La Gran Hambruna de Irlanda, que tuvo lugar entre 1845 y 1852, fue uno de los eventos más devastadores en la historia europea del siglo XIX, cuya influencia se extendió mucho más allá de las fronteras irlandesas. El libro "Rot: A History of the Irish Famine" del historiador Padraic X. Scanlan proporciona una perspectiva renovada sobre este trágico periodo, enfatizando la combinación de factores coloniales y capitalistas que condujeron a la catástrofe. En este análisis, se explora cómo el sistema económico impuesto por el Reino Unido y la política colonial afectaron la estructura social y económica de Irlanda, creando las condiciones para una hambruna de proporciones masivas. Además, se examinan las respuestas políticas de la época, las ideologías imperantes y cómo estas contribuyeron a la prolongación del sufrimiento irlandés.
El punto de partida para comprender "Rot" está en la crítica que Padraic X. Scanlan hace a las narrativas tradicionales que simplifican la hambruna como un mero accidente agrícola provocado por el tizón de la patata. En cambio, Scanlan sostiene que la dependencia absoluta de este tubérculo se debe directamente a la explotación económica sistemática por parte de Gran Bretaña. La Irlanda rural fue transformada en un proveedor de productos agrícolas para alimentar el crecimiento industrial británico, sacrificando la seguridad alimentaria de su propia población. Durante el siglo XIX, la gran mayoría de los agricultores irlandeses no tenían acceso a tierras suficientes ni diversificaban su producción debido al control de grandes terratenientes y a las presiones del mercado global.
Esta dinámica hizo que una crisis como la que provocó la plaga del tizón se convirtiera en un desastre humano de magnitud inconmensurable. Además, Scanlan profundiza en el papel de las ideas económicas dominantes de la época, particularmente la fe ciega en los principios de la economía política clásica. Estas ideologías reforzaron la creencia en la autosuficiencia del mercado y rechazaron la intervención estatal efectiva para aliviar el sufrimiento de la población irlandesa. La lectura de Scanlan recuerda las contundentes palabras del nacionalista John Mitchel, que calificó la hambruna como una muerte lenta y calculada causada por la negligencia y las políticas británicas. Los funcionarios, empeñados en no interrumpir el funcionamiento del mercado, limitaron la ayuda humanitaria y, en muchos casos, permitieron que la población muriera de hambre en un país con abundancia de alimentos destinados a la exportación.
La obra también analiza los estereotipos deshumanizantes usados para justificar la indiferencia y la opresión. Los irlandeses eran retratados como una gente perezosa y primitiva, incapaz de valerse por sí misma, alimentando una narrativa racista que despojó a la población de su dignidad y justificación para la falta de ayuda. El término "potatófagos" fue utilizado para describir de manera peyorativa su supuesta dependencia enfermiza de la patata, presentándolos como un pueblo inferior. Scanlan desafía estas perspectivas, mostrando que la dependencia de un único alimento no fue una elección cultural sino el resultado de un sistema explotador e injusto. Durante la hambruna propiamente dicha, la respuesta británica siguió esta línea de pensamiento.
Independientemente del signo político de los gobiernos – Whigs, Conservadores o Liberales – las políticas de socorro estaban estrictamente condicionadas por la ortodoxia del mercado. El prólogo a la ayuda solo llegaba a través de trabajos forzados y con la supervisión estricta, evitando cualquier forma de caridad directa que pudiera ser vista como una concesión a la supuesta pereza o inmoralidad de los irlandeses. Según Scanlan, estas medidas reflejaban una combinación letal de prejuicios y un enfoque ideológico acrítico, anteponiendo la teoría económica a las necesidades humanas básicas. La importación de maíz americano, promovida por Robert Peel, ejemplifica este enfoque, pues se diseñó como una medida para reforzar el libre comercio y los lazos económicos con Estados Unidos, más que como una respuesta humanitaria genuina. Si bien es indudable que las políticas británicas tuvieron un impacto negativo, la narrativa de Scanlan no exime de responsabilidad a los actores irlandeses, pero reconoce que el contexto colonial limitó gravemente su capacidad de resistencia y autonomía.
Sin embargo, algunos historiadores critican que en el relato de "Rot" los irlandeses aparecen con demasiada frecuencia como víctimas pasivas, dejando de lado la complejidad de las respuestas y las dinámicas internas dentro de Irlanda misma. Esta simplificación puede hacer que se pierdan matices importantes sobre las estrategias locales de supervivencia, las movilizaciones sociales y las tensiones internas del país. El libro también incide en las consecuencias a largo plazo del desastre, que transformaron profundamente la sociedad irlandesa. La hambruna aceleró la emigración masiva, principalmente hacia América del Norte, y alteró para siempre la estructura demográfica y social del país. Además, dejó cicatrices culturales y políticas que influyeron en los movimientos nacionalistas y en la exigencia de una mayor autonomía frente a Gran Bretaña durante las décadas siguientes.
En este sentido, "Rot" remarca el papel de la memoria y la narrativa histórica en la construcción de una identidad nacional irlandesa marcada por el sufrimiento y la resistencia. Desde una perspectiva historiográfica, Scanlan contribuye a la mirada crítica que cuestiona versiones simplificadas y nacionalistas de la hambruna, ofreciendo una interpretación basada en el análisis de las interacciones entre sistemas económicos globales y políticas imperiales. El libro pone en evidencia cómo la combinación de intereses económicos, prejuicios culturales y doctrinas políticas convirtió algo que pudo haber sido una crisis gestionable en una tragedia masiva. Asimismo, amplía el debate sobre las responsabilidades políticas y morales, invitando a reflexionar sobre el papel del Estado, el imperialismo y el capitalismo en las emergencias humanitarias. El enfoque de "Rot" también apunta a un debate más amplio sobre la historia colonial y sus legados en el mundo contemporáneo.
Irlanda, como colonia del Imperio Británico, sirvió de prueba para modelos de administración y explotación que se replicaron en otras regiones bajo dominio europeo. Comprender esta dinámica es fundamental para interpretar no solo la historia de Irlanda, sino también las estructuras de poder y desigualdad que persisten en la actualidad. En conclusión, "Rot: A History of the Irish Famine" es una contribución significativa al estudio de uno de los capítulos más dolorosos de la historia europea. Su análisis de los factores económicos, políticos y culturales que convergieron para crear la hambruna proporciona una visión enriquecedora y comprometida con la verdad, más allá de simples relatos heroicos o victimistas. La obra invita a una reflexión profunda sobre cómo las decisiones políticas y las estructuras económicas pueden tener consecuencias devastadoras, y sobre la necesidad de aprender del pasado para evitar tragedias similares en el futuro.
Para quienes buscan comprender las raíces y el impacto de la Gran Hambruna irlandesa, el libro de Scanlan es una lectura imprescindible que aporta luz sobre las sombras de la historia.