En un mundo donde lo efímero y lo digital predominan, emerge una invitación urgente, casi silenciosa, de regresar a lo esencial. «Return from the Sea (A Manifesto for the Soul)», obra poética y filosófica de Robin Berkvik, plantea una reflexión profunda sobre nuestra desconexión con la tierra, con nosotros mismos y con la naturaleza que nos sostiene. A través de versos cargados de metáforas y de una visión metafísica, este manifiesto se convierte en un llamado a reencontrar el alma a través del retorno simbólico y real desde el mar, ese vasto e inmenso espacio de incertidumbre y misterio, hacia el arraigo, el fuego interno y la raíz en el suelo. Se habla, en esencia, de un viaje íntimo y colectivo que trasciende la mera metáfora. El mar representa ese estado de probabilidades infinitas, de posibilidades dispersas, donde habitamos a medias, atrapados en la confusión y la alienación.
Estamos frente a un extraño loop o una máquina de vueltas, que refleja esos ciclos de dudas, de miradas perdidas más allá del control, en un juego de espejos cuánticos que nos proyecta a realidades fragmentadas. El poeta describe esos ojos oscuros, casi cuánticos, capaces de atravesar nuestra superficie y alcanzar dimensiones más profundas, desconcertantes, y sin embargo necesarias para la autocomprensión. Esta poesía sugiere que a pesar de las fuerzas que parecieran estar fuera de nuestro alcance, hay una potencia superior que no debe ser dominada, sino que nos domina en la experiencia humana. La idea de elegir está planteada como una rebelión contra aquellos que creen tener el control absoluto, pero que realmente están atrapados por concepciones limitadas de la realidad. Este manifiesto introduce un paradigma diferente: no un Big Bang literal de inicio absoluto, sino la idea de un Bohm holístico.
David Bohm, destacado físico teórico, planteó la noción de una totalidad implicada, un continuo desplegarse del ser y la consciencia donde todo está interconectado en una danza constante de respiración y sueños. Este concepto encuentra en la poesía de Berkvik una profunda resonancia. El mar, con sus ondas probabilísticas, se convierte en símbolo de tantas dudas y encrucijadas sobre nuestro lugar en el cosmos y en el mundo. Aunque el ser humano en su evolución se desarrolló para sobrevivir y prosperar en tierra firme, hay una atracción casi fatal que nos lleva a mirarlo, a perdernos en sus posibilidades dobles, en esos sueños de interferencia cuántica, dobles rendijas que iluminan paradoxalmente tanto la física como la filosofía de la mente y de la vida. Pero la poesía es clara en recordarnos que la esencia del humanismo, de la existencia plena, está en la concreción y en retornar.
No se puede permanecer indefinidamente en el espacio, en la extravagancia exterior o en la fragmentación. El alma puede ser esos múltiples lugares a la vez, una extensión que desafía el tiempo y el espacio, pero el ser humano nace para ese retorno a la tierra, para sanar, para cuidar lo que queda, para reconstruir desde los restos aquello que nos constituye como comunidad y como individuos. El llamado es a recordar el suelo y el cuerpo, la respiración que sostiene la vida y el fuego que impulsa nuestra pasión y voluntad. Un fuego interno, nada literal, sino esa fuerza vital que mantiene encendido el sentido de existir y el deseo de trascender sin perder lo auténtico y terreno. Este manifiesto se inserta, por tanto, en debates contemporáneos sobre la espiritualidad, la filosofía de la mente y la metafísica, abordando preguntas fundamentales sobre quiénes somos realmente y hacia dónde vamos en un mundo saturado de información, desconexiones y crisis existenciales.
Desde la óptica de la filosofía de la vida, Berkvik nos invita a cuestionar nuestra relación con el control, con el destino y con la percepción del futuro. Nos confronta con la experiencia de lo desconocido, donde la certeza habitual se disuelve, pero desde allí, surgen nuevas oportunidades para el entendimiento y la reconciliación con lo que somos en esencia. Este proceso se asemeja a un ciclo de muerte y renacimiento, donde la confianza en la totalidad y en el destino holístico es fundamental. Asimismo, el manifiesto tiene una fuerte carga simbólica que dialoga con la literatura mística y la poesía filosófica clásica y contemporánea. Representa un puente entre la ciencia y el espíritu, entre la razón y la intuición, un trayecto que asegura que solo retomar nuestras raíces y nuestra humanidad puede darnos una verdadera esperanza frente a la fragmentación del ser y del mundo.
En un sentido más aplicado, este retorno implica una invitación a la práctica consciente: a valorar nuestros cuerpos, nuestra salud mental y emocional, a cultivar un contacto cercano con la naturaleza, a encontrar en la tierra no solo un espacio físico sino un símbolo de pertenencia y sostenibilidad. La poesía de Berkvik es un recordatorio poético y filosófico de que aunque la mente humana aspire a la multiplicidad, a la expansión y a la interferencia de grandes dimensiones, el centro del ser está en la unidad y en el equilibrio. La vida plena surge del encuentro entre la infinita complejidad y la simpleza de estar en el aquí y ahora, conscientes de nuestra interconexión con el mundo natural y el cosmos. Finalmente, «Return from the Sea (A Manifesto for the Soul)» abre una ventana para reflexionar sobre el alma humana en tiempos modernos, donde la tecnología y el avance científico exigen un diálogo interno para no perdernos. Es un manifiesto para aquellos que buscan reencontrar su rumbo, que anhelan un equilibrio entre lo espiritual y lo material, entre la libertad y la responsabilidad, entre lo externo y lo interno.
Porque, después de todo, para ser verdaderamente humanos, debemos recordar el suelo, la respiración, el fuego y, sobre todo, el amor que nos ata a la existencia con sentido.