El auge de las monedas digitales emitidas por los bancos centrales: un cambio inminente en la economía global En un mundo cada vez más digitalizado, el crecimiento de las monedas digitales lanzadas por los bancos centrales (CBDC, por sus siglas en inglés) ha cobrado un interés sin precedentes. Según un estudio reciente publicado por el Atlantic Council, un total de 134 países, que representan el 98% de la economía global, están explorando versiones digitales de sus monedas. La noticia es clara: la adopción de estas innovadoras herramientas financieras es inminente y promete transformar el sistema monetario tal como lo conocemos. El informe destaca que, además de las naciones que están en fases iniciales de exploración, casi la mitad de estos países se encuentra en etapas avanzadas de desarrollo y prueba. Entre ellos, destacan China, las Bahamas y Nigeria, que ya están viendo un aumento en el uso de sus respectivas monedas digitales.
Esto marca un significativo cambio en la forma en que las personas y las empresas realizan transacciones, y plantea una serie de preguntas sobre el futuro del dinero. El desarrollo de las CBDC es impulsado en gran medida por la disminución del uso de efectivo y la creciente competencia que representan activos como Bitcoin y otras criptomonedas, así como las empresas tecnológicas que buscan incursionar en el espacio financiero. Es un contexto en el que los gobiernos son cada vez más conscientes de la necesidad de mantener el control sobre su política monetaria y proporcionar alternativas digitales seguras y reguladas a sus ciudadanos. Un aspecto particularmente destacado en el estudio es el crecimiento del uso del yuan digital en China, que es ahora el programa piloto más grande del mundo. Según los funcionarios, el uso del prototipo del yuan digital ha aumentado casi cuatro veces, alcanzando transacciones por un valor de 7 billones de yuanes (aproximadamente 987 mil millones de dólares).
Este aumento en la adopción se traduce no solo en una mayor comodidad para los usuarios, sino también en una mayor capacidad para el gobierno chino de monitorear y controlar la economía. No obstante, China no está sola en su camino hacia la digitalización de su moneda. Las Bahamas, Jamaica y Nigeria son otros ejemplos de países que han lanzado sus propias monedas digitales y están viendo un aumento en su utilización. Estos casos operan como laboratorios en los que se puede estudiar la efectividad, la eficiencia y la aceptación social de las CBDC, brindando información valiosa para otras naciones que consideran este camino. Otra gran iniciativa ha sido el lanzamiento del piloto del euro digital por parte del Banco Central Europeo.
Este esfuerzo busca testar un marco que permita la emisión de una forma digital de la moneda europea, lo que representa un paso importante hacia la modernización del sistema financiero europeo. A medida que las economías de la eurozona buscan mantenerse competitivas en un mundo cada vez más globalizado y digital, el euro digital podría ser una herramienta vital para adaptarse a los nuevos tiempos. Por su parte, Estados Unidos, que durante mucho tiempo ha sido reticente a adoptar una moneda digital, ha comenzado a unirse a proyectos transnacionales en el ámbito de las CBDC. La participación en una iniciativa de moneda digital que involucra a seis de los principales bancos centrales del mundo marca un cambio en la postura del gobierno estadounidense hacia la adopción de tecnologías monetarias digitalizadas. Sin embargo, como lo destaca el informe, Estados Unidos aún se encuentra rezagado en comparación con otros países avanzados, y enfrenta un debate interno sobre la privacidad y la regulación de una posible moneda digital que usaría el público en general.
La reciente invasión de Rusia a Ucrania y las sanciones impuestas por el G7 han llevado a un aumento exponencial de proyectos de CBDC destinados únicamente para uso entre bancos. Estos proyectos, conocidos como CBDC “wholesale”, han más que duplicado su número desde entonces, con un total de 13 iniciativas en curso. Uno de los proyectos más destacados es el mBridge, que conecta las monedas digitales de bancos centrales de China, Tailandia, los Emiratos Árabes Unidos, Hong Kong y Arabia Saudita, y se espera que se expanda a más países en el futuro cercano. El entorno político también está influyendo en el avance de las CBDC. En Estados Unidos, el Senado todavía no ha tomado acción respecto a un proyecto de ley que prohíbe la emisión directa de una CBDC minorista, pero este tema se ha convertido en un punto álgido en la campaña electoral presidencial.
Con los candidatos enfrentándose por la mejor postura hacia el financiamiento digital, resulta claro que la adopción de una moneda digital completamente funcional aún enfrenta obstáculos significativos. La resistencia hacia las CBDC también se puede ver en diferentes sectores de la población, que expresan preocupaciones sobre la privacidad, el control gubernamental y el impacto en el sector bancario tradicional. Pero a pesar de estos desafíos, el estudio del Atlantic Council revela un panorama optimista sobre el futuro inmediato de las CBDC. La tendencia apunta a un aumento continuo en el número de países que implementan pruebas y proyectos a gran escala, lo que sugiere un cambio fundamental en la manera en que concebimos el dinero. En un mundo que avanza a pasos agigantados hacia la digitalización, es probable que el futuro de las monedas digitales emitidas por los bancos centrales no solo afecte a los sistemas financieros, sino que también altere la forma en que los individuos y las empresas realizan sus transacciones diarias.
La conveniencia, la velocidad y la seguridad que estas monedas digitales pueden ofrecer son atractivas para un vasto número de usuarios que buscan alternativas a las tradicionales formas de pago. En conclusión, la investigación del Atlantic Council no solo subraya el aumento en la exploración y adopción de CBDC por parte de países de todo el mundo, sino que también indica un cambio hacia la innovación financiera que está destinado a redefinir el sistema monetario global. Con la participación activa de los bancos centrales y el interés creciente por parte de los gobiernos, el panorama económico global está en la cúspide de una transformación radical. La evolución de las monedas digitales podría ser una de las innovaciones más significativas de nuestros tiempos, con implicaciones que se sentirán en todas las esferas de la economía y la sociedad.