El 24 de enero de 2024, Peter Schiff, un conocido comentarista financiero y crítico acérrimo de las criptomonedas, decidió compartir sus puntos de vista sobre Bitcoin a través de la plataforma de redes sociales X. Conocido por su firme defensa del oro y otros metales preciosos como opciones de inversión, Schiff ha mantenido durante mucho tiempo una postura pesimista respecto a la economía estadounidense y, por ende, a los activos digitales. En su mensaje, Schiff describió a Bitcoin como una creación que carece de valor intrínseco. Planteó que la escasez del activo es artificialmente limitada y que su valor percibido se basa en una especie de pretensión colectiva. Según él, la gente invierte en Bitcoin únicamente porque ve un aumento en su precio, lo que infiere que sin esta dinámica de creencia colectiva, el activo carecería de sostén.
Esta crítica no pasó desapercibida y provocó una avalancha de reacciones dentro de la comunidad cripto. Una de las observaciones más interesantes de Schiff fue su comparación entre Bitcoin y las monedas fiduciarias (fiat). Reconoció que su crítica podría aplicarse a cualquier tipo de divisa, pero se esforzó por diferenciar Bitcoin de las monedas fiduciarias al subrayar el uso práctico de estas últimas como medio de intercambio y unidad de cuenta. Para Schiff, la necesidad universal de las monedas Fiduciarias para el pago de impuestos les otorga una utilidad tangible que, a su juicio, Bitcoin no posee. El contenido de sus afirmaciones generó un debate animado en la comunidad cripto en X.
Algunos usuarios respondieron indicando que la descripción de Schiff sobre Bitcoin se asemejaba notablemente a su propio fondo de inversión en oro, aludiendo a la idea de que tanto el oro como Bitcoin dependen de un acuerdo colectivo acerca de su valor. Un usuario, en particular, estableció que el oro no es diferente en este aspecto, sugiriendo que la valoración de ambos activos está fundamentada en la percepción común. Otra respuesta más reflexiva detalló la evolución histórica del dinero, que ha pasado desde objetos tan simples como conchas hasta metales preciosos. Este usuario destacó que todas las formas de dinero derivan su valor de un acuerdo colectivo, siempre que cumplan ciertos requisitos como la escasez, la dificultad para falsificarlos y su divisibilidad. En este análisis, se argumentó que el oro está perdiendo su valor monetario debido a los desafíos de la era digital, mientras que Bitcoin, respaldado por una vasta red informática, está ganando en términos de atributos digitales.
Sin embargo, enfatizó que al igual que anteriormente, el valor de Bitcoin también depende de un consenso general sobre su validez. Otra respuesta dentro del debate comparó directamente las afirmaciones de Schiff sobre Bitcoin con el dólar estadounidense, sugiriendo que, al igual que Bitcoin, las monedas fiduciarias también dependen de la creencia colectiva en su valor, especialmente en un momento en que muchos gobiernos se alejan de respaldar sus divisas con activos tangibles. A raíz de este intercambio de ideas, el analista cripto Joe Burnett compartió un video analizando la notoria caída del valor de Bitcoin, que había pasado de $49,000 a menos de $39,000 tras la aprobación de un ETF. Burnett resaltó en el video que a pesar de esta volatilidad, Bitcoin se mantiene fundamentalmente estable. Afirmó que a diferencia de otras inversiones, Bitcoin no cuenta con un CEO, un equipo de gestión o competidores que puedan influir en su variación de precios, lo que lo convierte en uno de los activos más estables internamente.
Burnett argumentó aún más que la estabilidad de Bitcoin es comparable a la de un activo tangible como el oro, que no lleva el riesgo de contraparte. Destacó que la producción de bloques de Bitcoin ocurre de manera consistente cada 10 minutos, independientemente de su valor en dólares o del número de mineros en la red. Esta característica resalta que Bitcoin mantiene sus cualidades esenciales, como la portabilidad, durabilidad, divisibilidad, fungibilidad y la escasez inmutable, a pesar de las condiciones externas del mercado. El analista atribuye la volatilidad del precio de Bitcoin a la conducta humana, observando que una gran parte del capital global aún se encuentra en proceso de descubrir cómo valorar adecuadamente este activo. A medida que más individuos comienzan a ver Bitcoin como una forma superior de moneda y comienzan a invertir en ella, su valor en comparación con el dólar tiende a aumentar, lo que alimenta su volatilidad.
En una reflexión sobre el crecimiento de Bitcoin, Burnett señala que su tasa de crecimiento anual compuesta es del 141% en los últimos 13 años, una cifra extraordinariamente alta. Si Bitcoin mantuviera un crecimiento constante de 141% por año, pronostica que terminaríamos en un mercado alcista insostenible, que eventualmente sería seguido por un mercado bajista significativo. Según Burnett, es este ciclo de rápido crecimiento y posterior corrección lo que impulsa la alta volatilidad de Bitcoin. La interacción entre las críticas de Schiff y las defensas de la comunidad cripto ilustra la profunda división en las percepciones sobre Bitcoin y otras criptomonedas. Mientras algunos como Schiff ven el activo digital como una burbuja susceptible de estallar, otros defienden su creciente lugar en un panorama financiero global cambiante, donde los activos digitales están ganando legitimidad.