En un contexto mundial marcado por las crecientes tensiones geopolíticas y la inminente elección presidencial en Estados Unidos, el interés en activos como el bitcoin y el oro ha resurgido con fuerza. Este fenómeno, apodado como comercio de "debasamiento", refleja cómo los inversores buscan refugio en activos percibidos como seguros ante un panorama económico incierto. La reciente publicación de un informe de JPMorgan del 3 de octubre se adentra en esta tendencia, identificando los factores que están impulsando esta demanda. El término “debasamiento” se refiere a la creciente preferencia por el oro y el bitcoin como respuesta a la incertidumbre y los riesgos asociados a las decisiones económicas y políticas. Desde 2022, los cambios en las dinámicas políticas globales han creado un ambiente de inestabilidad, alentando a los inversores a alejarse de activos más volátiles y buscar alternativas más estables.
¿Por qué se ha intensificado este interés en el bitcoin? Varias razones parecen interrelacionarse para delinear este nuevo escenario. Primero, las preocupaciones inflacionarias han persistido. Las dudas sobre la duración de la inflación e incluso sobre su aumento llevan a los inversores a refugiarse en activos que históricamente han conservado su valor. Tanto el oro como el bitcoin han sido vistos como métodos para protegerse contra la erosión del poder adquisitivo que puede resultar de períodos prolongados de inflación que, aunque parezcan temporales, siempre generan incertidumbre. Second, los altos déficits del gobierno también han revivido el interés por estos activos.
En las principales economías occidentales, las preocupaciones sobre los déficits sostenidos crean una percepción de que el dinero puede perder su valor con el tiempo, lo que a su vez impulsa la demanda de inversiones que preservan la riqueza. A medida que las naciones lidian con un balance fiscal que se vuelve más tenso, los inversores optan por refugios que estén fuera del control directo del gobierno. El informe de JPMorgan señala un crecimiento significativo en el interés financiero que rodea al bitcoin. En particular, el número de contratos abiertos de futuros de bitcoin en la Bolsa Mercantil de Chicago (CME) ha aumentado drásticamente, pasando de aproximadamente 10,000 contratos a principios de 2024 a más de 40,000 contratos a principios de octubre. Este aumento sugiere que los inversores institucionales, como los fondos de cobertura, ven al bitcoin y al oro como activos comparables, buscando capitalizar sobre lo que perciben como una tendencia en el mercado.
Es interesante observar que los fondos cotizados en bolsa (ETFs) de criptomonedas también están viendo un resurgimiento en las entradas de capital. A pesar de una salida de fondos en agosto, septiembre ha traído consigo flujos positivos, con más de 20,000 millones de dólares en inflows en lo que va del 2024. La aprobación de ETFs de bitcoin y ether por parte de la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC), en enero y julio, respectivamente, ha facilitado este interés renovado, haciendo más accesible la inversión en criptomonedas para un segmento más amplio de minoristas. Ahora bien, una de las dinámicas más intrigantes que podrían afectar este comercio de debasamiento es la próxima elección presidencial en Estados Unidos. Según las proyecciones de JPMorgan, un posible triunfo de Donald Trump podría tener un efecto de doble filo en la percepción del bitcoin.
Por un lado, Trump ha demostrado un enfoque más amigable hacia la regulación del sector de criptomonedas, prometiendo incluso “despedir” al presidente de la SEC, Gary Gensler, quien ha sido visto por muchos en la industria como un obstáculo. Esto da pie a la especulación de que una administración Trump podría abrir las puertas a un entorno regulatorio más favorable para el bitcoin y las criptomonedas en general. Por otro lado, las políticas fiscales expansivas que se anticipan con una administración republicana podrían generar tensiones adicionales en la economía global, llevando a un aumento potencial en los aranceles y, por lo tanto, a una mayor inestabilidad económica. En un contexto de alta tensión geopolítica, tales políticas pueden traducirse en una percepción de "debasamiento de la deuda". Es esta percepción la que podría reforzar aún más el atractivo de activos como el oro y bitcoin, ya que los inversores buscarían proteger su capital de las fluctuaciones y riesgos asociados.
Más que simplemente una reacción a eventos políticos, el aumento del interés en el bitcoin refleja una creciente disenchantation con los activos tradicionales y la búsqueda de alternativas. En muchos sentidos, los inversores están respondiendo a un paisaje económico que parece estar en un estado de flux perpetuo, donde las certezas se han desvanecido. Las promesas de Trump de establecer a Estados Unidos como “la capital del mundo cripto” son bien vistas por una comunidad que busca claridad y estabilidad en un entorno regulatorio que ha sido frecuentemente caótico. Este tipo de declaraciones no solo generan optimismo, sino que también pueden influir en las estrategias de inversión, tanto de particulares como de instituciones. El comercio de debasamiento, entonces, no solo se limita a la búsqueda de refugio ante la inestabilidad, sino que también es un reflejo de cómo la política y la economía se interconectan de maneras complejas.
A medida que el panorama global evoluciona, la tendencia hacia el oro y el bitcoin seguramente continuará, ya que los inversores procuran posicionarse de la mejor manera posible ante un horizonte incierto. El futuro del bitcoin y su papel en el comercio de debasamiento es un tema que merece atención. La combinación de tensiones geopolíticas, elecciones inminentes y políticas económicas fluctuantes está dando forma a un nuevo marco en el que los inversores deben navegar. La relación entre activos digitales y el oro, en este contexto, probablemente solo se fortalecerá, convirtiéndose en un pilar clave de las estrategias de inversión de muchos en los próximos meses y años. El comercio de debasamiento se erige así como un reflejo de una era de cambios; una era en la que convertirse en un refugio seguro requiere más que simplemente un valor intrínseco, demanda una comprensión profunda de las dinámicas globales y políticas que afectan nuestras economías y la forma en que percibimos el valor.
En este sentido, el bitcoin y otros activos digitales podrían ser más que simples inversiones; podrían ser la clave para navegar un futuro en constante cambio.