Warren Buffett es, sin duda, uno de los nombres más emblemáticos en el mundo de las finanzas y la inversión. Durante más de 60 años como CEO de Berkshire Hathaway, ha construido un legado impresionante que combina una habilidad excepcional para identificar oportunidades valiosas con una visión única para mantener la paciencia y la disciplina. Sin embargo, su camino no ha estado exento de errores. A lo largo de este extenso periodo, Buffett ha protagonizado algunas de las mejores inversiones jamás realizadas, pero también ha cometido ciertos errores que sirven de lección para cualquier inversionista. Al asumir el control de Berkshire Hathaway en 1965, Buffett se encontró al mando de una empresa textil en declive.
Bajo su liderazgo, la compañía evolucionó hasta convertirse en un holding diversificado que invierte en sectores muy variados, desde seguros y finanzas hasta tecnología y consumo masivo. La clave de su éxito radica en su enfoque en empresas con ventajas competitivas sostenibles, la importancia del valor intrínseco y en no dejarse llevar por las modas del mercado. Entre sus mejores apuestas destaca la adquisición de National Indemnity y National Fire & Marine en 1967, dos compañías de seguros que le proporcionaron un recurso vital para su estrategia: el “float” o el dinero que una aseguradora retiene temporalmente antes de pagar reclamaciones. Este capital flotante se convirtió en la base para financiaciones futuras, elevando la capacidad de Berkshire Hathaway para realizar nuevas inversiones y expandir sus negocios. La incursión en grandes empresas como American Express, Coca-Cola y Bank of America durante los momentos en que estas compañías enfrentaban crisis fue otro acierto monumental.
Muchas de estas compras tuvieron lugar cuando el mercado subvaloraba estas entidades a causa de escándalos o problemas temporales, pero la confianza de Buffett en su solvencia y perspectiva a largo plazo terminó generando rendimientos acumulados que superan los 100 mil millones de dólares, sin contar los dividendos que se reinvirtieron a través de las décadas. Un giro importante en su trayectoria inversora fue la decisión de apostar por Apple en 2016. Durante mucho tiempo, Buffett evitó invertir en empresas tecnológicas porque sentía que no comprendía lo suficiente este sector. Sin embargo, vio en Apple no solo un fabricante de dispositivos electrónicos, sino una compañía con una base sólida de clientes leales y una marca muy fuerte. Su inversión de más de 31 mil millones de dólares alcanzó un valor superior a los 174 mil millones en un periodo relativamente corto, convirtiéndose en una de las inversiones más rentables dentro de su portafolio.
Otra apuesta destacada fue la inversión en BYD, fabricante chino de vehículos eléctricos, recomendada por el fallecido socio y amigo de Buffett, Charlie Munger. Con una inversión inicial de 232 millones de dólares en 2008, el valor de la participación de Berkshire llegó a superar los 9 mil millones de dólares. Aunque Buffett comenzó a vender parte de esta inversión, la compañía sigue siendo un activo valioso en su cartera. Uno de los momentos definitorios en la carrera de Buffett fue la adquisición de See’s Candy en 1972. Esta compra marcó un cambio en su filosofía al demostrar la importancia de adquirir negocios de calidad con ventajas competitivas duraderas, en lugar de enfocarse únicamente en buscar gangas temporales.
Por 25 millones de dólares, Berkshire Hathaway generó beneficios antes de impuestos que superaron los 1.650 millones a lo largo de las décadas siguientes, un claro ejemplo de inversión a largo plazo exitosa. A pesar de estos éxitos, Buffett también ha tenido inversiones que no alcanzaron las expectativas. Uno de sus errores más conocidos fue su ingreso tardío y eventual salida con pérdidas significativas de IBM. Aunque inicialmente confiaba en la solidez de la compañía tecnológica, Buffett reconoció que no comprendía completamente el modelo de negocio de IBM y terminó vendiendo la mayoría de sus acciones acumulando pérdidas.
Otro tropiezo importante fue la inversión en las aerolíneas en 2016, un sector que Buffett había evitado durante décadas debido a su alta volatilidad y problemas estructurales. Sin embargo, la pandemia de COVID-19 impactó dramáticamente estas compañías, lo que llevó a Buffett a admitir públicamente que había cometido un error. Berkshire Hathaway vendió la mayoría de sus acciones en aerolíneas durante la crisis sanitaria. Buffett también ha sido crítico de sectores como las criptomonedas, donde nunca ha invertido, recalcando la falta de valor intrínseco que percibe en estos activos. Su estilo de inversión ha sido constante: centrarse en activos tangibles, compañías con fundamentos sólidos y flujos de caja sostenibles.
Más allá de las cifras y nombres, la lección más importante que Buffett ofrece a los inversores es la paciencia y la disciplina. Su aproximación a la inversión se basa en el concepto de mantener posiciones por largos periodos, resistiendo la tentación de ventas impulsivas y evitando la especulación basada en tendencias del mercado. Mientras Buffett se prepara para dejar el cargo de CEO, su legado continúa siendo una fuente valiosa de enseñanza para inversores de todo el mundo. Sus mejores inversiones mostraron una combinación de visión, análisis riguroso y confianza en el potencial de los negocios a largo plazo. Sus errores, por otro lado, recuerdan que incluso los más grandes pueden equivocarse, pero lo esencial es aprender, adaptarse y mantener una estrategia coherente.
En conclusión, el recorrido de Warren Buffett a lo largo de 60 años liderando Berkshire Hathaway es un testimonio del poder de la inversión basada en el valor, la importancia de entender a fondo los negocios y la fuerza de la paciencia. Sus éxitos y fracasos forman parte de una historia rica en enseñanzas que continúan influyendo en la forma en que miles de inversores construyen su futuro financiero.