En el panorama financiero global, las empresas de tecnología financiera, conocidas como fintechs, han experimentado un crecimiento y rentabilidad notable en los últimos años. Esto se debe en gran medida al incremento de las tasas de interés vigentes durante 2022 y 2023, un escenario que permitió a estas compañías generar ingresos significativos mediante el aumento del llamado margen de interés neto. El margen de interés neto representa la diferencia entre los intereses cobrados en préstamos y los intereses pagados a los ahorradores, convirtiéndose en un pilar fundamental para el modelo de negocio de muchas fintechs, especialmente los neobancos y plataformas de inversión digital. Sin embargo, con la llegada de 2024, las tasas de interés han comenzado a mostrar un declive generalizado en varios mercados principales, lo que plantea un reto importante para las fintechs que hasta ahora han dependido en gran medida de este ingreso. Esta caída las desafía a demostrar la resiliencia y sostenibilidad de sus modelos de negocio, buscando nuevas fuentes de ingresos y ajustando sus estrategias para adaptarse al nuevo entorno económico.
El caso de Robinhood, Revolut y Monzo ilustra bien esta tendencia. Estas empresas lograron en 2024 resultados financieros robustos, impulsados por un aumento considerable en los ingresos por intereses. Robinhood, por ejemplo, reportó una ganancia anual de 1.4 mil millones de dólares, gracias a un crecimiento del 19% en sus ingresos netos por intereses, que alcanzaron los 1.1 mil millones.
Revolut experimentó un aumento aún más significativo del 58% en la misma línea, lo que elevó sus beneficios a aproximadamente 1.45 mil millones de dólares. Monzo, por su parte, celebró sus primeros beneficios anuales impulsados por un impresionante incremento del 167% en sus ingresos por intereses. Estos resultados reflejan claramente el impacto positivo de las altas tasas de interés en el rendimiento económico de las fintechs. Sin embargo, la importante dependencia de estos ingresos también las hace vulnerables a cualquier cambio adverso en las tasas de referencia establecidas por bancos centrales a nivel mundial.
La voluntad de estas empresas de diversificar sus fuentes de ingresos se torna crucial para asegurar su viabilidad futura. La caída de las tasas puede contener efectos negativos que no solo afectarán la rentabilidad sino también la percepción del mercado respecto a su fortaleza financiera y capacidad de adaptación. En este sentido, expertos como Lindsey Naylor, socia en Bain & Company, advierten sobre la complejidad del desafío que enfrentan las fintechs. Señala que un entorno de tasas decrecientes puede “poner a prueba la resistencia de los modelos de negocio basados en ingresos por intereses”, enfatizando que aquellas empresas con fuentes de ingresos diversificadas podrían responder mejor a este escenario incierto. Tal diversificación implica no depender exclusivamente de los ingresos generados por préstamos y depósitos, sino ampliar la oferta de servicios y productos no vinculados con las tasas de interés tradicionales.
Por ejemplo, Revolut ha consolidado su portafolio incluyendo servicios de trading de criptomonedas y acciones, pagos y cambio de divisas, además de explorar nuevos nichos como planes móviles en mercados europeos. De esta manera, busca equilibrar su estructura de ingresos para hacerla más resistente ante fluctuaciones del mercado financiero. Otros ejemplos de adaptación son los neobancos que han desarrollado modelos basados en suscripciones, tarifas por servicios complementarios y tarifas por el uso de tarjetas de débito y crédito. Bunq, un banco digital holandés que dirige sus servicios a un público global y móvil, destaca en esta línea al generar ingresos no solo a partir de los intereses, sino también a través de un modelo mixto que incluye ingresos recurrentes por suscripciones y comisiones. Según su CEO, Ali Niknam, este enfoque diversificado permite a la compañía operar con éxito incluso en ambientes donde las tasas de interés pueden llegar a ser negativas.
No obstante, no todas las fintechs están igualmente preparadas para estos cambios. Aquellas que han basado su modelo de ingresos en la captación de depósitos y el consiguiente margen entre tasa activa y pasiva enfrentan el mayor riesgo de una “reestructuración” en sus expectativas de ingresos. Si el descenso en las tasas es prolongado y no cuentan con alternativas robustas, pueden verse en la necesidad de recortar gastos o incluso reorientar su modelo operativo para mantenerse competitivas. La experiencia reciente de ClearBank, una startup británica enfocada en infraestructura de pagos, muestra una transición complicada. La empresa reportó pérdidas antes de impuestos debido a una caída en sus ingresos por intereses, que tuvo que compensar con un mayor enfoque en ingresos por comisiones y tarifas, así como gastos relacionados con su expansión.
Esta situación ilustra el impacto tangible de las tasas a la baja en fintechs que no han logrado diversificar suficientemente sus líneas de negocio. Surge así la imperiosa necesidad de que las fintechs fortalezcan la monetización de sus bases de clientes a través de servicios no vinculados al interés. El crecimiento en servicios financieros complementarios, plataformas de inversión, suscripciones y tarifas por servicios especializados representan caminos viables para reducir la exposición a las tasas. Otro aspecto relevante es la innovación tecnológica, que permite a estas empresas optimizar sus procesos, mejorar la experiencia de usuario y reducir costos operativos, factores que se vuelven estratégicos en entornos de mayor competencia y márgenes ajustados. La incorporación de inteligencia artificial para mejorar recomendaciones financieras, automatización de procesos y análisis de riesgo permite crear productos más personalizados y eficientes, que pueden impulsar la fidelización y generar ingresos recurrentes.
Adicionalmente, las fintechs tienden a tener una base de clientes más joven, digitalmente nativa y con expectativas distintas a las de los clientes tradicionales bancarios. Esto configura oportunidades para desarrollar productos financieros novedosos, adaptados a estilos de vida cambiantes y que no dependan exclusivamente de la estructura tradicional de préstamos y depósitos. Por ejemplo, servicios integrados de gestión financiera personal, microinversiones, financiamiento colectivo, seguros personalizados o incluso soluciones que combinen fintech con telecomunicaciones y comercio electrónico pueden aumentar la interacción y las fuentes de ingresos. Por otra parte, el entorno regulatorio también juega un papel determinante. Las fintechs operan bajo marcos legales que varían de país en país, y cualquier cambio en la regulación financiera puede tanto limitar o facilitar nuevas fuentes de ingresos.
Así, mantener una relación activa con autoridades regulatorias y adaptar los modelos de negocio para cumplir con normativas emergentes se convierte en un aspecto imprescindible para la sostenibilidad. En este contexto, el posicionamiento estratégico y la capacidad de innovación son factores clave para que las fintechs superen el reto que supone un entorno de tasas de interés decrecientes. La diversificación de ingresos, la mejora continua del servicio al cliente, la gestión eficiente de costos y la expansión a nuevos mercados y servicios serán las claves para resistir y prosperar. Aunque todavía no es posible predecir el impacto total que la caída de las tasas tendrá en el ecosistema fintech, es claro que las firmas que se mantienen dinámicas, orientadas a la innovación y flexibles ante las condiciones cambiantes están mejor posicionadas para capitalizar nuevas oportunidades y minimizar riesgos. En resumen, las fintechs que lograron grandes ganancias durante el periodo de altas tasas de interés enfrentan un momento decisivo.
Su habilidad para adaptarse a tasas más bajas, diversificar ingresos y continuar innovando determinará su capacidad no solo para mantener rentabilidad, sino también para consolidarse como jugadores fundamentales en la evolución financiera global. El futuro de estas empresas dependerá de su resiliencia, visión estratégica y la continua búsqueda de valor para sus usuarios en un mercado financiero dinámico y en constante transformación.