En un desarrollo que ha captado la atención internacional, diplomáticos de Estados Unidos han ejercido presión sobre el gobierno nigeriano para que libere a Tigran Gambaryan, un ejecutivo de Binance y ciudadano estadounidense, que ha estado detenido en Nigeria desde febrero de 2024. Esta situación ha generado un creciente conflicto diplomático entre ambas naciones y ha puesto de relieve las complicaciones que pueden surgir en un marco geopolítico donde la tecnología y las criptomonedas juegan un papel cada vez más importante. Tigran Gambaryan, quien anteriormente se desempeñó como agente del Servicio de Impuestos Internos de EE.UU., fue arrestado en febrero bajo acusaciones presuntamente relacionadas con actividades fraudulentas y de extorsión vinculadas a su trabajo en Binance, uno de los mayores intercambios de criptomonedas del mundo.
Desde su arresto, sus abogados han argumentado que la detención es injusta y carece de fundamento legal, lo que ha motivado la intervención de funcionarios estadounidenses. De acuerdo con un informe reciente del New York Times, diplomáticos del Departamento de Estado de EE.UU. han estado presionando a las autoridades nigerianas desde al menos junio de 2024 para asegurar la liberación de Gambaryan. Este asunto se ha convertido en un “factor significativo” en las relaciones entre Estados Unidos y Nigeria.
En septiembre de 2024, Richard Mills, el embajador de EE.UU. en Nigeria, se reunió con el gabinete del presidente nigeriano Bola Ahmed Tinubu y discutió el caso, insistiendo en la urgente necesidad de liberar a Gambaryan. Sin embargo, el Fiscal General de Nigeria ha sostenido que su liberación solo se producirá tras un juicio, lo que complica aún más la situación. La presión por parte de Estados Unidos no carece de consecuencias.
Algunos funcionarios estadounidenses han comenzado a considerar la posibilidad de etiquetar a Gambaryan como un “detenido injustamente”, una medida que podría aumentar la presión política sobre Nigeria para que lo libere. En este contexto, el representante Rich McCormick ha presentado una resolución en el Congreso que califica la detención de Gambaryan como una situación de "rehén". McCormick ha descrito a Gambaryan como un “prisionero sin causa” que está siendo utilizado por el gobierno nigeriano para extorsionar a Binance. Mientras tanto, la salud de Gambaryan se ha deteriorado en prisión, un hecho que ha llevado a los diplomáticos estadounidenses a calificar su detención como un problema humanitario. Sus abogados han informado sobre problemas graves de salud, incluyendo un disco herniado, múltiples episodios de neumonía, malaria y diversas infecciones de garganta.
Este estado de salud ha impulsado a sus abogados a presentar una nueva moción de fianza, subrayando la necesidad de que Gambaryan reciba atención médica adecuada. El trato que ha recibido en prisión ha sido objeto de críticas. Funcionarios de prisiones en Nigeria han sido acusados de descuidar las necesidades médicas de Gambaryan. En julio, se emitió una orden de arresto contra un médico del centro penitenciario de Kuje por no comparecer ante el tribunal ni proveer un informe médico obligatorio sobre el estado de Gambaryan. Este incidente ha enfurecido a los defensores de los derechos humanos y ha amplificado la presión sobre el sistema penitenciario nigeriano.
No solo la salud y la detención de Gambaryan están en el punto de mira, sino que su situación ha puesto en evidencia las tensiones más amplias en torno a la regulación de las criptomonedas en el contexto internacional. Binance, como líder del mercado de criptomonedas, ha enfrentado crecientes presiones regulatorias en varios países, y el arresto de Gambaryan podría interpretarse como un intento de las autoridades nigerianas de establecer control sobre el sector financiero criptográfico en el país. A medida que Nigeria busca fortalecer su sistema financiero, el poder y la influencia de las criptomonedas son temas sensibles que podrían afectar las relaciones internacionales. La lucha por la liberación de Gambaryan podría convertirse en un símbolo de las complejidades de la diplomacia moderna, donde los problemas de derechos humanos, la tecnología financiera y la política internacional se entrelazan. Los diplomáticos estadounidenses han dejado claro que están dispuestos a tomar medidas más contundentes si no se resuelve la situación involucrando a Gambaryan.
Esto podría incluir desde sanciones hasta directrices más estrictas sobre las relaciones comerciales con Nigeria. El caso de Gambaryan también resuena con otros incidentes de detenciones de ciudadanos estadounidenses en el extranjero, donde a menudo se plantea la pregunta sobre la validez de las acusaciones y el tratamiento que reciben en sistemas judiciales que pueden ser muy diferentes al estadounidense. Para muchos, se trata de una cuestión de justicia, y su caso podría tener repercusiones duraderas en cómo las naciones manejan las detenciones de ciudadanos extranjeros, especialmente en sectores tan delicados como el de las criptomonedas. Los analistas advierten que si la comunidad internacional no condena o actúa ante lo que consideran un uso excesivo del poder por parte del gobierno nigeriano, esto podría establecer un precedente peligroso. Por otro lado, Nigeria enfrenta la presión de la comunidad internacional para que mejore su sistema de justicia y derechos humanos, y el caso de Gambaryan podría forzar un cambio que beneficie no solo a los detenidos, sino al país en su conjunto.
A medida que se desarrolla esta historia, queda claro que la situación de Tigran Gambaryan no es solo un asunto de negocios o de interés individual, sino un reflejo de la interconexión global en la que vivimos. Las criptomonedas, que fueron una promesa de democratización financiera, se enfrentan a retos que van más allá de la tecnología, tocando las fibras más sensibles de la política, la justicia y la diplomacia. La comunidad internacional observará de cerca cómo se desarrollan los eventos y qué decisiones tomarán tanto Estados Unidos como Nigeria en las próximas semanas.