Las ambiciones de El Salvador en el ámbito de los bonos respaldados por criptomonedas, específicamente el Bitcoin, se han encontrado en un impás. Desde el anuncio inicial del presidente Nayib Bukele en noviembre de 2021 sobre la intención del país de emitir el primer bono soberano del mundo respaldado por Bitcoin, los planes han sido empañados por la incertidumbre del mercado y la falta de claridad gubernamental. En una celebración rimbombante, una mezcla de música de AC/DC, fuegos artificiales y una presentación exuberante, Bukele presentó lo que él describió como "bonos volcánicos". La idea era ambiciosa: recaudar 1.000 millones de dólares a través de un bono a diez años, donde la mitad de los recursos se destinarían a la compra de Bitcoin y la otra mitad a financiar infraestructura, aprovechando la energía geotérmica de un volcán para alimentar las operaciones de minería de Bitcoin.
Los bonos prometían un atractivo cupón del 6.5% anual, con la expectativa de que las ganancias de Bitcoin pudieran proporcionar dividendos a los tenedores de bonos después de un periodo de cinco años. Sin embargo, a pesar de la fanfarria inicial, la realidad ha sido menos espléndida. Se había proyectado un lanzamiento en marzo de 2022, pero este se pospuso debido a la volatilidad del mercado exacerbada por la guerra en Ucrania. En contraste con otros países emergentes que han logrado realizar emisiones de deuda durante este periodo, la situación de El Salvador se ha vuelto más delicada.
Los inversionistas han estado a la espera, y la falta de comunicación clara por parte del gobierno ha generado dudas sobre la credibilidad y la viabilidad del proyecto. Expertos en inversiones emergentes han expresado su escepticismo ante la propuesta. Nathalie Marshik, jefa de investigación soberana en Stifel Investment Services, señala que la comunicación deficiente del gobierno ha sembrado la desconfianza. A pesar de los informes iniciales sobre la existencia de 300 millones de dólares en demanda, la información posterior ha sido poco consistente. Esto ha desencadenado una falta de claridad acerca de cómo se estructurará el respaldo de los bonos, especialmente tras declaraciones del ministro de finanzas que sugieren que los bonos estarían respaldados por activos de la empresa estatal LaGeo, algo que se mencionó por primera vez en ese momento.
A medida que se acercaba la fecha de lanzamiento, los inversores comenzaron a cuestionar la paternidad de la demanda. Marshik opinaba que Bukele podía haber estado buscando capitalizar el entusiasmo del Bitcoin 2022 en Miami, pero tras el evento, no se realizaron anuncios adicionales. Cada día que pasaba sin progreso contribuyó a un creciente sentimiento de desconfianza. La falta de alineación en la valoración de los bonos ha sido otro factor significativo. Los bonos soberanos existentes de El Salvador están cotizando por debajo de su valor nominal, lo que afecta la percepción de riesgo asociada con esta nueva emisión.
Los tenedores de bonos estarían accediendo solo a la mitad de las ganancias generadas por el Bitcoin al mantener el bono, en comparación con un participante directo en el mercado de criptomonedas. Jonathan Masters, un socio de Eversheds Sutherland, calificó el bono como una "gimmick", señalando las dificultades que ha tenido el gobierno en lograr que la emisión se concretara. Por otro lado, Graham Stock, estratega senior de BlueBay Asset Management, ha destacado que la estructura del bono podría resultar problemática para los inversores en criptomonedas que buscan mantener su exposición a Bitcoin. La condición de tener que suscribirse al bono en moneda fiat significa que, para muchos partidarios de la criptomonedas, sería necesario vender parte de su Bitcoin, lo cual podría presionar a la baja el precio de esta criptomoneda a corto plazo. Además, la cuestión de la credibilidad del proyecto ha resonado en el contexto económico más amplio de El Salvador.
La economía del país enfrenta desafíos significativos, desde una creciente autoritarismo hasta la violencia de pandillas, lo que ha llevado a analistas a considerar el intento de emitir bonos respaldados por Bitcoin como un intento de desviar la atención de problemas más apremiantes. Algunos economistas, como Marshik, sugieren que la adopción de Bitcoin como moneda legal ha sido una distracción frente a la incapacidad del gobierno para generar dólares suficientes para cumplir con sus obligaciones de deuda. A medida que la situación financiera de El Salvador se deteriora, el país debe enfrentar vencimientos de bonos que presionan aún más su economía. A principios de 2023, el país tenía un bono de 800 millones de dólares que debía ser pagado, y las expectativas de los inversores apuntan a que el gobierno debe tomar decisiones difíciles sobre la reestructuración de su deuda. El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha sido cauteloso respecto a la situación de El Salvador.
Aunque el país solicitó un préstamo de 1.3 mil millones de dólares, las discusiones para llegar a un acuerdo se han estancado, en parte debido a la insistencia del FMI sobre la necesidad de que El Salvador abandone el Bitcoin como moneda oficial. Sin embargo, el presidente Bukele ha manifestado que no está dispuesto a dar marcha atrás en su estrategia. Algunos analistas aún creen en el potencial de los bonos respaldados por Bitcoin y en la posibilidad de que otros países emergentes sigan el ejemplo de El Salvador. Matthew Sigel, jefe de investigación de activos digitales en VanEck, ha indicado que la posibilidad de que El Salvador emita el bono sigue siendo interesante, viendo esto como un movimiento para que países que han perdido control sobre su política monetaria se reconecten con el mercado.
Mientras tanto, la espera sigue, y los tiempos inciertos continúan forjando un camino sin rumbo claro para El Salvador y su osado intento de ingresar al mundo de los mercados de capitales respaldados por criptomonedas. La falta de comunicación, la incertidumbre del mercado y la presión económica han creado un vacío en la conquista de un sueño que, si bien atractivo, hasta ahora permanece en el aire, dejando a muchos preguntándose si el país podrá finalmente superar estos obstáculos y hacer realidad sus ambiciones de un bono respaldado por Bitcoin.