En el mundo de los eventos culturales y literarios, las expectativas suelen ser altas, sobre todo cuando la promesa es un encuentro temático que atrae a miles de aficionados y creadores. Sin embargo, en mayo de 2025, el A Million Lives Book Festival, celebrado en Baltimore, Maryland, se convirtió en una experiencia que muchos compararon con el tristemente célebre Fyre Festival. La esperada convención de romance y fantasía —una combinación popular en plataformas como BookTok— resultó ser un desastre desde su concepción hasta su ejecución, dejando a numerosos autores indie y asistentes con pérdidas económicas, desilusiones y un sabor amargo difícil de olvidar. A diferencia de otros eventos del género que buscan ofrecer una plataforma para que escritores independientes y fans se rocen, A Million Lives fue promocionado con expectativas muy altas. La organización, Archer Management, prometió una serie de actividades como paneles con autores, una sala para creación de contenido, encuentros cosplay, competencias y un baile de fantasía exclusivo para quienes adquirieran boletos VIP, con valores que podían alcanzar $250 USD.
Sin embargo, a la llegada, lo que esperaba a los asistentes fue una gran sala vacía y gris del Baltimore Convention Center, con la decoración minimalista y barata que apenas incluía unas cuantas rosas artificiales y una simple bocina portátil para la música. Las críticas se multiplicaron rápidamente en redes sociales, particularmente en TikTok, donde múltiples autores y asistentes compartieron videos y relatos sobre los problemas que encontraron. La falta de sillas para los paneles obligó a decenas de personas a sentarse en el suelo, una sala de contenido creativo comprometida por el cierre prematuro y una asistencia que fue mucho menor que la prometida. Algunos autores afirmaron que al menos 500 boletos habían sido vendidos, pero el número de visitantes reales rondó entre 30 y 80 personas durante los dos días del evento. Para los autores que pagaron cuotas de hasta $150 USD por un espacio en la zona de vendedores, la experiencia fue aún más decepcionante: ventas casi nulas y ausencia de público.
Uno de los momentos más recordados y criticados fue el baile de fantasía, una actividad anunciada como el evento estelar para quienes compraron el pase VIP. Los asistentes llegaron vestidos con elaborados disfraces y esperan una fiesta llena de magia y sofisticación, solo para descubrir un espacio frío, poco iluminado, sin ambiente y con una oferta mínima de comida y bebida. Las fotografías y videos publicados demostraron mesas largas con pétalos de rosa dispersos y la música proveniente de una única bocina Bluetooth apoyada en una silla. Según la autora Stephanie Combs, fue un evento tan decepcionante que muchos se esforzaron por sobrellevar la situación, conscientes de que había gente que había viajado desde lejos. La organización, representada por Grace Willows, emitió una disculpa pública en TikTok, admitiendo que el evento no cumplió los estándares y ofreciendo reembolsos inmediatos para los asistentes, autores y vendedores.
Además, anunciaron la cancelación de futuros eventos y comprometieron la devolución del dinero a todos los afectados. Sin embargo, esta respuesta llegó después de que el daño estuviese hecho y el impacto económico y emocional se hubiera generalizado dentro de la comunidad indie de autores. El desastre de A Million Lives no solo afectó a los compradores de boletos y asistentes, sino que golpeó severamente a escritores independientes que invirtieron tiempo y dinero en imprimir sus libros, pagar cuotas por stands y costear viajes y hospedajes. Muchos autores independientes operan con presupuestos ajustados, confiando en eventos presenciales para recuperar inversión a través de ventas y establecer conexiones con lectores y colegas. La decepción fue tal, que algunos perdieron miles de dólares y se vieron forzados a compartir abiertamente sus experiencias para advertir a otros.
Una autora que se pronunció sobre la situación fue Kalista Neith, quien había sido invitada al evento 18 meses antes como autora destacada, y fue uno de los rostros más visibles en denunciar las malas decisiones de logística y comunicación. Cambios de última hora en el hospedaje prometido y la falta de atención reflejaron una organización improvisada y poco profesional. Para ella, la pérdida no fue solo económica, sino la ruptura de la confianza que tiene con sus lectores, pues muchos acudieron al evento por recomendación suya. El A Million Lives Book Festival es una llamada de atención sobre la importancia de la planificación seria y responsable en eventos literarios, especialmente en nichos como la romántica-fantasía que dependen del apoyo comunitario y la credibilidad de sus organizadores. Para los autores independientes, la confianza de los lectores es su activo más valioso, y eventos desorganizados como este pueden poner en riesgo años de trabajo y relaciones construidas.
Este fiasco también evidencia un fenómeno creciente: la proliferación de eventos temáticos para subgéneros literarios populares, muchas veces organizados por equipos amateurs o con escasa experiencia en producción de eventos masivos. La combinación de la demanda elevada y la poca regulación puede crear contextos donde la promesa de una experiencia mágica se transforma en una pesadilla logística. Para la comunidad literaria y especialmente para autores indie, la experiencia de A Million Lives ha servido para unirse, apoyar mutuamente sus obras y generar conciencia sobre la necesidad de investigar y validar a los organizadores antes de invertir tiempo y dinero en eventos. Varios escritores han utilizado plataformas sociales para promocionar y apoyar a compañeros que estuvieron en la convención, fomentando una red solidaria que busca salir fortalecida de la adversidad. En el contexto más amplio, el caso plantea preguntas sobre el equilibrio entre la comercialización y la sustentabilidad en eventos culturales.