Elon Musk, una de las figuras más emblemáticas y controvertidas del mundo tecnológico y financiero, ha tenido una trayectoria que no solo ha transformado diversas industrias, sino que también ha generado un impacto significativo en los mercados globales gracias a la magnitud de su patrimonio neto. A finales de 2024, Musk alcanzó un pico histórico en su riqueza, catalogándose como la persona más acaudalada del planeta con un patrimonio estimado en 486 mil millones de dólares. Sin embargo, en los primeros meses de 2025, su fortuna experimentó una notable caída, situándose alrededor de los 330 mil millones. Para entender este fenómeno, es esencial desglosar los activos y las inversiones que forman la base principal de su riqueza: Tesla, SpaceX y sus tenencias en criptomonedas. Tesla, la joya del automóvil eléctrico, ha sido durante años el pilar fundamental en la construcción de la fortuna de Musk.
Su visión para revolucionar el transporte mediante vehículos eléctricos, complementada con avances en tecnología de conducción autónoma, impulsó una demanda vigorosa y elevó el valor de la compañía a niveles sin precedentes. En diciembre de 2024, Tesla alcanzó una capitalización de mercado aproximada de 1.5 billones de dólares. Musk posee alrededor del 20.5% de las acciones en circulación, que en el mejor momento de valoración superaron los 150 mil millones de dólares.
Sin embargo, este valor se vio afectado por una serie de desafíos que Tesla enfrentó en 2025, incluyendo cuestionamientos regulatorios sobre la seguridad de su software autónomo, competencia creciente en el sector de vehículos eléctricos y controversias políticas relacionadas con la participación de Musk en la esfera pública y gubernamental. La caída del valor de las acciones de Tesla, que disminuyó entre 700 a 880 mil millones de dólares para marzo de 2025, explicó en gran medida la reducción significativa en el patrimonio de Musk. Aunque la empresa continuó vendiendo vehículos con cifras alrededor de 1.8 millones de unidades y mantuvo una posición dominante frente a fabricantes tradicionales, la volatilidad y la incertidumbre del mercado generaron desconfianza entre los inversores. Las tensiones políticas y algunas decisiones personales del magnate contribuyeron a una pérdida de lealtad entre algunos consumidores, lo que impactó directamente en Tesla y, por ende, en la fortuna de su mayor accionista.
Por otro lado, SpaceX ha emergido como el activo más valioso en el portafolio de Musk. Fundada en 2002 con el objetivo de revolucionar la exploración espacial, la empresa privada alcanzó en 2024 una valoración de unos 350 mil millones de dólares. Musk posee aproximadamente un 40% de la compañía, lo que equivaldría a cerca de 140 mil millones de dólares, convirtiendo su inversión en SpaceX en la más significativa dentro de su patrimonio. El éxito de SpaceX se debe a la aceleración en servicios de lanzamiento de cohetes, contratos con agencias gubernamentales como la NASA y la innovación en proyectos como Starlink, su red de internet satelital que para 2024 atendía a más de 4 millones de suscriptores. El valor de SpaceX también se sustenta en contratos con el gobierno estadounidense, estimados en alrededor de 20 mil millones de dólares, y en ingresos que superaron los 13 mil millones en 2024, con un crecimiento cercano al 50% respecto al año previo.
Sin embargo, siendo una empresa privada, la riqueza asociada a SpaceX está mucho menos líquida que la que proviene de Tesla. Musk ha utilizado sus acciones tanto de Tesla como de SpaceX como garantía para préstamos, lo que implica que gran parte de las mismas no pueden venderse rápidamente, reforzando la percepción de que, a pesar de su riqueza cuantiosa, mantiene una baja liquidez. En cuanto a sus inversiones en criptomonedas, aunque representan solo una fracción menor de su patrimonio, tienen un impacto especial debido a la influencia pública y al interés global por los activos digitales. Musk posee criptomonedas como Bitcoin, Ether y Dogecoin, aunque sin revelar montos exactos. Es conocido que su participación en Bitcoin es la más significativa dentro de su portafolio cripto.
Además de sus inversiones personales, tanto Tesla como SpaceX han tenido exposiciones en criptomonedas, con Tesla manteniendo a principios de 2025 alrededor de 11,500 bitcoins en su balance, valorados aproximadamente en 1,000 millones de dólares. Las declaraciones y movimientos de Musk han tenido efectos notables en los precios de ciertas criptomonedas, especialmente Dogecoin, en la que su apoyo y menciones en redes sociales han provocado incrementos temporales en su cotización. No obstante, en 2025, la temática cripto ha estado mucho menos presente en su agenda pública, posiblemente debido a sus crecientes responsabilidades empresariales y políticas. Además de Tesla, SpaceX y las criptomonedas, Musk cuenta con otras inversiones y emprendimientos que amplían su espectro económico. Entre los proyectos emergentes más relevantes se encuentra xAI, una empresa creada para desarrollar inteligencia artificial avanzada con capacidades matemáticas y de razonamiento profundo.
Fundada en 2023, xAI se posicionó rápidamente como un competidor de actores consolidados de la IA y alcanzó una valoración de 50 mil millones de dólares. Musk posee una participación mayoritaria de aproximadamente el 54%, lo que representa cerca de 22.6 mil millones de dólares. La adquisición de las acciones mayoritarias de la plataforma X (antes Twitter) por parte de xAI ha sido un movimiento estratégico para Musk, integrando capacidades de inteligencia artificial con un medio de comunicación de alcance global. Esta fusión ha valorizado la plataforma X en aproximadamente 33 mil millones de dólares, agregando un valor significativo a sus activos.
Otras compañías en las que Musk mantiene un control considerable son The Boring Company, especializada en construcción ferroviaria subterránea e infraestructura urbana, valorada en torno a 5.7 mil millones de dólares; y Neuralink, dedicada a interfaces cerebro-computadora, con un valor estimado de 5 mil millones, si bien con un carácter más especulativo debido a su naturaleza experimental y los retos científicos asociados. En contraste con su amplio imperio empresarial, Musk tiene poca liquidez en efectivo, ya que buena parte de su fortuna está inmovilizada en los activos de sus empresas. Para financiar adquisiciones, como la compra de Twitter, ha recurrido a préstamos respaldados por sus acciones o ventas parciales de participaciones en Tesla. Esta situación también realza su autodescripción como “pobre en efectivo”, un fenómeno común en magnates cuyas fortunas están ligadas a acciones y activos no líquidos.
Finalmente, es importante recordar que Musk ha dejado de estar vinculado directamente a ciertos negocios pasados que marcaron su carrera, como Zip2, PayPal y SolarCity. Cada uno de estos fue vendido o integrado en otras entidades, aportando liquidez y capital que impulsaron sus siguientes proyectos. Entre sus salidas recientes más notables se encuentra su distanciamiento de OpenAI, la organización de inteligencia artificial que cofundó, y de la que se retiró para centrarse en sus propios objetivos empresariales. En definitiva, el patrimonio de Elon Musk es una mezcla compleja de participaciones en tecnología, innovación y finanzas, moldeado por éxitos extraordinarios y riesgos considerables. Su influencia trasciende el plano económico, transformando sectores tan diversos como el transporte, el espacio, la inteligencia artificial y las criptomonedas.
La evolución de su fortuna en 2025 refleja tanto la volatilidad inherente a estos mercados como el impacto que sus decisiones – empresariales y personales – pueden tener a nivel global. A medida que Musk continúa expandiendo sus intereses, será fascinante observar cómo se configura su legado y qué nuevas fronteras tecnológicas y financieras explorará en los próximos años.