minera estadounidense. Es el mayor accionista de Perpetua Resources, una empresa dedicada a la extracción de oro y antimonio en Idaho, que recientemente recibió permisos federales para operar y busca más apoyo financiero a través del Banco de Exportación e Importación de EE.UU. Además, Paulson adquirió un 40% de participación en el proyecto Donlin Gold en Alaska, una de las mayores reservas de oro no explotadas en el país, fortaleciendo así su posición en el sector. Paulson se muestra claro en su enfoque: no tiene interés en diversificar hacia otros minerales como el cobre, ya que considera que el mundo de los metales es muy diferente y prefiere concentrar sus recursos y esfuerzos exclusivamente en el oro.
Esta decisión refuerza la visión de que el oro no solo es un activo que puede beneficiarse del ambiente macroeconómico actual, sino que también representa una oportunidad estratégica a largo plazo para quienes invierten en minería. El papel de la política también es relevante en estas dinámicas. Paulson ha comentado sobre su cercanía y percepciones acerca del expresidente Donald Trump, destacando su enfoque en el «America First» y la recuperación de la minería y la manufactura dentro de Estados Unidos. El apoyo recibido por proyectos como Perpetua por parte de la administración anterior subraya el interés gubernamental en reactivar la explotación minera nacional, lo cual podría impactar positivamente en la oferta y demanda de oro. En un panorama más amplio, el oro ha desempeñado históricamente un papel de refugio durante períodos de crisis.
En momentos de alta inflación, incertidumbre política o volatilidad del mercado financiero, la demanda de oro suele incrementarse, lo cual impulsa su precio al alza. Las políticas monetarias expansivas y las bajas tasas de interés globales, que continuaron durante varios años, han roto ciertos paradigmas, haciendo que los inversores busquen alternativas más seguras y menos expuestas a la inflación generalizada. Además, la transición hacia un mundo post-pandemia ha dejado un legado de altos niveles de deuda soberana y estímulos fiscales, lo que incrementa la preocupación por la estabilidad de las monedas fiduciarias. En este contexto, el oro adquiere un valor adicional como protección frente a la depreciación monetaria y la incertidumbre geopolítica. Por otro lado, el mercado del oro también está siendo influenciado por la demanda del sector tecnológico y de joyería, aunque estos factores suelen ser más estables y de menor impacto en los movimientos abruptos del precio frente a cambios macroeconómicos.
Sin embargo, la minería responsable y sostenible empieza a tomar protagonismo dentro de la industria, incentivando inversiones en proyectos que cumplen estándares ambientales y sociales, aspecto que puede influir positivamente en la reputación y rentabilidad de empresas como Perpetua Resources. La proyección de Paulson plantea preguntas sobre qué tan sostenibles serán estos niveles tan altos para el oro. Por un lado, los fundamentos actuales soportan un alza continua. Por otro, factores como una eventual relajación de tensiones comerciales, acuerdos internacionales o cambios en las políticas monetarias podrían moderar el rally del metal. No obstante, la experiencia y trayectoria de Paulson, especialmente en momentos de crisis financieras, le otorgan credibilidad a su visión prudente pero optimista.