El sector del lujo en Europa, históricamente reconocido por su fortaleza y resiliencia ante las crisis económicas, atraviesa un periodo marcado por incertidumbre y dificultades crecientes en 2025. Las recientes publicaciones de resultados financieros del primer trimestre han revelado que conglomerados de la talla de LVMH Moët Hennessy Louis Vuitton, Kering y Hermès International no lograron alcanzar las expectativas de ingresos acordadas por los analistas, lo que ha generado un clima de alerta entre inversionistas y expertos del mercado. Uno de los aspectos más destacados de esta coyuntura es la caída generalizada del sentimiento del consumidor, un factor crucial en un sector tan dependiente del gasto discrecional y de los clientes con alto poder adquisitivo. Las preocupaciones económicas en Estados Unidos, sumadas a las incertidumbres derivadas de la guerra comercial que enfrenta con China, han contribuido a erosionar la confianza global, impactando directamente en las ventas de productos de lujo. Las valoraciones de principales casas de análisis financiero como HSBC, TD Cowen y Barclays han reflejado este panorama adverso.
Estas entidades han revisado a la baja sus recomendaciones para LVMH, pasando de “comprar” a mantener, y han señalado las amenazas que representa el entorno cambiario desfavorable, la pérdida de riqueza en ciertas regiones y los desafíos específicos que enfrenta el gigante del lujo en mercados clave. Barclays, en particular, ha hecho énfasis en cómo las noticias relacionadas con los aranceles y la posible recesión en Estados Unidos a partir del tercer trimestre de 2025 están diluyendo las expectativas de una recuperación pronta en el sector. Según Carole Madjo, analista de Barclays, el esperado repunte para la segunda mitad de 2025 podría retrasarse considerablemente, ya que los indicadores económicos tanto en los mercados tradicionales como emergentes presentan señales de estancamiento y debilitamiento. La revisión a la baja en las perspectivas para departamentos específicos dentro de las grandes firmas es otro de los puntos de atención. En LVMH, la división de moda y artículos de cuero, que constituye el núcleo de su crecimiento, muestra signos preocupantes, con marcas emblemáticas como Dior enfrentando presiones significativas y un crecimiento negativo que se extiende también a Fendi, Celine, Givenchy y Kenzo.
Esta desaceleración impacta directamente en los márgenes operativos, que aún no han tocado fondo y podrían seguir deteriorándose en el segundo semestre del año. Además, divisiones relacionadas con productos aspiracionales, como perfumes, cosméticos, vinos y licores, están comenzando a experimentar ciertas dificultades, sobre todo en China y Estados Unidos, dos mercados que tradicionalmente han impulsado el consumo de estas categorías premium. La debilidad en la demanda ha llevado a ajustes internos en firmas como Moët Hennessy, que ha anunciado planes para optimizar su organización y reducir su plantilla, volviendo a niveles previos a la pandemia con el fin de controlar costos y mejorar eficiencia. El contexto global no favorece la recuperación del sector. A diferencia de desaceleraciones previas en las que algunas regiones compensaban, en esta ocasión todos los mercados clave, incluyendo China, sufren presiones económicas simultáneas.
Esto hace que la capacidad de las empresas para mitigar las dificultades mediante la diversificación geográfica sea limitada, incrementando la complejidad del escenario. El impacto de las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China va más allá de los aranceles y las restricciones. La guerra comercial genera un efecto dominó en el gasto del consumidor y en la confianza empresarial, lo que afecta directamente la disposición de los clientes de lujo a realizar compras de alto valor. El debilitamiento del dólar frente al euro y otras divisas también añade volatilidad y riesgo cambiario, afectando los ingresos consolidados de las multinacionales europeas del lujo. La volatilidad del mercado bursátil en 2025 refleja también la inseguridad que sienten los inversores respecto a este sector.
La rebaja en las calificaciones de acciones de LVMH, junto con las revisiones de firmas como Burberry, Ferragamo y Swatch a niveles de “igual peso”, denotan un cambio de percepción en la rentabilidad y el crecimiento esperado. Hermès y Richemont, por otro lado, mantienen mejores perspectivas por el momento, pero están muy atentos a las próximas presentaciones de resultados y a la evolución de la demanda global. El consumidor de lujo atraviesa un momento de transformación. La pandemia aceleró cambios en el comportamiento de compra, con un aumento en la demanda de productos sostenibles, experiencias digitales y una mayor valoración por la autenticidad de las marcas. Sin embargo, en un contexto de incertidumbre económica, la sensibilidad al precio y la cautela en el gasto también han aumentado, lo que pone presión adicional sobre las estrategias y márgenes de las firmas de lujo.
Las casas de moda y lujo deben ahora replantear sus modelos de negocio para adaptarse a un entorno que exige innovación, eficiencia y una mayor conexión con un público más joven y diverso. La llamada “youthquake” o movimiento juvenil está sacudiendo a las casas europeas, que requieren invertir en creatividad y nuevas narrativas para no perder relevancia en un mercado cada vez más competitivo y fragmentado. Los retos para Europa son mayores si se considera la competencia creciente de marcas asiáticas y americanas, que comienzan a ganar terreno en segmentos específicos y en canales digitales. La globalización del lujo hace que la necesidad de adaptación y diferenciarse sea una cuestión de supervivencia. A pesar de las dificultades actuales, la historia del sector de lujo muestra que estas marcas poseen una capacidad de recuperación notable, fundada en la calidad, el prestigio y la exclusividad.
La gestión cuidadosa de inventarios, el control de costos y el fortalecimiento de canales directos al consumidor son algunas de las medidas que pueden permitir a estas multinacionales sortear la tormenta actual y posicionarse para un crecimiento sostenido a mediano plazo. En conclusión, el panorama para el sector del lujo en Europa es desafiante en 2025, marcado por una confluencia de factores macroeconómicos y específicos del mercado que están frenando el desempeño de las principales firmas. Sin embargo, la capacidad de innovación, la diversificación y el enfoque en las nuevas demandas del consumidor serán claves para mitigar los riesgos y aprovechar las oportunidades que surjan en el cambiante escenario global.