En los últimos años, la inteligencia artificial (IA) ha transformado numerosos sectores profesionales, y el ámbito legal no es la excepción. Recientemente, diversos estudios y experimentos muestran que una proporción significativa de personas prefiere el asesoramiento legal generado por ChatGPT en lugar de acudir a abogados convencionales. Más específicamente, datos apuntan a que la confianza depositada en los consejos legales de ChatGPT es superior en una proporción cercana a tres a dos frente a la confianza en un abogado humano. Este fenómeno abre un debate fascinante acerca de las razones detrás de esta preferencia, qué significa para el futuro de la profesión legal y cuáles son las implicaciones para quienes buscan asesoría jurídica. Una de las claves para entender esta tendencia radica en la forma en que los modelos de lenguaje como ChatGPT presentan la información.
Estos sistemas están entrenados para generar respuestas coherentes, claras y estructuradas, con un lenguaje accesible y cercano al usuario común. En contraste, la asesoría de un abogado, por su naturaleza profesional y regulada, puede emplear terminología técnica o parecer más compleja y, en ocasiones, intimidante para personas sin formación jurídica. La combinación de claridad y accesibilidad parece otorgar a la inteligencia artificial una ventaja importante en la percepción de confianza por parte del público general. Es importante mencionar que la IA utilizada, como ChatGPT, genera respuestas basadas en una vasta cantidad de información pública y entrenada partiendo de bases de datos legales, jurisprudencia y textos de referencia. Esto le permite ofrecer recomendaciones fundamentadas aunque no personalizadas al nivel en que un abogado podría hacerlo.
La precisión y coherencia en las respuestas brindan una sensación inmediata de seguridad, especialmente cuando el usuario busca una orientación rápida o una explicación sencilla de conceptos legales complejos. Desde la perspectiva del usuario, la disponibilidad 24/7 y la inmediatez de ChatGPT representan ventajas significativas frente al tiempo de espera y las limitaciones de horarios para concertar una cita con un profesional. La tecnología elimina barreras geográficas y económicas que muchas veces dificultan el acceso a asesoría legal, democratizando el acceso a información jurídica de calidad. Sin embargo, es fundamental entender que, aunque la confianza a primera vista tiende a favorecer al asesoramiento generado por IA, existen limitaciones insoslayables que deben considerarse. ChatGPT carece de capacidad para analizar con profundidad los contextos particulares, los matices emocionales o los detalles específicos de un caso individual, elementos que son esenciales en la práctica del derecho.
La función del abogado va más allá de brindar respuestas: incluye interpretación estratégica, defensa, mediación y toma de decisiones éticas, funciones que requieren juicio humano y experiencia práctica. Además, la formación profesional y la regulación que rigen el ejercicio del derecho garantizan que el abogado actúe conforme a la ética y la ley, asumiendo responsabilidades legales por sus consejos. La inteligencia artificial, por su naturaleza, no puede ser responsable legalmente, lo que implica un riesgo inherente cuando se utiliza como fuente única de asesoría en asuntos sensibles o complejos. El fenómeno de confiar más en un sistema como ChatGPT también puede explicarse por un fenómeno psicológico social llamado el efecto halo, donde la forma atractiva y fluida en que la información es presentada genera una percepción positiva que se traduce en mayor credibilidad, aunque la profundidad y exactitud del contenido puedan no ser equivalentes a la de un experto humano. Dentro de los círculos legales y académicos, la llegada de la IA se recibe con cautela y optimismo.
Por un lado, se reconoce el potencial para mejorar la eficiencia mediante el apoyo en tareas rutinarias, investigación jurídica y generación de documentos. Por otro lado, hay una preocupación legítima sobre la posible desinformación, el razonamiento limitado y la falta de responsabilidad en el asesoramiento automático. La integración de la inteligencia artificial en el sector jurídico abrirá caminos para modelos híbridos donde la tecnología apoye al abogado en su labor, facilitando un asesoramiento más rápido y accesible sin perder el rigor profesional. Esto podría derivar en el desarrollo de plataformas legales inteligentes que combinen lo mejor de ambos mundos. Para los usuarios, la recomendación es considerar a ChatGPT y otras herramientas similares como un recurso complementario para informarse y orientarse, pero nunca como un sustituto completo del asesoramiento legal profesional.