En medio del conflicto entre Israel y Hamas, y las tensiones crecientes con Hezbollah, ha surgido un polémico incidente que ha captado la atención de los medios y la comunidad internacional. Recientemente, cientos de pagers utilizados por los operativos de Hezbollah explotaron casi simultáneamente en diversas localidades de Líbano, lo que llevó a especular sobre un posible ciberataque por parte de Israel. Sin embargo, analistas de inteligencia retirados sugieren que la realidad podría ser mucho más compleja y preocupante. Las explosiones de los pagers, que sorprendieron a la población y generaron un aire de confusión, se han asociado con una serie de teorías que apuntan hacia la posibilidad de un hackeo masivo. A primera vista, la idea de que Israel haya logrado manipular la tecnología de Hezbollah mediante ciberataques no es descabellada.
Israel es conocido por su avanzada tecnología y capacidad en ciberseguridad, siempre a la vanguardia de la guerra moderna. No obstante, expertos en inteligencia han comenzado a poner en duda esta narrativa, señalando que la explicación puede ser más aterradora que simplemente un hackeo. Un exagente de las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF) habló en condiciones de anonimato con Forbes, enfatizando que, basándose en la naturaleza de las explosiones, parece poco probable que un simple hackeo a los dispositivos pueda haber causado tal destrucción. El exagente explicó que la magnitud de las explosiones era mucho más intensa de lo que podría lograrse utilizando únicamente un componente informático tradicional. Esa fuerza sugiere que, de hecho, podría haber algún tipo de dispositivo explosivo instalado en los pagers.
En lugar de un ciberataque directo en el que los hackers acceden a los sistemas desde la distancia, esta teoría propone un método más siniestro: la interceptación de los pagers antes de que llegaran a sus destinatarios. La idea es que agencias de inteligencia, como la israelí, podrían haber tenido acceso físico a estos dispositivos y los modificaron, añadiendo explosivos y un software que podría detonar cuando recibieran un mensaje específico. Patrick Wardle, un investigador de ciberseguridad y exanalista de la NSA, corroboró esta posibilidad. Según él, realizar talleres para modificar dispositivos electrónicos como los pagers planificados en un escenario como este sería relativamente sencillo para una agencia de inteligencia con suficientes recursos y habilidades. Wardle explicó que, con acceso físico a un dispositivo, es trivial poder alterarlo de forma que parezca completamente normal por fuera, pero que internamente contenga un mecanismo explosivo.
“Esencialmente, se trata de colocar una bomba dentro de un dispositivo y conectarla a un detonador basado en software”, comentó. El concepto, aunque aterrador, no es nuevo. Wardle recordó un estudio que realizó en 2014, donde demostró que era posible modificar dispositivos comerciales, como cámaras de seguridad, para que pudieran explotar en circunstancias específicas. “Si un par de jóvenes hackers podían hacerlo, imagínate lo que podría hacer una verdadera agencia de inteligencia”, argumentó. Este incidente no es el primero que pone a Israel en el punto de mira por sus tácticas de sabotaje tecnológico.
Se recuerda el ataque cibernético conocido como Stuxnet, atribuido a Israel y a agencias de Estados Unidos, que tuvo como objetivo las instalaciones nucleares de Irán. Estos antecedentes alimentan la narrativa de que Israel podría estar dispuesto a ir más allá de lo convencional en su combate contra sus adversarios. La situación actual, marcada por la guerra en Gaza y el auge de Hezbollah, añade un nivel de tensión a lo que ya es un conflicto volátil. Las explosiones de los pagers en Líbano podrían interpretarse como un mensaje claro de que Israel puede impactar a sus enemigos mucho más allá del campo de batalla físico. Sin embargo, aunque esta teoría ha ganado terreno, los exanalistas de inteligencia advierten que es esencial esperar los resultados de investigaciones más profundas sobre el incidente.
El exanalista de la NSA, Evan Dornbush, destacó la importancia de no precipitarse a asumir la culpabilidad o formular teorías sin tener pruebas concretas. “Es importante que mantengamos la calma y no nos dejemos llevar por especulaciones”, indicó. Mientras tanto, el misterio de los pagers explosivos levanta numerosos interrogantes sobre el futuro de la guerra moderna y el papel que jugará la ciberseguridad en los conflictos armados. A medida que las naciones continúan desarrollando tecnologías más sofisticadas y métodos de combate, es probable que los conflictos del futuro involucren más la manipulación de la tecnología que el enfrentamiento físico directo. El espionaje, la guerra cibernética, y la interferencia con dispositivos críticos de comunicación se están convirtiendo en herramientas de guerra esenciales en la era digital.