Bitcoin se ha encontrado en una racha bajista notable que comenzó a finales de agosto de 2024, con una caída de más del 15% en el valor de la criptomoneda más conocida del mundo. A medida que Bitcoin se adentra en esta tendencia negativa, ha comenzado a desvincularse de su habitual correlación con el oro, que por el contrario ha alcanzado precios récord. Esta situación genera inquietud entre los inversionistas y plantea interrogantes sobre el futuro de Bitcoin en un entorno económico incierto. Desde el 27 de agosto, cuando Bitcoin se cotizaba en aproximadamente 62,000 dólares, su precio ha caído a menos de 53,000 dólares en algunos momentos. Los analistas del sector apuntan a la falta de demanda y a la disposición de los holders a vender a un precio más bajo como factores clave que podrían llevar a una mayor depreciación.
Esta tendencia se ve reflejada en el indicador de ciclo del mercado Bull-Bear de CryptoQuant, que ha permanecido en la fase bajista desde finales de agosto. La expectativa de los inversores de un eventual rebote parece escasa, y muchos consideran que es más probable que el precio continúe consolidándose hacia abajo. Uno de los principales signos de debilidad en el mercado es el comportamiento de los holders a largo plazo. Las cintas SOPR (Spent Output Profit Ratio) de los holders a largo plazo han mostrado una tendencia a la baja desde finales de julio, lo que indica que estos inversores están empezando a vender su Bitcoin a precios bajos, lo que se traduce en una disminución de la demanda general. Mientras tanto, el oro vive un momento favorable, alcanzando nuevas alturas, lo que pone de relieve el cambio en la correlación que previamente había existido entre estos dos activos.
La debilidad del dólar estadounidense tampoco facilita las cosas para Bitcoin. En condiciones normales, una caída en el valor del dólar debería impulsar el precio de Bitcoin, pero en este entorno actual, los inversores parecen haber perdido confianza en ambas opciones, lo que sugiere un estrés más amplio en el mercado. La incertidumbre global, exacerbada por eventos geopolíticos como las tensiones en torno a las declaraciones de Rusia sobre una posible guerra, está empujando a muchos a buscar refugio fuera de las criptomonedas y del dólar por igual. Otra variable que ha impactado el desempeño de Bitcoin es su creciente correlación con el mercado de valores estadounidense. Durante el último periodo, el índice Nasdaq 100 ha visto una caída del 10%, y Bitcoin ha replicado este comportamiento con una caída del 16%.
La correlación entre estas dos entidades ha cambiado a positiva, lo que significa que Bitcoin ahora se mueve más en línea con el declive de las acciones en lugar de actuar de manera independiente. Este cambio es particularmente inquietante dado que se espera que un recorte en las tasas de interés por parte de la Reserva Federal tenga un efecto negativo en el mercado de valores. La volatilidad, que siempre ha caracterizado a Bitcoin, ha comenzado a mostrar una tendencia a la baja. De hecho, en los últimos dos años, la volatilidad realizada de Bitcoin ha resultado ser menor que la de algunas acciones de gran renombre. Por ejemplo, en un contexto de dos años, la volatilidad de Bitcoin promedió un 46%, en comparación con el 53% de Netflix en un periodo de 90 días.
Este cambio no significa que Bitcoin se haya vuelto menos arriesgado, sino que podría estar evolucionando hacia una mayor madurez del mercado, similar a lo que sucedió con el oro en sus fases iniciales. La madurez del mercado puede explicar en parte por qué los traders tienden a sobrestimar la volatilidad de Bitcoin. Por lo general, la volatilidad implícita (las expectativas de los traders sobre cómo fluctuarán los precios) ha estado consistentemente por encima de la volatilidad realizada. Esto significa que los traders anticipan movimientos de precios más grandes de los que realmente se materializan. No obstante, el resto de 2024 podría traer un aumento en la volatilidad, ya que la volatilidad implícita sugiere un posible aumento en los movimientos de precios.
Es interesante notar que, a pesar de la volatilidad en caída, Bitcoin ha seguido atrayendo capital. En 2023, Bitcoin experimentó un aumento significativo en su valor, alcanzando un incremento del 150%. En febrero de 2024, la criptomoneda rompió la marca de los 60,000 dólares con una volatilidad mucho menor que en años anteriores. En comparación, cuando Bitcoin alcanzó el mismo umbral en 2021, su volatilidad era casi el doble. Estos acontecimientos sugieren que un entorno de baja volatilidad puede llevar a aumentos en el precio, aunque el futuro siempre es incierto.
Uno de los conceptos que se ha popularizado en los círculos financieros es el de la "energía de los vendedores", una métrica que mide el porcentaje de direcciones de Bitcoin que están en ganancias en relación con la volatilidad del activo. Actualmente, el ambiente del mercado es único y requiere atención cuidadosa por parte de los inversionistas. Mientras algunos se muestran pesimistas, otros ven esta etapa como una oportunidad de compra, esperando que la historia de Bitcoin nuevamente sorprenda al mundo. El panorama actual para Bitcoin representa tanto desafíos como oportunidades. La falta de correlación con el oro y la creciente similitud con el mercado de valores sugieren que los inversionistas deben reevaluar sus estrategias.