Dean Kamen es un nombre que resonará para siempre en el mundo de la innovación tecnológica, gracias a su invención más famosa: el Segway. Esta revolucionaria plataforma de transporte personal, lanzada en 2001, marcó un hito por su diseño y estabilidad. Sin embargo, más allá de este impacto en la movilidad urbana, Kamen ha cultivado una herencia aún más profunda y transformadora: el fomento del interés por la robótica y las ciencias tecnológicas entre las nuevas generaciones. Su compromiso con la educación STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) se expresa a través de FIRST, una organización sin fines de lucro que lleva más de tres décadas ofreciendo a niños y jóvenes la posibilidad de acercarse a estos campos mediante la construcción de robots y la competencia amistosa. Desde 1989, FIRST ha estado a la vanguardia en la promoción de la educación tecnológica, organizando eventos a nivel mundial donde miles de estudiantes se reúnen para diseñar y programar robots capaces de ejecutar tareas complejas.
La visión de Kamen no solo ha renovado la forma en que se incentiva el aprendizaje, sino que ha puesto sobre la mesa una respuesta creativa a una crisis silenciosa: la disminución de jóvenes interesados en carreras de ingeniería y tecnología, además de la histórica falta de representación femenina y de minorías en estos sectores. La motivación detrás de la creación de FIRST estuvo ligada a la observación de Kamen sobre cómo la cultura popular y el sistema educativo tradicional no siempre logran cautivar la imaginación de los jóvenes en materia de ciencia y tecnología. Mientras el deporte y el entretenimiento dominan los sueños infantiles, la ingeniería suele ser vista como algo inaccesible o poco atractivo. Con FIRST, Kamen decidió que la clave sería transformar la educación en algo inspirador, competitivo y divertido, donde el esfuerzo y el ingenio se reconocieran y premiaran abiertamente. De ahí nace el nombre FIRST, que significa “For Inspiration and Recognition of Science and Technology” (Por la Inspiración y el Reconocimiento de la Ciencia y la Tecnología), destacando la idea de competir por el primer lugar, porque como él mismo dice, “nunca ha visto a niños en un evento deportivo que quieran ser segundos”.
Cada temporada, la competencia organizada por FIRST desafía a miles de equipos distribuidos en decenas de países a construir robots semi-autónomos capaces de cumplir con una serie de objetivos específicos. En 2025, por ejemplo, el tema de la competencia es Reefscape, un juego que simula el trabajo de robots submarinos que limpian arrecifes de coral retirando algas y ayudando a la recuperación de estos ecosistemas vitales. Participan alrededor de 90,000 jóvenes en más de 3,700 equipos, mostrando la magnitud global de esta iniciativa. Estas competencias no solo estimulan habilidades técnicas como la programación y la ingeniería mecánica sino que también promueven el trabajo en equipo, liderazgo, resolución de problemas y creatividad. La emoción que rodea estos eventos es equiparable a la de un campeonato deportivo profesional.
De hecho, la final nacional, que se celebra en Houston, recibe a decenas de miles de asistentes, incluidos scouts universitarios que buscan estudiantes talentosos para ingresar a sus programas, garantizando que la diversidad capturada por FIRST llegue efectivamente a las universidades y, posteriormente, a las industrias. El impacto social de FIRST es notable. Gracias a esta plataforma, más de 3.4 millones de estudiantes han participado directamente en estas actividades desde que la organización empezó, y la influencia se extiende mucho más allá de los números. Kamen señala que la metodología utilizada y la cultura que se genera alrededor de FIRST contribuyen a que estudiantes que tradicionalmente han estado excluidos o subrepresentados en ingeniería sientan que este ámbito es accesible y emocionante.
Esto es un cambio significativo frente a los estereotipos y barreras que históricamente han limitado la diversidad en estas carreras. Más allá de las competencias, Kamen ha trabajado para integrar la robótica y la educación tecnológica en el currículo escolar formal. En Estados Unidos, la iniciativa más destacada en este sentido se está dando en el estado de New Hampshire, donde gracias a un acuerdo con la administración local se están distribuyendo kits de robótica en todas las aulas, con un costo inferior al de un libro de texto tradicional. Esta estrategia no solo reduce la barrera económica para acceder a esta tecnología educativa sino que además contempla la producción local de estos kits mediante impresión 3D en colegios comunitarios, fomentando una cadena de valor educativa y económica muy innovadora. Además, FIRST ofrece capacitación gratuita a maestros, permitiéndoles diseñar planes de estudio centrados en proyectos prácticos con los kits de robótica.
Esta verticalidad educativa –desde la producción hasta la enseñanza– representa un modelo de integración que podría replicarse en otros estados y países, ampliando considerablemente el alcance de la iniciativa. Dean Kamen no se detiene y ha comenzado a presionar a otros gobernadores para que adopten estrategias similares, consciente del desafío que representa para la competitividad tecnológica futura de las regiones. Su mensaje es claro: no dejar rezagados a los jóvenes ni a las regiones que no inviertan en la formación tecnológica desde edades tempranas, para no caer en lo que él llama “la tierra de los luditas”. La historia de Dean Kamen y FIRST es una inspiración profunda que ilustra cómo la innovación no solo puede transformar productos o industrias, sino también formas de pensar, educar y motivar. Al fomentar un entorno donde la competencia sana, la creatividad y el aprendizaje práctico van de la mano, Kamen está ayudando a construir un futuro donde más jóvenes estén preparados para enfrentar los desafíos tecnológicos del mañana y aportar con diversidad y talento al desarrollo global.
En definitiva, el legado de Dean Kamen va mucho más allá del Segway. Su verdadera misión es asegurar que la próxima generación de innovadores tenga acceso a la educación, la inspiración y las oportunidades necesarias para convertir sus ideas en realidades. A través de FIRST, el inventor está construyendo no sólo robots, sino también comunidades, carreras y sueños que seguramente definirán el futuro tecnológico de nuestro mundo.