En los últimos años, la reproducibilidad se ha convertido en uno de los temas centrales en la discusión sobre el avance científico y la transparencia en la investigación. Un reciente proyecto colaborativo llevado a cabo en Brasil ha puesto de manifiesto un panorama preocupante para la ciencia biomédica: menos de la mitad de los experimentos realizados en estudios publicados sobre tres métodos comunes en el área pueden ser replicados de manera exitosa. Este descubrimiento no solo refleja un desafío local sino que se alinea con una crisis global que cuestiona la validez y solidez de hallazgos científicos ampliamente aceptados. La iniciativa, coordinada por la Iniciativa Brasileña de Reproducibilidad, fue puesta en marcha en 2019 con la intención de evaluar resultados científicos no basados en la importancia o el área de estudio, sino en los métodos utilizados. Para ello, se involucraron más de 200 científicos distribuidos en 56 laboratorios que replicaron experimentos de publicaciones de investigadores cuya mayoría cuenta con afiliación brasileña.
Los métodos seleccionados para la evaluación fueron un ensayo de metabolismo celular, una técnica de amplificación genética y una prueba de laberinto para roedores, todos ellos herramientas ampliamente utilizadas en la investigación biomédica. Los resultados mostraron que solo alrededor del 21% de los experimentos pueden considerarse replicables bajo al menos la mitad de los criterios establecidos, una cifra que coincide con otras replicaciones realizadas internacionalmente pero que representa una llamada de atención sobre cómo se producen y reportan los resultados. No solo la dificultad para reproducir los experimentos fue alarmante, sino que se detectó también un claro sesgo sobre la magnitud de los efectos reportados originalmente. Los estudios iniciales tendían a mostrar efectos sobrevalorados, aproximadamente un 60% más grandes que los encontrados en los intentos de replicación. El contexto en el que se desarrolló esta investigación no estuvo exento de complicaciones.
La pandemia de COVID-19 provocó limitaciones logísticas y forzó a los equipos a adaptarse a circunstancias atípicas, lo que reflejó además la complejidad de coordinar un esfuerzo de esta envergadura donde grupos diversos debían armonizar sus métodos para operar como una unidad científica cohesionada. Las negociaciones sobre cómo ejecutar cada protocolo experimental fueron además un reflejo de la diversidad de prácticas que conviven en la ciencia contemporánea. Esta situación dibuja un escenario en el que la confianza pública y académica en la investigación biomédica puede verse afectada, pero también abre la puerta a una serie de reflexiones constructivas. La directora del proyecto, Mariana Boechat de Abreu, remarca la importancia de contar con un diagnóstico claro como punto de partida para implementar cambios profundos en la estructura científica brasileña. Esto incluye desde políticas públicas que fomenten la transparencia y reproducibilidad hasta modificaciones en los sistemas de formación y evaluación dentro de las universidades.
Además, este proyecto único que no se limita a explorar un campo específico sino que se enfoca en los métodos científicos comunes podría ser un modelo replicable en otras regiones y disciplinas. La atención en la metodología permite identificar debilidades sistemáticas y patrones que a menudo quedan invisibles cuando se prioriza el impacto o la novedad del hallazgo científico. A partir de aquí, se puede fomentar una cultura investigativa más rigurosa y honesta, que valore la confirmación y la repetición como pilares esenciales para el avance del conocimiento. La reproducibilidad en la ciencia no es solo un problema técnico, sino que tiene profundas implicancias éticas y socioeconómicas. Cuando los resultados no pueden ser verificados, se pueden malgastar recursos valiosos e incluso poner en riesgo la salud pública si se toman decisiones basadas en datos poco fiables.
En el campo biomédico esto es particularmente relevante, considerando que los tratamientos y políticas sanitarias pueden depender de resultados científicos que deben ser robustos y confiables. Por otro lado, la crisis de reproducibilidad obliga a repensar la forma en la que se publica y difunde la ciencia. Las presiones por publicar en revistas de alto impacto y la obsesión con resultados positivos suelen generar sesgos y dificultan la publicación de resultados negativos o replicaciones fallidas, datos que sin embargo son cruciales para entender el alcance y limitaciones reales de un fenómeno científico. El acceso abierto, las mejores prácticas de pre-registro y el fomento a la ciencia abierta son estrategias que pueden ayudar a revertir estas tendencias. En el caso de Brasil, los esfuerzos ya están encaminados a la mejora continua.
La Iniciativa Brasileña de Reproducibilidad pretende utilizar los datos y experiencias recogidas para impulsar una transformación cultural que valore la calidad sobre la cantidad en la producción científica. Esto implica también crear redes de colaboración más sólidas, capacitar a científicos en buenas prácticas y establecer estándares nacionales claros para la experimentación y reporte de resultados. La comunidad científica internacional observa con interés este proyecto, ya que muchas regiones enfrentan retos similares. La reproducibilidad se posiciona como una exigencia fundamental para fortalecer la ciencia como herramienta para la solución de problemas sociales y mejorar la confianza ciudadana en las instituciones. Los resultados del proyecto brasileño aportan evidencia contundente sobre la necesidad de políticas de transparencia y de una educación científica que genere agentes rigurosos y críticos.
En conclusión, la iniciativa brasileña ha puesto en evidencia una realidad inquietante pero también brinda una oportunidad invaluable para la reflexión y la acción. La reproducibilidad no debe ser vista solo como un objetivo técnico sino como un compromiso ético y profesional que garantice que la investigación sea un proceso confiable, sostenible y capaz de contribuir al bienestar colectivo. La ciencia del futuro debe aprender de estos hallazgos para fomentar un entorno donde el rigor, la honestidad y la colaboración sean los ejes que definan el progreso científico no solo en Brasil, sino en todo el mundo.