La gripe aviar, conocida científicamente como H5N1, siempre ha sido una enfermedad que preocupa especialmente a los profesionales de la salud pública debido a su capacidad para causar brotes mortales en aves y su potencial riesgo para la salud humana. Sin embargo, recientes investigaciones científicas han arrojado luz sobre un aspecto crítico que se había pasado por alto durante años: la incidencia de esta enfermedad en gatos y su posible papel como intermediarios en un eventual contagio masivo entre humanos. El análisis exhaustivo realizado por investigadores de la Universidad de Maryland revela que la gripe aviar está evolucionando rápidamente y adaptándose a nuevas especies, incluyendo la felina. Desde 2004 hasta 2024, se han documentado más de 600 infecciones de H5N1 en diferentes tipos de gatos, desde mascotas comunes hasta grandes felinos como tigres, abarcando 18 países. Esta cifra, sin embargo, es probablemente una subestimación, ya que los gatos no suelen ser monitoreados de manera regular para esta enfermedad y la mayoría de las pruebas se realizan post mortem.
El peligro radica en la forma en que el virus está saltando entre especies. Originalmente transmitido desde aves, ahora se observa que puede contagiarse de vacas a gatos y luego de gatos a otros animales, incluyendo a los humanos. Esta capacidad de saltar barreras entre distintas especies aumenta considerablemente la probabilidad de que el virus mute hacia formas más contagiosas y potencialmente capaces de transmitirse de persona a persona. Un aspecto particularmente preocupante es la gravedad con la que la infección afecta a los gatos. La mayoría de los gatos infectados sufren de encefalitis aguda y otros síntomas severos que a menudo pueden confundirse con rabia.
Además, la tasa de mortalidad en felinos llega a un alarmante 90% con la cepa más mortal, lo que indica no solo la peligrosidad del virus sino también su alta infectividad. Para los humanos, aunque la tasa de mortandad es algo inferior, con aproximadamente la mitad de los infectados que han fallecido en todo el mundo, el virus sigue siendo una amenaza seria. Hasta comienzos de 2025, Estados Unidos registró 66 casos confirmados en humanos y al menos una fatalidad. Cabe destacar que hasta ahora no se han reportado casos definitivos de contagio humano a humano, pero el potencial de una mutación que permita esta transmisión aérea es motivo de profunda preocupación en la comunidad científica. La situación se complica con la presencia de gatos en entornos vulnerables como granjas y refugios animales.
El movimiento constante y la concentración de animales en estos espacios pueden acelerar la propagación del virus y aumentar la probabilidad de que se produzcan mutaciones peligrosas. Especialistas advierten que un brote en un refugio podría desencadenar una cadena de contagios mucho más compleja y de mayor impacto que los registrados en el pasado. Actualmente, los métodos de vigilancia e identificación de la gripe aviar en gatos son insuficientes en la mayoría de los países, debido a la falta de protocolos específicos para la monitorización en estos animales. La mayoría de infecciones se detectan cuando el gato ya ha fallecido, lo que limita la capacidad para controlar la propagación y responder de forma temprana a nuevos brotes. Los expertos llaman a poner en marcha estrategias urgentes de vigilancia activa y sistemática, especialmente en poblaciones de gatos en granjas lecheras, refugios y entornos salvajes donde las posibilidades de contagio y mutación viral son más elevadas.
La implementación de pruebas diagnósticas regulares, cumplimiento de normas de bioseguridad, y educación a propietarios y trabajadores suponen pasos fundamentales para minimizar riesgos. La relación entre los gatos y la gripe aviar también plantea preguntas relevantes sobre el consumo de productos no pasteurizados. Estudios recientes han vinculado muertes de gatos en California con la ingestión de leche cruda potencialmente contaminada. Estos hallazgos subrayan la importancia de controlar no solo a los animales en contacto directo con aves infectadas, sino también otras fuentes posibles que puedan facilitar el contagio. Analizando el panorama global, la migración de aves en primavera y verano contribuye a la diseminación del virus, lo que hace prever un aumento estacional de casos tanto en aves como en gatos y otros mamíferos.
La interacción cada vez más frecuente entre especies y el ritmo acelerado al que el virus adquiere nuevas características constituyen una amenaza latente que urge enfrentar a nivel internacional. Además de los aspectos veterinarios y de salud pública, la situación tiene un componente emocional y social que afecta a dueños de mascotas y amantes de los animales. Informar con responsabilidad, promover la prevención y evitar el pánico son tareas esenciales para que la sociedad entienda la importancia de la vigilancia sin caer en medidas extremas que puedan perjudicar a los animales. En resumen, la gripe aviar en gatos representa un claro indicio de que el H5N1 está encontrando nuevas vías para expandirse y volverse una amenaza aún más grave para la salud global. La vigilancia epidemiológica enfocada en estos animales, la cooperación entre sectores veterinarios, ambientales y de salud humana, así como la inversión en investigación, serán claves para evitar que esta amenaza se transforme en una pandemia de consecuencias devastadoras.
La ciencia avanza rápidamente en este campo, y los próximos años serán cruciales para determinar cómo podemos proteger a nuestras mascotas, a las comunidades rurales y urbanas, y en última instancia, a la población humana de un posible brote pandémico. Estar preparados, informados y actuar con celeridad marcará la diferencia para enfrentar exitosamente el desafío que supone la gripe aviar en nuestros tiempos.