En medio del bullicio constante de la vida moderna, hay ciertos placeres que parecen ser universales, y uno de ellos es el icónico pumpkin spice latte (PSL) de Starbucks. Cada año, con la llegada del otoño, millones de amantes del café se preparan para disfrutar de esta combinación de sabores que, aunque polarizadora, evoca una sensación de nostalgia y confort. Sin embargo, hay un debate en curso que hemos visto estallar en las redes sociales: ¿por qué hay tanto desprecio hacia quienes disfrutan de esta bebida? Lauren Potts, en un artículo reciente, pone de manifiesto la reacción de ciertas "esquinas de Internet" que critican a las personas —en su mayoría mujeres— que se deleitan con un PSL. Ella señala que esta crítica proviene, a menudo, de los llamados «snobs del café» y de una generación anterior que parece haber encontrado en este simple gusto una oportunidad para denotar una especie de superioridad. La descalificación se presenta bajo la etiqueta de "basic bitch", un término que se arroja con desprecio hacia quienes disfrutan de tendencias populares, sin cuestionar sus motivos o su significado.
Este fenómeno resuena particularmente en una era en la que muchas mujeres luchan no solo con las presiones sociales, sino también con una carga casi constante de juicio por sus elecciones cotidianas. Tomar un café es, o al menos debería ser, un momento de placer personal y una pequeña dosis de felicidad en medio de las exigencias de la vida. Sin embargo, en el caso del pumpkin spice latte, parece que ese placer se ha convertido en un punto de discordia. La llegada del PSL ha comenzado cada vez más temprano en el año, incluso en agosto. Las críticas llueven cuando, con el calor aún abrazando el verano, los fanáticos de esta bebida de otoño comienzan a hacer fila en las cafeterías para conseguir su dosis de sabor a calabaza y especias.
La ironía es palpable; mientras que la bebida es vista como una celebración del otoño, muchos no pueden evitar lanzar un comentario burlón. La realidad es que esta preferencia puede ir más allá del simple gusto por un café. Para muchos, el pumpkin spice latte representa una transición emocional —una señal de que el oro y el cobre de las hojas están a punto de cubrir el suelo, que las noches se llenarán de frescor y que las bufandas y los días de cosecha están a la vuelta de la esquina. En el corazón de este debate, está la noción de que el PSL, aunque criticado, se ha convertido en un símbolo de comunidad y un momento de conexión para muchas personas. Ir a por un café con amigos, compartir risas y disfrutar de esos momentos de calma, es algo que trasciende cualquier crítica.
Mientras algunos ven solo una bebida a la moda, otros ven una tradición que les conecta con los recuerdos de la infancia, con la calidez de las festividades y con la idea de que, al final del día, todos buscamos un sentido de pertenencia. Potts también se anima a desafiar la narrativa de vergüenza asociada con el PSL. El hecho de que un grupo se ría de quienes disfrutan de algo tan simple como una bebida de café debería ser un llamado a la reflexión. En lugar de avergonzarse por disfrutar de un pumpkin spice latte, hay que celebrar ese gusto; hay que apropiarse de él y convertirlo en un símbolo de orgullo personal. Publicar una foto con el hashtag #cosyvibes en Instagram no es un acto de vanidad, sino de autenticidad: una manifestación de alegría por pequeños placeres que, al final del día, son lo que realmente importan.
En un contexto donde el consumo consciente está en aumento, otras voces cuestionan el impacto real de bebidas como el PSL en la salud y el medio ambiente. Aunque los detractores a menudo critican la carga de azúcar y los potenciales efectos negativos de la bebida, no se puede negar que para muchos, este latte no es solo una opción de bebida, sino una experiencia. Disfrutar de una bebida calida en una tarde de otoño es un ritual tan sagrado como cualquier otro. Es un momento de pausa, en el que uno puede reflexionar sobre el día, disfrutar de una buena conversación o simplemente saborear un instante de tranquilidad. A veces, la crítica hacia lo que nos gusta refleja más sobre los críticos que sobre las elecciones de los demás.
Detrás de un comentario despectivo a menudo hay una inseguridad oculta, una lucha con las propias elecciones que pueden no ser socialmente aprobadas. Reconocer esto es el primer paso hacia la aceptación de que cada uno tiene derecho a sus preferencias sin ser juzgado. No se necesita un viaje a Connecticut o un maratón de "Gilmore Girls" para disfrutar de un PSL. Lo único que se necesita es la disposición de uno mismo para sumergirse en esos sabores que evocan una sensación de calidez. Al final, el pumpkin spice latte puede ser considerado el símbolo de una época, un recordatorio de que el cambio de estaciones trae consigo no sólo un cambio en el clima, sino también en nuestras emociones y en nuestras rutinas.
La tradición del pumpkin spice latte, aunque simple, es un poderoso recordatorio de que a veces lo que más necesita la gente es un pequeño placer. En un mundo en el que las presiones son constantes y las críticas están a la orden del día, disfrutar de una bebida controvertida puede ser una forma de afirmarse y de encontrar alegría en lo cotidiano. Así que, para quienes disfrutan de su latte de calabaza, no hay por qué sentirse avergonzado. ¡Dejen que los otros hablen! Después de todo, cada uno tiene sus propias batallas y preferencias. Así que, ¡salud por el pumpkin spice latte y por el savoir-faire de disfrutar de la vida!.